Sus historias suelen desarrollarse de forma poco convencional; muchas veces mezclan romance, misterio y comedia, e incluyen además escenas improvisadas.
Un año después, se unió ya al Ciné-Club del Barrio Latino y empezó a escribir críticas cinematográficas para la revista Gazette du Cinema.
Luego, con Confidencial (1998), vuelve el relato dramático y quiere rendir homenaje a algunos clásicos del suspense norteamericanos (Hitchcock, Preminger).
En 1952 empezó a escribir para Cahiers du Cinéma al lado de otros críticos, con quienes protagonizaría la nouvelle vague: Éric Rohmer, Jean-Luc Godard, François Truffaut y Claude Chabrol.
Ha trabajado con actores como Bulle Ogier, Michel Piccoli, Anna Karina, Guillaume Depardieu, Sandrine Bonnaire o su colaborador Jean-Pierre Kalfon; por ejemplo, con Jane Birkin recurrentemente.
[4] Pero en ocasiones sigue una norma improvisadora (singular, pese al excelente acabado de su cine ): no usa un guion a menudo, solo entrega una página con una sinopsis, y lo da con muy poca antelación: la víspera o hasta en el día del rodaje.