Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde fue un poeta y dramaturgo irlandés perteneciente a la época victoriana.
[cita requerida] El poeta Rubén Darío considera a Wilde como un gran poeta, un hombre extravagante que tenía el mundo en su bolsillo, pero a quien de la noche a la mañana la sociedad inglesa le dio la espalda, y cuyas desdichas de la vida hicieron que cayera de lo alto y no lograra recuperarse jamás.
Bella, empática, triste, conmovedora, irritante, reflexiva, espiritual… muchos adjetivos pueden definir esta obra, dependiendo del lector.
[3] Según Wilde, era un extravagante halago literario para un joven que le había dado a revisar un poema.
Wilde afirma que la carta estaría dirigida a cualquier persona que estimara su consentimiento para la publicación de un escrito; no obstante, la sociedad inglesa no interpretó así los versos del autor.
Al empezar a leer la carta, lo primero que el lector reconocerá es despecho.
Para Wilde, la cárcel fue una escuela donde desnudó su alma y aprendió que el sufrimiento da la conciencia al existir.
La gran distinción entre estos amigos era que Bossie basaba sus intereses en la vida y no en el arte, como lo hacía Wilde.
Aun así, Wilde confiesa haber continuado con la relación; incapaz de prever las ominosas consecuencias.
En muchas ocasiones, al culparlo de sus desgracias, Wilde enumera los momentos que satisfizo los deseos de su amigo; y cuántas libras costaba cumplir sus demandas (en esta carta se demuestra la excelente memoria, pues cita fechas, lugares y libras específicas gastadas junto a Bossie).
El tiempo de Wilde en la cárcel permitió que entrara en contacto con su alma; y según él, esto le permitía volverse simple como un niño, y eso es lo que busca Cristo.
Wilde acabó por confiar el manuscrito a su amigo periodista Robert Baldwin Ross, que hizo dos copias dactilografiadas.
La versión corregida se publicó en 1962 en el libro de cartas The Letters of Oscar Wilde.