A partir de la obtención del premio en Ginebra, su carrera internacional se aceleró.
Actuó por primera vez en los Estados Unidos en octubre de 1950 con un recital en el Carnegie Hall.
En marzo del año siguiente, hizo lo mismo en el Metropolitan Opera de Nueva York y cantó regularmente con esa compañía hasta 1961.
[2] En solo tres años y solo siete después de su debut, ya había cantado en los teatros más importantes del mundo.
En 1980 interpretó su última ópera, Pelléas et Mélisande, en el Teatro de la Zarzuela (Madrid), dirigida por Antoni Ros-Marbà.
Paralelamente, se interesó por la música de cámara y desarrolló una amplia carrera como concertista.
Es destacable la atención y la especial sintonía que siempre dedicó al lied, para asombro de los alemanes.
A lo largo de su trayectoria, colaboró con compositores como Frederic Mompou, Xavier Montsalvatge, Joaquín Rodrigo y Eduard Toldrà.
Realizó gran número de grabaciones, entre ellas: Manon, La Bohème, Madama Butterfly, Fausto, Carmen, Werther, Pelléas et Mélisande, Les nuits d'eté.
Era Navidad y Rudolf Bing, gerente del teatro neoyorquino, le suplicó que sustituyera a la italiana en La Traviata.