Jordi Savall

Savall empezó a estudiar (1947-1955) de la mano del maestro Joan Just.

En 1968 se trasladó a Suiza para ampliar su formación en la Schola Cantorum Basiliensis, reivindicando un instrumento antiguo casi olvidado, la viola da gamba, y defendiendo la importancia de la música antigua de la península ibérica.

Entre 1974 y 1989 fundó tres conjuntos, Hespèrion XX (1974, ahora Hespèrion XXI), La Capella Reial de Catalunya (1987) y Le Concert des Nations (1989), con repertorios que van desde la Edad Media al siglo XIX, pero que siempre son interpretados con el máximo rigor histórico.

Según el intérprete, el gobierno es «responsable del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores», así como de «menospreciar a la inmensa mayoría de músicos que con grandes sacrificios dedican sus vidas a mantener vivo el patrimonio musical hispánico, ya que sin ellos todas las músicas medievales, renacentista y barrocas no existirían».

El músico reconoce este espacio como "uno de los lugares con mejores condiciones acústicas del mundo".

[5]​ En él se sirve para inspirarse y registrar sus composiciones, que no son pocas.

[6]​ Su trabajo también incluye la música para películas, habiendo ganado un César (a la mejor música) en 1992 por la banda sonora de Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde), y resultando nominado en los mismos premios en 1998 por la partitura de Marquise.