[4] En 2011, el escritor y académico Jay Parini lo nombró el poema americano más grande nunca escrito.
[6] Ralph Waldo Emerson también escribió una carta a Whitman, alabando su trabajo por su «ingenio y cordura».
En la sección 32, por ejemplo, Whitman expresa el deseo de «vivir entre los animales» y para encontrar divinidad en los insectos.
«El loco, cuya locura se ha confirmado, ingresa por fin en el manicomio (ya no volverá a dormir, como solía, en el catre del cuarto de su madre); el tipógrafo, de pelo blanco y mentón afilado, se afana en la caja: mientras desmenuza el tabaco de mascar, se le nublan los ojos con el manuscrito; atan los miembros deformes a la mesa de operaciones y lo amputado cae horriblemente en un balde; a la cuarentona joven la venden en pública subasta; el borracho cabecea junto a la estufa de la taberna...».
(Sección 15)[8] En el poema, Whitman enfatiza un todopoderoso «yo» (myself) que sirve como narrador, quién no tendría que ser limitado a o confundido con el Walt Whitman histórico.