La religiosa (película de 1966)

Suzanne no imagina la crueldad de sor Sainte-Christine, que la maltrata, la encierra, la azota, le roba su crucifijo, le prohíbe rezar y comer, y prohíbe a las otras monjas que tengan cualquier contacto con ella.

Las monjas acaban creyendo que está poseída, y sor Sainte-Christine pide un exorcista.

El sacerdote ve las heridas y entiende que su devoción a Dios no es propia de una persona posesa.

Su abogado se disculpa y le promete mantenerse en contacto, aunque la Iglesia lo prohíbe.

Suzanne huye con él pero cuando el joven la besa, mostrando que quiere una relación más física, la chica le abandona y se refugia cerca, trabajando como costurera y haciendo tareas tradicionalmente femeninas.

Se acerca a una ventana, y tras pedir el perdón de Dios, salta al vacío.