La novela consiste en una serie de cartas de una supuesta monja, Susana Simonin, que implora al marqués ayuda para anular sus votos, y describe su intolerable vida en el convento al que ha sido destinada contra su voluntad.
El marqués se apiadó de Marguerite e intentó, sin éxito, utilizar su influencia política para liberarla.
[4] Tiempo después, Diderot compiló las cartas en una novela que llamaba la atención sobre la práctica, entonces habitual, de obligar a las jóvenes a tomar los hábitos para que no estorbaran, y la corrupción supuestamente rampante entre el clero y las instituciones religiosas.
Cuando Diderot admitió su papel en la treta, se dice que el marqués rio ante la revelación, algo previsible dado que se había comportado con gran humanidad y generosidad en su deseo de ayudar a la imaginaria Susana.
No obstante, ya en el convento, Susana averigua que en realidad la enviaron allí porque es hija ilegítima, fruto del adulterio de su madre.
En el convento, Susana sufre humillaciones, acoso y violencia por negarse a tomar los votos de la comunidad religiosa.
Susana accede a entrar en la orden, pero las hermanas la condenan al aislamiento durante seis meses por su reticencia anterior.
La Iglesia posee una sociedad jerarquizada, prevalente en la dinámica del poder entre la madre superiora y las jóvenes monjas.