El Palacio Real de Nápoles ( en italiano : Palazzo Reale di Napoli ) es un edificio histórico situado en la Piazza del Plebiscito , en el centro histórico de Nápoles , Italia. Aunque la entrada principal se encuentra en esta plaza, existen otros accesos al complejo, que también incluye los jardines y el Teatro di San Carlo , desde la Piazza Trieste e Trento, la Piazza del Municipio y la Via Acton.
El palacio fue construido a partir de 1600 por el arquitecto Domenico Fontana como residencia de los virreyes españoles , y a mediados del siglo XVII Francesco Antonio Picchiatti realizó numerosas mejoras e intervenciones, como la escalera y la capilla. Carlos de Borbón lo convirtió, a partir de 1734, en la residencia principal de los Borbones de Nápoles durante más de cien años, primero como reyes de Nápoles y Sicilia (1734-1816) y más tarde como reyes de las Dos Sicilias (1816-1861). También fue la residencia de José Bonaparte y Joaquín Murat durante el dominio francés (1806-1815), bajo el cual se llevaron a cabo amplias redecoraciones.
Los Borbones realizaron importantes y constantes modificaciones en los interiores del palacio, apoyándose en grandes artistas como Francesco de Mura o Francesco Solimena . Sin embargo, tras el incendio de 1837, el palacio tuvo que ser reconstruido casi por completo por Gaetano Genovese , quien terminó las alas inacabadas y dio un aspecto homogéneo a todo el complejo.
Tras la unificación italiana (1861) pasó a manos de los Saboya , [1] hasta que Víctor Manuel III lo cedió al Estado en 1919. A partir de finales del siglo XIX, la mitad occidental del palacio se abrió al público como museo del Apartamento Real, y en 1924 su mitad oriental se convirtió en sede de la Biblioteca Nacional , usos que continúan hoy en día.
Al final de la dominación aragonesa , el Reino de Nápoles entró en los objetivos expansionistas de franceses y españoles: ambas potencias se repartieron el territorio con la firma del Tratado de Granada (1500) . En cualquier caso, el tratado no fue respetado y bajo el mando del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba los españoles conquistaron el reino en 1503, iniciándose así el virreinato español . [2] Aunque este periodo, que duró más de doscientos años, ha sido considerado como un período oscuro y devolutivo, pero en realidad la ciudad gozó de un notable fermento cultural y de una burguesía dinámica, así como de una flota mercante de vanguardia, capaz de competir con las de Sevilla y Flandes . [3]
Bajo el mando de Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga se decidió la construcción de un palacio virreinal, obra de los arquitectos Ferdinando Manlio y Giovanni Benincasa. La construcción del palacio se inició en 1543 y se terminó poco después. [4] El nuevo palacio nació en un momento en el que los virreyes dedicaron sus esfuerzos a la reorganización urbana de las ciudades italianas: en Nápoles se remodelaron las murallas y los fuertes y se construyeron los llamados Quartieri Spagnoli . [4]
Cuando Fernando Ruiz de Castro , conde de Lemos, llegó a la ciudad como virrey junto con su esposa, Catalina de Zúñiga, [5] decidió construir un nuevo palacio. El argumento oficial para justificar su construcción fue honrar a Felipe III de España hospedándolo solemnemente en vista de una inminente visita del monarca que, al final, nunca se produjo. [6] [7] Sin embargo, análisis contemporáneos indican que el virrey sabía que Felipe III nunca había tenido intención de trasladar su corte a Nápoles y que el palacio en realidad se construyó para satisfacer los propios deseos del virrey. [8]
La zona elegida para la nueva construcción se situaba en el extremo occidental de la ciudad, sobre la colina de Pizzofalcone, en una posición que permitía dominar el puerto y que facilitaba una vía de escape al rey en caso de un ataque enemigo. Allí estaría junto al Palacio Virreinal, utilizando, de hecho, parte de sus jardines, y junto al Castel Nuovo , la antigua residencia real, reforzando el carácter cortesano de la zona. [2] [9] La elección de esta ubicación también estuvo alentada por el hecho de que la ciudad se estaba expandiendo hacia el oeste: de esta manera, con un edificio tan importante en las proximidades, el precio de los terrenos en las zonas de Pizzofalcone y Chiaia aumentaría. [9]
El proyecto fue confiado a Domenico Fontana , considerado en la época el arquitecto más prestigioso del mundo occidental, que ostentaba el cargo de ingeniero jefe del reino. Fontana había caído en desgracia unos años antes, debido a la muerte de Sixto V en 1590, el papa que le había encargado la realización de numerosas obras en Roma . [10]
La primera piedra se colocó en 1600, [2] en la plaza que en aquellos años llevaba el nombre de Piazza San Luigi. El proyecto definitivo del palacio fue publicado por Fontana en 1604 con el título Dichiarazione del Nuevo Regio Palagio. [11] Sin embargo, los planos originales con los que el arquitecto inició la obra se perdieron y, de hecho, el propio Fontana lo lamentó: [12]
No he podido imprimir los diseños de los trabajos que he realizado en esta ciudad de Nápoles y su reino por falta de tiempo.
—Domenico Fontana
En cualquier caso, se conserva en Roma un plano dibujado por Giovanni Giacomo, probablemente anterior a 1651, que muestra cómo debía ser el palacio según los primeros deseos del arquitecto. En cualquier caso, el diseño original no parece diferir demasiado de su aspecto final, aunque durante su construcción se introdujeron innegables modificaciones. [13] En este diseño, tanto la fachada principal oeste como la norte eran las mismas, mientras que se suponía que se habría construido una estructura en forma de C a lo largo del lado sur que daba al mar. [13] Este diseño fue tan popular que, aunque el palacio todavía estaba en construcción, la prensa de la época a menudo lo mostraba tal como era en los planos y no como se estaba construyendo realmente. Domenico Fontana estaba tan entusiasmado con el proyecto que le habían encargado que hizo grabar las siguientes inscripciones en dos columnas de la fachada: [12]
Domenicus Fontana Patricius Romanus
Eques Auratus viene palatinus inventor
Sin embargo, de este proyecto sólo se completó la fachada principal, mientras que el brazo sureste no se construyó y la fachada sur permaneció inacabada y desordenada hasta su finalización en 1843. [13]
El estilo arquitectónico desarrollado por el arquitecto fue tardorenacentista , con un patio central y una logia interior en el primer piso, adaptando así el proyecto a las exigencias de la época; es decir, a una función de ostentación más que de residencia fortificada. [2] Contaba además con una gran plaza situada justo delante del palacio para desfiles militares y actos públicos. Las obras se llevaron a cabo con diligencia tanto bajo el mandato del conde de Lemos como bajo el de su hijo y sucesor Francisco Ruiz de Castro . Bajo el virrey Juan Alonso Pimentel de Herrera , conde de Benavente, las obras se ralentizaron, probablemente por la escasa disponibilidad de recursos tras las guerras y crisis que azotaron a España o incluso por una cuestión de honor: los Pimentel mostraron poco interés en terminar una obra iniciada por los Ruiz de Castro. [14]
En 1607, tras la muerte de su padre, Giulio Cesare Fontana se hizo cargo de la dirección de las obras. La construcción del palacio continuó rápidamente, hasta que en 1610 Pedro Fernández de Castro , también hijo de Fernando Ruiz de Castro, fue nombrado virrey. [14] En 1616, la nueva sede de la universidad se construyó al final de la Vía Toledo , es decir, en el extremo opuesto al solar en el que se estaba construyendo el Palacio Real. Se denominó Palazzo degli Studi y sería la futura sede del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles . [9] Gracias a unas notas de Alessandro Beratta y a los escritos en un diario de viaje de Confalonieri, tenemos constancia del estado de las obras en ese año: [14]
Ese día vimos la estructura del palacio real, que tiene una fachada de peperino [nota 1] trabajada. En el primer piso hay veintiuna ventanas y tres barandillas; en el segundo piso, hay otras tantas ventanas pequeñas sin barandillas. Debajo, a nivel del suelo, hay un gran pórtico, que da a la calle y sirve de guardia, llevada a cabo por dos compañías de soldados. El interior del palacio no está terminado. Tiene dos grandes escaleras y un gran patio cuadrado con pórticos, de los que aún estaban descubiertos dos lados.
De este escrito se desprende claramente que en aquel momento la obra estaba prácticamente terminada.
Poco después, aunque no se conoce la fecha exacta, comenzaron los trabajos de decoración interior con la ejecución de las pinturas de Giovanni Battista Caracciolo , Belisario Corenzio y Giovanni Balducci . [14]
Desde su finalización, el palacio fue habitado por 22 virreyes españoles y 11 virreyes austriacos. Lejos de permanecer inalterado, el Palacio Real continuó transformándose según los gustos de cada virrey.
El duque de Alba (1622-1629) recibió el encargo de terminar unas bóvedas iniciadas por el conde de Lemos y dedicarlas a las glorias familiares. [15] La Capilla Palatina se terminó bajo el duque de Medina de las Torres, de 1646 a 1648, con un gran retablo de José de Ribera ; en 1656 se realizaron los trabajos de estuco de la bóveda del entrepiso de las ventanas, que tuvieron que ser rehechos a partir de 1688 debido a un terremoto que desplomó la cubierta. No se terminaron hasta 1705. [16]
Bajo el gobierno de Íñigo Vélez de Guevara el Mozo, Conde de Oñate, la primitiva escalera de dos rampas de Fontana, juzgada indigna, fue completamente renovada por Francesco Antonio Picchiatti , siguiendo los deseos del Conde de Oñate, las obras se sucedieron de 1651 a 1666. [17] También fueron redecoradas las dos salas principales del palacio: el «Gran Salón» y el «Salón de los Virreyes», que comenzó a adornarse con retratos de los virreyes a partir de 1503. [18]
Exteriormente, entre 1666 y 1671, en el poder de Pedro Antonio de Aragón , la ampliación más notable se produjo con la construcción de un pequeño pabellón frente al mar, el llamado Belvedere, que serviría de dormitorio a los virreyes y más tarde a los soberanos borbónicos. Adosado a él se encontraba una pequeña terraza ajardinada que fue creciendo con el paso de las décadas hasta convertirse en los actuales «jardines colgantes o jardines del Belvedere». [5] [19]
Del 18 de abril al 2 de junio de 1702, Felipe V visitó Nápoles, siendo por tanto el primer y único soberano español en alojarse en un palacio originalmente destinado a recibir a Felipe III. [20] En 1707 los austriacos tomaron la ciudad en plena Guerra de Sucesión Española , iniciándose el gobierno de los virreyes austriacos que no trajo cambios sustanciales al palacio.
En mayo de 1734 Carlos de Borbón entró en Nápoles, la ciudad se convirtió, una vez más, en la capital de un reino autónomo y no de un virreinato. [21] El nuevo rey encontró el Palacio Real vacío y ruinoso, ya que, desde su construcción, había sido normal que los virreyes se mudaran allí con sus muebles y, una vez finalizado su mandato, se los llevaran consigo. Así lo hizo el último virrey austriaco , Giulio Visconti Borromeo Arese , en marzo de 1734. Lo único que quedó en el palacio fueron las magníficas bóvedas pintadas realizadas por artistas napolitanos del siglo XVII. [22]
Las obras de renovación fueron dirigidas por el ingeniero militar Giovanni Antonio Medrano , más tarde arquitecto del Palacio Real de Portici , y se centraron inicialmente en los apartamentos del rey que daban a la Piazza della Repubblica. Aunque las obras se terminaron en 1740, en 1738, año de la boda de Carlos con María Amalia de Sajonia , estaban casi listas. El palacio se estructuró entonces en torno a dos estancias o apartamentos principales: [23]
En general, en esta primera reforma se conservaron las obras que evocaban la historia de Nápoles y su pasado español como signo de prestigio histórico, mientras que se destruyeron las que hacían referencia al periodo austriaco. De 1735 a 1738 se encargaron grandes frescos celebrativos a pintores napolitanos del barroco tardío como Francesco Solimena , Nicola Maria Rossi , Francesco de Mura y Domenico Vaccaro . Por ejemplo, Rossi pintó un fresco que celebraba la toma de Gaeta en 1734 en la «Sala donde se viste Su Majestad» (Sala IX); Solimena pintó otro fresco del rey a caballo en la «Sala de los Virreyes» (Sala XXII), cubriendo uno anterior de Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico ; y de Mura pintó otro fresco de grandes proporciones en la «Sala de la Guardia» (Sala II) celebrando las virtudes matrimoniales tras la boda real. Por último, el soberano redecoró el interior del palacio con suntuosas colgaduras de mármol y seda. [5] [23] [25]
Durante el reinado de Carlos de Borbón, el Palacio Real de Nápoles fue un lugar de encuentro del estilo de vida francés, la tradición española y la cultura artística italiana. [26]
Durante la minoría de edad de Fernando IV , de 1759 a 1767, cabe destacar la progresiva ampliación del palacio hacia el este (hacia el Castel Nuovo), con la construcción, hacia 1760, del ala oriental que discurría paralela al llamado "Apartamento del Mayordomo" frente al mar y los jardines colgantes sistematizados hacia 1740. Tras estas ampliaciones, se construyeron dos patios interiores denominados "de los Carruajes" y "del Belvedere". [5] [27] También hubo importantes cambios decorativos, como la ampliación en 1763 del Ala del Belvedere frente al mar con el "dormitorio diario de Su Majestad", cuatro gabinetes privados y el estudio del rey; la mayor parte de las estancias decoradas con frescos de Giuseppe Bonito . Sin embargo, la reforma más notable, coincidiendo con el fin de la minoría de edad y el matrimonio del Rey con la archiduquesa María Carolina de Austria en mayo de 1768, fue la transformación del "Grand "Salón" en un teatro de corte del barroco tardío por Ferdinando Fuga . [25]
A partir de 1780, el interés de Fernando IV y María Carolina se dirigió al Palacio de Caserta , donde se habían terminado sus apartamentos. A partir de entonces, la corte pasaría al menos la mitad del año fuera de Nápoles.
La llegada de los franceses en 1806 y el comienzo de los reinados de José Bonaparte (1806-1808) y Joaquín Murat (1808-1815) no supusieron grandes cambios arquitectónicos en el palacio real, pero sí importantes transformaciones interiores y decorativas, la mayoría de las cuales han desaparecido hoy. Los monarcas napoleónicos tuvieron que ocuparse en primer lugar de una remodelación general del palacio, que Fernando IV había vaciado cuando se exilió en Palermo en 1798 y 1806. Aunque ya se habían producido algunas intervenciones bajo el reinado de José, de 1809 a 1810 las reformas fueron esencialmente funcionales, para convertir el palacio en una residencia habitable. De 1810 a 1814 se llevaron a cabo las obras más importantes, pero nunca se terminaron. [28]
Además de un «gran apartamento de ceremonia» conjunto, Joaquín Murat y Carolina Bonaparte tenían cada uno un «apartamento de honor» y un «apartamento ordinario»; los apartamentos de Murat se concentraban en el núcleo occidental del palacio, mientras que los de Carolina se agrupaban en el ala oriental, antiguamente destinada a los príncipes reales (hoy sede de la Biblioteca Nacional de Nápoles ). El jardín del Belvedere era la conexión entre los apartamentos privados de la pareja real y también una zona de juegos para sus hijos. Entre las transformaciones de la época, cabe destacar el nuevo teatro de Caroline Murat en el ala oriental o el dormitorio en forma de tienda militar para Joaquín en el ala del Belvedere. [28]
La caída de los Bonaparte en 1815 impidió posteriores transformaciones, como la nueva sala del trono en la «Galería de los Embajadores» (hoy Sala 8). Sin embargo, dos espacios quedaron profundamente marcados por ese período. Por un lado, la Capilla Real, a la que José Bonaparte ya había añadido el suntuoso altar de pietra dura procedente de Santa Maria degli Scalzi , fue remodelada en estilo bizantino e inaugurada en 1814; aunque sería reconstruida tras el incendio de 1837 y destruida durante la Segunda Guerra Mundial. [28] Por otro lado, en la «Sala de los Virreyes» desapareció la galería de retratos de éstos y se transformó en antiquarium , añadiéndose copias en yeso de las esculturas de la colección real; debido al Hércules Farnesio la sala empezó a llamarse «Sala de Hércules», las esculturas también se perdieron en 1837. [29]
Tras la reconquista de Nápoles por los Borbones, en el palacio sólo se produjeron modificaciones cosméticas pero de gran simbolismo. En 1818, Fernando IV, ahora Fernando I de las Dos Sicilias , emprendió la redecoración completa de la Sala del Trono, resacralizando el espacio después del interludio napoleónico. Antonio de Simone diseñó los estucos del techo con catorce alegorías que representan las provincias, unidas alrededor del trono, del nuevo Reino de las Dos Sicilias creado en 1816 unificando las de Nápoles y Sicilia . Toda la sala también estaba cubierta con un terciopelo rojo que colgaba con lirios borbónicos dorados . [30]
En esa época se perpetuó la división del palacio en dos polos ideada bajo los Bonaparte. En el lado occidental, frente al Largo di Palazzo, se encontraba el «Gran Apartamento del Rey», mientras que en el ala oriental, frente al Castel Nuovo , se encontraba el «Apartamento de Recepción» del Duque de Calabria , que disfrutaba del antiguo teatrillo de Caroline Murat, así como de sus habitaciones privadas y alojamiento para sus hijos. Durante su breve reinado, Francisco I continuó habitando estos mismos apartamentos, y después de su muerte, fueron ocupados por su viuda, la reina madre María Isabel de España . [29]
El 6 de febrero de 1837, a las 5 de la mañana, se declaró un incendio en los aposentos de la reina madre en el ala este, destruyendo gran parte de la mitad oriental del palacio. [31] Tras el desastre, se hizo necesaria una nueva restauración de todo el complejo. El rey Fernando II encargó la renovación al arquitecto Gaetano Genovese , quien llevó a cabo la obra entre 1837 y 1844, restaurando las partes dañadas por el fuego, ampliando y terminando otras y redecorando los interiores. Genovese siguió las tendencias neoclásicas e historicistas imperantes en la época, sin abandonar la arquitectura original de Domenico Fontana , para dar un aspecto homogéneo a todo el complejo. [32]
Durante las obras se remodeló completamente el ala oriental que daba al Castel Nuovo; se demolió el ala del Belvedere; se completó la fachada sur inacabada que daba al mar, uniéndola con la fachada existente de la época de Fontana y coronando la sección central con un nuevo mirador de mármol blanco; y se trasladaron al segundo piso los apartamentos privados de Fernando II y María Teresa de Austria , dejando los antiguos apartamentos del primer piso solo para recepciones oficiales. [25] El entorno del palacio también sufrió importantes transformaciones. Entre 1841 y 1843 se demolió el palacio virreinal, creándose en su lugar la Piazza San Ferdinando (hoy Piazza Trieste e Trento), y Friedrich Dehnhardt creó un nuevo jardín trasero romántico demoliendo viejos establos y otros edificios. [9]
El Palacio Real estaba formado entonces por varias estancias agrupadas en torno a dos núcleos. En el occidental, que constituye el palacio original , se encontraban el Apartamento de Etiqueta del Rey y la Reina (actual Apartamento Real) y el Apartamento del Rey en la planta baja destinado a recepciones privadas (hoy cerrado).
En el ala oriental (hoy Biblioteca Nacional), formada por las ampliaciones de los siglos XVIII y XIX, se encontraban el Apartamento de las Fiestas y el Apartamento del Duque de Calabria, en el primer piso; y la Biblioteca Palatina, el Gabinete de Física del Rey y el Apartamento Privado del Rey y la Reina en el segundo piso.
La decoración de los espacios de nueva creación, así como las renovaciones de algunos de los antiguos, se alejaron del neoclasicismo academicista y adoptaron un enfoque más ecléctico e historicista, cercano a la exuberancia de Percier y Fontaine . [33]
Pocos cambios se produjeron durante el breve reinado de Francisco II, quien el 6 de septiembre de 1860 tuvo que abandonar el palacio y la ciudad ante la amenaza de las tropas garibaldinas . Antes de partir, el soberano empacó algunas de sus posesiones más preciadas, que fueron enviadas a Capua y Gaeta , entre las que se encontraban la preciada Pala Colonna de Rafael , el retrato de Alessandro Farnese de Tiziano , un busto de mármol del papa Pío IX , las reliquias de Santa Jasonia, sesenta y seis relicarios, un retrato de Luis XVIII , jarrones, porcelanas, una mesilla de noche con vistas de París sobre platos de Sèvres , manteles, ropa de casa, colchones y cojines, veintiséis cajas que contenían platería, siete déjeuners y ciento quince candelabros de plata. Sin embargo, gran parte del guardarropa de la reina María Sofía y la fortuna personal del rey depositada en el Banco di Napoli se quedaron atrás. [34]
Tras la caída del Reino de las Dos Sicilias en 1860 y la proclamación del Reino de Italia , el palacio se convirtió en la residencia de la Casa de Saboya . El nuevo propietario del palacio, Víctor Manuel II , visitó el palacio por primera vez el 7 de noviembre de 1860, apenas dos meses después de que Francisco II de las Dos Sicilias se marchara, y no parece que volviera a alojarse allí. [35] [36] Las visitas de la nueva dinastía a la ciudad fueron generalmente esporádicas. [37] Solo de 1868 a 1870, el palacio sirvió como residencia permanente para el príncipe Humberto y la princesa Margarita , recién casados en abril de 1868. Fue en este palacio donde nació el futuro rey Víctor Manuel III el 11 de noviembre de 1869. [6] La pareja abandonó la ciudad tras la toma de Roma en septiembre de 1870.
Tras ascender al trono en 1878, la nueva pareja real regresó a Nápoles, pero sus estancias fueron siempre agridulces. En 1878 fueron víctimas del intento de asesinato de Giovanni Passannante , en 1883 volvieron para consolar a los heridos del terremoto de Casamicciola y en 1885 volvieron para atender a las víctimas del cólera . Más afortunada fue la visita de 1889, tras la inauguración del Corso Umberto I. El príncipe de Piamonte , el futuro Víctor Manuel III, también residió en Nápoles de 1891 a 1896. Sin embargo, la familia real a menudo prefería el palacio de Capodimonte , que estaba más aislado y tenía un jardín más grande. [38] [39]
Las primeras décadas después de la Unificación fueron también las de un lento proceso de vaciamiento de los tesoros del palacio: de 1862 a 1864 varias pinturas modernas fueron trasladadas a Capodimonte, en 1864 se trasladó la Armería y en 1873 las porcelanas, ambas también a Capodimonte; en 1878 varios tapices fueron llevados al Palacio del Quirinal , en 1879 los instrumentos del Gabinete de Física pasaron a la Universidad de Nápoles , antes de 1884 los carruajes reales partieron hacia el Palacio Pitti , el archivo musical fue cedido al Conservatorio en fecha incierta y en 1921 fue el turno del Archivo de la Casa Real, integrado en el Archivo de Estado de Nápoles . [40]
Sin embargo, también merecen la pena destacar algunas intervenciones específicas en el palacio, como el suntuoso mobiliario neobarroco de la Primera Antecámara, realizado entre 1862 y 1864; los escudos de las provincias del nuevo Reino de Italia pintados en la Sala de Hércules hacia 1868 o el maruflaje de la Asunción de Domenico Morelli realizado para la Capilla Real en 1869. [41] Otro cambio notable fue la sustitución de la flor de lis borbónica por la cruz de Saboya en varios lugares del palacio, incluida la escalera principal, el teatro de la corte y el propio trono. Sin embargo, la intervención más importante y controvertida sería la instalación, en 1888, en los nichos de la fachada principal, de ocho esculturas de los reyes más importantes de Nápoles, entre ellos Víctor Manuel II, a pesar de que nunca ostentó ese título. [42]
Asimismo, el núcleo del palacio fue trasladado al ala oriental, un proceso que ya había comenzado con la reforma de Fernando II. Umberto y Margherita se instalaron en el antiguo apartamento de Carolina Bonaparte , de duque de Calabria y luego de Francisco II. Su hijo, el príncipe Víctor Manuel (III), lo hizo hacer [ vago ] justo encima, en los apartamentos privados de Fernando II . Los apartamentos fueron amueblados con suntuosos muebles nuevos de estilo neobarroco y neorococó , así como con una amplia colección de pinturas contemporáneas que la reina Margherita había ido coleccionando. [36]
En el antiguo corazón del palacio, el ala oeste, el llamado "Apartamento de Gala", estaba regularmente abierto al público. [43]
El mayor cambio en la historia del Palacio Real de Nápoles se produjo en 1919, cuando el rey Víctor Manuel III cedió el palacio, junto con muchas otras residencias reales, al estado. Tres años más tarde, entre 1922 y 1924, siguiendo el impulso de Benedetto Croce , se instaló la Biblioteca Nacional de Nápoles en el ala oriental del palacio, la que había sido ocupada por los diversos soberanos y sus familias desde mediados del siglo XIX. Esta instalación supuso el traslado y almacenamiento del mobiliario y la pérdida de parte de la decoración para dar paso a las estanterías de la biblioteca. Sólo en el lado oeste estaba abierto al público el «Apartamento de Gala», desde entonces llamado «Apartamento Real». [5] [42]
En 1931 se instalaron en el palacio los últimos miembros de la realeza que vivieron allí: el príncipe heredero Humberto II y su esposa, la princesa María José de Bélgica . El 24 de septiembre de 1934 nació en el palacio su primogénita, la princesa María Pía de Saboya ; a partir de entonces, la pareja prefirió la privacidad de la Villa María Pía en Posillipo . [44]
Durante la Segunda Guerra Mundial, el palacio sufrió daños considerables. [6] El 4 de agosto de 1943, durante un bombardeo aliado, el tejado del teatro de la corte, la capilla y el puente del jardín colgante, entre otras zonas, fueron destruidos. [45] Posteriormente, el palacio fue utilizado como club de beneficencia por las tropas angloamericanas entre 1943 y 1945. Durante este período se produjeron numerosos robos de obras de arte y se destruyó una gran cantidad de cortinas y tapices del Apartamento Real. Los muebles no tuvieron tanta mala suerte, ya que fueron trasladados a un lugar seguro al comienzo del conflicto. [46]
La restauración se llevó a cabo entre 1950 y 1954: se recuperaron las pinturas, en algunos casos repintadas; se reinstalaron los muebles originales y se reconstruyeron los elementos de seda fabricados originalmente en San Leucio utilizando los antiguos telares. [46]
En 1994, la sede del gobierno regional , que desde principios del siglo XX se ubicaba en el Palacio Real, fue trasladada definitivamente a otro emplazamiento. [47] A mediados de la segunda década del siglo XXI se restauró la fachada y se renovaron algunas zonas del Apartamento Real. [48] entre ellas el teatro de corte. [49]
La fachada principal del Palacio Real da a la Piazza del Plebiscito y fue terminada en 1616. Tiene ciento sesenta y nueve metros de longitud [6] y hasta 1843 fue adyacente a la del Palacio Virreinal, que fue demolido para dar paso a la Piazza Trieste e Trento. [50] La fachada está hecha de ladrillos cocidos de arcilla rojiza, piperno y piedra volcánica de los Campos Flégreos . La impronta tardorrenacentista y manierista se aprecia en la superposición de varios órdenes, típica de los edificios teatrales de la antigua Roma, como el Coliseo o el Teatro de Marcelo ; mientras que la manierista se aprecia en el diseño modular de la fachada que podría repetirse hasta el infinito ya que no tiene ningún elemento que marque su inicio o su fin, del mismo modo que, en la parte superior, no encuentra conclusión por carecer de cornisa. [11] Sin embargo, originalmente la cornisa estaba coronada por obeliscos, jarrones y tres espadañas dispuestas verticalmente en cada entrada. Todo ello fue eliminado a principios del siglo XIX, quedando únicamente la espadaña central con el reloj. [12]
La articulación arquitectónica sigue los tratados de Vitruvio : las pilastras se disponen verticalmente y los tres órdenes (a nivel del suelo encontramos el orden toscano , seguido del jónico y, por último, el corintio ) se disponen horizontalmente. Por otra parte, destaca el uso bicolor de los materiales para resaltar los elementos arquitectónicos (en piedra gris) sobre los muros (en ladrillo rojizo), una técnica que tendrá mucho éxito en Nápoles. [51]
Originalmente, la parte inferior tenía pórticos a lo largo de toda su longitud, una decisión muy innovadora para la época, diseñada por Fontana para que la gente pudiera pasear por allí incluso con mal tiempo. Sin embargo, después de la revuelta de Masaniello y debido a los problemas estructurales de los pilares, que estaban siendo aplastados, en 1753 los arcos fueron tapiados según el proyecto de Luigi Vanvitelli . [52] Se abrieron nichos en las nuevas murallas, pero no fue hasta 1888 que se colocaron en ellas las estatuas de los principales reyes de Nápoles , [6] con la intención de mostrar una cierta continuidad entre la Casa de Saboya y las dinastías anteriores de la historia napolitana. De izquierda a derecha, podemos reconocer a Roger II de Sicilia, obra de Emilio Franceschi; Federico II de Suabia, de Emanuele Caggiano; Carlos de Anjou, de Tommaso Solares ; Alfonso V de Aragón, de Aquiles De Osas; Carlos V de Habsburgo, de Vincenzo Gemito ; Carlos de Borbón, de Raffaele Belliazzi; Joachim Murat, de Giovanni Battista Amendola y Víctor Manuel II de Saboya, de Francesco Jerace. [53]
En el centro de la fachada principal se encuentra el portal de acceso, flanqueado por dos columnas pareadas de granito, y coronado con el escudo de Felipe III , ya planeado por Fontana para enfatizar la función pública del palacio. Junto a él, a cada lado, se encuentran dos escudos más pequeños pertenecientes a Juan Alonso Pimentel de Herrera y Pedro Fernández de Castro , virreyes de Nápoles cuando se construyó el palacio. [54] Bajo la cornisa del balcón se encuentra el escudo de los Saboya . [55] También hay dos placas: una en conmemoración del inicio de las obras por orden de Fernando Ruiz de Castro y su esposa Catalina de Zúñiga; y la otra, con una inscripción que alaba la belleza del edificio. Bajo las placas hubo, hasta principios del siglo XVIII, dos estatuas que representan a la Religión y la Justicia. Las dos garitas a ambos lados de la entrada principal fueron realizadas en los primeros años del siglo XVIII. [56] A lo largo de la fachada y en el patio de honor hay, entre la planta baja y el primer piso, un friso con triglifos y metopas en el que están los emblemas de la Monarquía Hispánica y sus posesiones en Europa, obtenidos en gran parte después del Tratado de Cateau-Cambrésis de 1559 : el castillo de tres torres de Castilla ; el león rampante de León ; la serpiente devorando a un cautivo, que simboliza el Ducado de Milán ; el escudo con las cuatro barras verticales de Aragón ; la cruz con las cuatro cabezas de moro , símbolo del Reino de Cerdeña ; y los emblemas de Navarra , Austria , Portugal , Granada y Jerusalén . [57] [55]
La más larga de todas, la que discurre hacia el sur por la Via Acton, fue realizada en distintas fases: su mitad oriental a principios del siglo XVII según los diseños de Fontana y la mitad oriental, incluido el mirador central, de 1837 a 1844 por Gaetano Genovese. La fachada norte que da a la Piazza Trieste e Trento también es del mismo arquitecto, completada entre 1841 y 1843 después de la demolición del Palacio Virreinal. Mientras que los arquitectos Francesco Gavaudan y Pietro Gesuè fueron los responsables de la conexión con el Teatro San Carlo . [58]
Ambas fachadas imitan la articulación arquitectónica diseñada por Fontana para la fachada principal, y ambas tienen forma de C y contienen un jardín en su centro, la fachada sur los llamados Jardines Colgantes y la norte el Jardín Italiano, en cuyo centro se encuentra la estatua de la Libertad , realizada por Francesco Liberti en 1861, una clara referencia a la unificación italiana . [59] Además, esta fachada norte está parcialmente porticada para sostener una terraza. Tiene una entrada de cristal que conduce directamente a la gran escalera, decorada con dos pares de estatuas de yeso del Palazzo degli Studi y colocadas allí durante la restauración de Genovese. Se trata de copias del Hércules Farnesio y de la Flora Farnesiana en un lado, y de la Minerva y de Pirro y Astianacte en el otro. [60]
Según el proyecto original de Domenico Fontana, delante de cada entrada se abrirían tres patios , que estarían conectados entre sí por pasillos abovedados. Sin embargo, finalmente se construyó solo el patio central de entrada, el llamado Patio de Honor ( Cortile D'Onore ) , que tiene forma cuadrada, con cinco arcos a cada lado. [61] El arco central de cada lado es un arco rebajado de dimensiones mayores que los demás. Alrededor del patio, en el primer piso, hay una logia , originalmente abierta, pero que finalmente se cerró con grandes ventanales. En un nicho en la parte oriental del patio había originalmente una cisterna, que fue reemplazada durante los años 40 por una fuente decorada con una estatua de Fortuna . La fuente, realizada en 1742 por Giuseppe Canart, fue encargada por Carlos de Borbón y originalmente estaba ubicada cerca del puerto. Tras una investigación, se ha descubierto en algunos lugares un pavimento de ladrillo en forma de espiga . [62]
Durante la construcción del nuevo brazo sur del palacio, entre 1758 y 1760, se crearon dos nuevos patios: uno en el mismo eje que el patio de honor, justo detrás de él, que se llama Patio de los Carruajes, mientras que el otro es el Patio del Belvedere. [63]
A pesar de haber sido construido en diferentes épocas, el Patio de los Carruajes ( Cortile delle Carrozze ), llamado así porque contenía las cocheras, es arquitectónicamente cercano al estilo que Domenico Fontana dio al palacio, aunque no faltan elementos diferentes como el uso del estuco en lugar del piperno y las pilastras angulares . [63] El patio es de forma rectangular, y tiene una cisterna elíptica de mármol en el centro. Está conectado con el patio de honor y la explanada de los baluartes por dos corredores de servicio con arcos rebajados. La cochera, construida en 1832 por Giacinto Passaro, sustituyó a la existente del siglo anterior, obra de Ferdinando Sanfelice , principalmente por motivos estéticos, ya que la nueva estaba alineada con la fachada del palacio mientras que la anterior estaba situada oblicuamente. La nueva cochera es un espacio dominado por una línea central de nueve columnas de orden dórico , sobre las que todavía se pueden admirar escudos rojos con la corona de Humberto I de Italia . La disposición de las ventanas fue modificada por Genovese en 1837 para adaptarla a las necesidades del Patio del Belvedere. [64]
El Belvedere ( Cortile del Belvedere ) nació como límite hacia el mar del primer núcleo del palacio y originalmente tenía forma de C. Estaba cerrado por una logia, que sería modificada como consecuencia de la construcción de los nuevos cuerpos del palacio en el siglo XVIII, [64] con la inserción de arcos rebajados en la parte oriental. Posteriormente, el patio sufrió modificaciones entre 1837 y 1840, cuando, para el acceso al patio, se realizó un arco triunfal con semicolumnas jónicas y corintias de falso piperno. Entre la planta baja y el primer piso, el patio está decorado con una banda dórica con metopas , también en falso piperno, y triglifos . [65] Desde el Patio del Belvedere se accede a diferentes zonas del palacio: a la izquierda se encuentra la Escalera de los Invitados, que conduce al Vestíbulo (sala XX) del Apartamento Real y al pequeño puente, destruido en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y reconstruido sobre los mismos soportes, que lo comunica directamente con los jardines colgantes. [65] Desde el patio se accede también a un apartamento privado con decoraciones de estilo pompeyano, originalmente reservado a las reuniones oficiales de Fernando II de las Dos Sicilias , que posteriormente se convirtió en sede de la superintendencia; y también a un puente que, superando el foso defensivo, conducía al bastión del Castel Nuovo y a una pendiente que conducía a las caballerizas . [66]
Los Apartamentos Reales ( en italiano : Appartamento Reale ) son la parte actualmente abierta a los visitantes y se encuentran en el piano nobile del núcleo occidental del palacio. A lo largo de su historia ha sufrido varios cambios de uso y de nombre: de 1616 a 1734 fue utilizado como apartamento de los virreyes españoles y austríacos y sus consortes; de 1734 a 1806 fue el apartamento público y privado del rey y la reina de Nápoles ; de 1806 a 1815 sirvió como apartamento "honorario" y "ordinario" de José Bonaparte y Joaquín Murat ; más tarde fue llamado "Gran Apartamento de Su Majestad el Rey" y Fernando I y Fernando II fueron los últimos en habitarlo. Tras la reestructuración llevada a cabo entre 1837 y 1844 por Gaetano Genovese, pasó a llamarse «Apartamento de Etiqueta del Rey y de la Reina» y se utilizó exclusivamente para recepciones, ya que los soberanos se trasladaron al segundo piso del ala oriental. [29] En las guías turísticas de principios de siglo se le denominaba simplemente «Apartamento de Gala», y se podía visitar de jueves a domingo de 11 a 16 horas, previa solicitud de permiso. [43]
Cuando el palacio dejó de ser propiedad de la Corona y pasó al Estado en 1919, el Apartamento Real se convirtió en uno de los institutos de antigüedades y arte (hoy llamados museos nacionales italianos ). Su actual aspecto museístico se debe a la restauración realizada entre 1950 y 1954 para paliar los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial , cuando varios techos resultaron dañados por los bombardeos aliados y las colgaduras de seda de veinte habitaciones fueron retiradas cuando el apartamento se transformó en un Welfare Club (club social) para las tropas inglesas de ocupación. [67]
Originalmente, para acceder a las habitaciones del rey se utilizaban llaves de plata y oro, custodiadas por los caballeros de cámara, algunas de las cuales se encuentran en el Museo Civico Filangieri donadas por nobles napolitanos. [68]
La decoración actual refleja los gustos de las diferentes dinastías y personajes históricos que han vivido allí, así como los diferentes mensajes políticos propios de un edificio que representó la cumbre del poder en el reino. La fecha de referencia es el inventario realizado por la familia Saboya en 1874, que describe las estancias tras las modificaciones tardoborbónicas (1837-1844) y algunos ligeros cambios introducidos tras la Unificación en 1860. [69]
En primer lugar, destacan los frescos, que abarcan fundamentalmente el periodo virreinal con obras de Belisario Corenzio de inspiración renacentista romana o Giovanni Battista Caracciolo en una línea más caravagesca ; el periodo barroco de Carlos de Borbón con grandes frescos alegóricos con trampantojo de Solimena, Vaccaro o de Mura; y finalmente obras historicistas y neomedievales de mediados del siglo XIX.
Las pinturas de las salas corresponden también a diferentes épocas, destacando las escuelas nórdicas y europeas de los siglos XVI y XVII procedentes de la colección Farnesio heredada por Carlos de Borbón; las pinturas caravaggescas y los retratos holandeses que Domenico Venuti compró para Fernando I y los grandes retratos de corte de la familia real. [70] También hay pinturas más intimistas y contemporáneas procedentes de los apartamentos del ala este, como las pinturas trovadorescas encargadas por los Murat a artistas como Louis Nicolas Philippe Auguste de Forbin o las pinturas crónicas de los grandes momentos de los reinados de Francisco I y Fernando II de Salvatore Fergola y Frans Vervloet. Sin embargo, debido al envío de las pinturas más importantes al Real Museo Borbónico entre 1829 y 1832 y al traslado de las pinturas al Capodimonte a partir de 1862, la colección pictórica del palacio aparece hoy más dispersa y empobrecida que antes, con sus series e iconografías fragmentadas. En el inventario de 1874, las pinturas recibieron una importancia especial, junto con los muebles, tapices, colgaduras floreadas y grandes espejos neobarrocos, por crear una atmósfera suntuosa. [71] [72]
El mobiliario, de estilo barroco , rococó e historicista, fue realizado por ebanistas napolitanos entre los siglos XVIII y XIX o traído de Francia durante la estancia de Murat en Nápoles, junto con alfombras y tapices , algunos de ellos tejidos en la Real Fábrica de Tapices de Nápoles. También son de destacar los relojes franceses, las porcelanas, especialmente de Sèvres , chinas y rusas; las esculturas de bronce y mármol y las obras en piedra dura. Muchas de las exposiciones proceden de otras partes del palacio, especialmente del ala oriental, que fue completamente despojada de muebles cuando se instaló allí la Biblioteca Nacional. [70]
En cualquier caso, el palacio no posee una verdadera colección, sino más bien piezas sueltas, ya que durante el siglo XIX, por iniciativa de los Borbones y sobre todo de los Saboya, muchas obras fueron trasladadas a otros museos (ver Historia). [69]
El Apartamento Real está compuesto por una gran escalera, un deambulatorio, una capilla, los jardines colgantes y la Galería y Sala de Hércules, además de las estancias que componen el apartamento del Rey y el apartamento de la Reina.
El lado norte del patio, ortogonal a la fachada, estaba ocupado originalmente por una modesta escalera de dos rampas, obra de Domenico Fontana . Sin embargo, tras la revuelta antiespañola de 1647 , el virrey Iñigo Vélez de Guevara encargó una nueva y monumental escalera a Francesco Antonio Picchiatti. El nuevo espacio se construyó entre 1650 y 1670 en Piperno, y se inspiró en la inmensa escalera del Real Alcázar de Toledo , construida por Alonso de Covarrubias y Juan de Herrera entre 1550 y 1605. [73] La nueva escalera, que ocupaba todo un lado del patio de honor, se construyó acorde con la importancia que la ceremonia austríaca daba a estos espacios. Montesquieu la calificó en 1729 como la más bella de Europa, [74] sin embargo tuvo que ser reconstruida tras el incendio de febrero de 1837. [58]
El nuevo diseño en un grandioso estilo neoclásico tardío fue obra de Gaetano Genovese . En 1841 el problema de la luminosidad de la escalera se resolvió con la demolición del anexo del palacio virreinal, la creación de la Piazza Trieste e Trento y la apertura de grandes ventanales con marcos de hierro. Sin embargo, no fue hasta 1858 cuando Francesco Gavaudan completó la decoración [58] caracterizada por suntuosos mármoles como el mármol rosa, el porto venere , el rojo de Vitulano , la breccia rosata de Sicilia , el mármol de Mondragone y el lumachino de Trapani . [74] Por su parte, la bóveda del claustro que la cubre está decorada con estucos blancos sobre fondo gris, representando guirnaldas y los escudos del Reino de Nápoles , de Sicilia , de Basilicata , de Calabria y, aunque fue añadido posteriormente, de la Casa de Saboya . [74] Finalmente, las paredes laterales están decoradas con esculturas de las virtudes cardinales : de un lado, la Fortaleza de Antonio Calì y la Justicia de Gennaro Calì ; del otro, la Clemencia de Tito Angelini y la Prudencia de Tommaso Scolari; [55] y, flanqueando la sección central, dos bajorrelieves en mármol de Carrara que representan la Victoria entre el Genio de la Fama y el Coraje , de Salvatore Irdi, y la Gloria entre los símbolos de la Justicia, la Guerra, la Ciencia, el Arte y la Industria , de Francesco Liberti. [74]
El deambulatorio del primer piso está formado por cuatro corredores que rodean el patio de honor: originalmente era una logia abierta que, durante la restauración del siglo XIX, se cerró mediante grandes ventanales. En esta época, las bóvedas fueron decoradas con estucos de Gaetano Genovese. [75] Desde el deambulatorio se abren las habitaciones del apartamento real: en el primer brazo, que corre paralelo a la fachada hacia la Piazza del Plebiscito , se encuentran el teatro de la corte y las salas de audiencias; en el segundo están las habitaciones privadas del antiguo apartamento privado, que dan al jardín colgante; en el tercero, orientado hacia el este, están la Sala de Hércules y la capilla real; y, por último, el cuarto brazo conduce a la gran escalera, desde la que se puede ver a través de una vidriera la Piazza Trieste e Trento, con una vista, a lo lejos, del monasterio cartujo de San Martino. [17] Esta disposición se ha conservado inalterada, ya que fue diseñada por Domenico Fontana. Las puertas que dan acceso al deambulatorio están lacadas en blanco, son de estilo neoclásico y fueron construidas en la década de 1930. [76]
El Teatro de la Corte (Sala I) fue originalmente la «Sala Regia» o «Sala Maggiore» y era la sala más grande según el proyecto de Fontana. Desde el principio se utilizó para bailes, comedias y festejos, y a partir de 1648 Picchiatti decoró su techo con suntuosos estucos dorados y pinturas por orden del virrey conde de Oñate. Esta renovación se produjo paralelamente a la creación de otra gran sala ceremonial en palacio, la «Sala de los Virreyes» (actualmente Sala de Hércules). Durante el reinado de Carlos de Borbón se utilizó regularmente para representaciones teatrales y se instaló en ella un gran escenario. [77] Su aspecto actual, sin embargo, se remonta a 1768, cuando con motivo de la boda de Fernando IV y María Carolina de Austria fue completamente remodelada por Ferdinando Fuga en estilo barroco clasicista. [78]
Tras los graves daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial, el escenario y el techo tuvieron que ser reconstruidos entre 1950 y 1954, con frescos pintados por Francesco Galante, Alberto Chiancone , Vincenzo Ciardo y Antonio Bresciani . Estos autores retomaron en sus pinturas los temas de los frescos originales de Antonio Dominici y Crescenzio La Gamba. En los nichos se encuentran las estatuas originales de cartapesta realizadas por Angelo Viva , que representan a Minerva , Mercurio , Apolo y las nueve Musas . [79]
La Primera Antecámara (sala II) sirvió como «Sala del Cuerpo de Guardia» durante la época de Carlos de Borbón, mientras que durante la época de los Saboya se llamó «Comedor del Cuerpo Diplomático». [80] La característica más notable del período carolingio es el fresco, pintado entre 1737 y 1738, en conmemoración de la boda entre el monarca y María Amalia de Sajonia . Pintado en una bóveda de claustro , fue obra de Francesco de Mura , mientras que los trampantojos fueron de Vincenzo Re. [78] Representa el Genio Real y las virtudes del Rey y la Reina (estas son Fortaleza , Justicia , Clemencia y Magnimidad para el soberano, y Lealtad , Prudencia , Coraje y Belleza para la reina). También estaba pintada Imeneo , diosa de las bodas, aplastando el Mal. En los cuatro lados se encuentra la Alegoría de las Cuatro Partes del Mundo , en monocromo, sobre fondo de oro. [81] Sobre un caballete se muestra un fragmento de la decoración barroca primitiva de la bóveda, datada entre 1622 y 1629 y que representa las hazañas de Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba . [82] Las puertas, pintadas al temple sobre fondo de oro, se atribuyen al taller de Antonio Dominici y fueron realizadas entre 1774 y 1776. [81]
Toda la decoración de la sala fue completamente rehecha en estilo neobarroco en 1862 por Pietro Cheloni, siendo el primer espacio redecorado en época de Saboya. Junto a las grandes consolas y espejos se colocaron también dos grandes tapices gobelinos , regalo de la Nunciatura Apostólica en Nápoles en 1719 y dedicados al Rey Sol , representado a través de la Alegoría de los Elementos. [83] Sin embargo, durante la ocupación aliada esta sala fue utilizada como sala de espectáculos para las tropas inglesas. [84] por lo que se perdieron varios elementos decorativos, como el parqué, los suntuosos marcos de los tapices, los apliques de pared o las sobrepuertas de rocalla con medallones. El mobiliario se completa ahora con taburetes que datan de 1815. [78]
La Sala Neoclásica (sala III) , llamada así por su estilo decorativo , fue diseñada por Gaetano Genovese . [85] En sus paredes se encuentran pinturas como la Escalera del Palacio Real con la salida de las princesas borbónicas tras la boda , de Antonio Dominici, y la Capilla Real de Nápoles con la boda de María Teresa y María Luisa de Borbón con Francisco II de Habsburgo y Fernando III de Lorena , acontecimiento que tuvo lugar el 12 de agosto de 1790. También hay varias pinturas al temple sobre papel, realizadas por Anton Hartinger y Franz Xaver Petter , que pertenecieron a María Isabel de España . En un nicho de la exedra hay una estatua de mármol de Giovanni De Crescenzo que data de 1841 y que representa a una Ninfa Alada . [85]
La Segunda Antecámara (sala IV) fue en tiempos de Carlos de Borbón la «Antecámara de los Oficiales». [80] Conserva un techo de época virreinal y estilo manierista que representa los episodios gloriosos del reinado de Alfonso V de Aragón ,{{refn|group="note"|Los frescos, cuyos títulos fueron transcritos en las diferentes cornisas, representan sucesivamente Alfonso entra en Nápoles , Cuidado de las artes y las letras , La ciudad desde Génova ofrece las llaves a Alfonso el Magnánimo, Alfonso entrega la Orden del Toisón de Oro a Alfonso, y La investidura real de Alfonso. El mismo tema se puede encontrar en algunos palacios romanos construidos también por Fontana para el papa Sixto V, y fue pintado por Belisario Corenzio y su taller alrededor de 1622. [86] Las paredes contienen pinturas del Seicento , como el Paramento de San Aspreno de Massimo Stanzione . Allí también se encuentra la famosa Pala Colonna de Rafael, adquirida por el rey Fernando IV y llevada al exilio por Francisco II en 1860; actualmente se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York. [72] Entre los muebles se encuentran una consola de fabricación napolitana de 1780, [87] sillones y espejos del siglo XIX y otros muebles de estilo Imperio traídos aquí por la familia Murat. También hay relojes y candelabros del bronceador Pierre-Philippe Thomire y jarrones de porcelana china del siglo XIX, que Nicolás I de Rusia regaló a Fernando II con motivo de su viaje a Nápoles en 1845. [86]
La Tercera Antecámara (sala V) era conocida en el siglo XVIII como la «Antecámara de los Titulados ». [80] Su techo está decorado con un fresco de Giuseppe Cammarano , Palas Atenea coronando a Fidelidad , pintado en 1818, y referente a la restauración de Fernando I al trono del Reino de las Dos Sicilias . [88] Las paredes están decoradas con una serie de tapices de manufactura napolitana, entre ellos el Rapto de Proserpina de Pietro Duranti, realizado en 1762 a partir de un cartón preparatorio de Girolamo Starace Franchis, que fue recomendado por Luigi Vanvitelli . [87] Éste coexiste con otras cuatro obras, dos de Sebastiano Pieroni, Cabeza de anciano y Cabeza de anciana; una de Antonio Rispoli, Retrato de jovencita con manto azul ; y otra de Gaetano Leurie, Figura de mujer con pendientes . [88] Las obras pictóricas de la sala se completan con el Retrato de una dama de Nicolás Lanier y Lot y sus hijas de Massimo Stanzione. [89] El mobiliario es de estilo barroco y neorrococó y está formado por una consola y espejos de la segunda mitad del siglo XIX. Entre los adornos destacan jarrones de porcelana francesa del siglo XIX, decorados con figuras bíblicas y bailarinas de Pompeya, obra de Raffaele Giovine, que también pintó otros dos jarrones de 1842, fabricados en Sèvres, colocados sobre pequeñas columnas y decorados con escenas y motivos florales. [88]
El Salón del Trono o Sala del Beso de Manos (sala VI) sufrió varios cambios decorativos a lo largo de su historia, pero su función permaneció inalterada (con la excepción del periodo Muratiano). La decoración barroca con suntuosas colgaduras y un gran fresco ilusionista fue rehecha en 1818, cuando Fernando I quiso borrar el recuerdo del interludio francés redecorando el espacio más simbólico del palacio. Antonio De Simone diseñó un nuevo techo de estuco de Valério Villareale y Domenico Masucci que representa las Catorce Provincias del Reino de las Dos Sicilias en forma de figuras femeninas con coronas. [90] También se instaló ese mismo año una nueva colgadura y un baldaquino de terciopelo rojo bordado con flores de lis en hilo de oro. Todo esto cambió radicalmente durante el periodo de Saboya; Las flores de lis doradas se retiraron en 1862 y se instalaron un nuevo "brocado de Turín" y un dosel en el Palazzo dei Normanni en 1877. Después de que el brocado se perdiera durante la ocupación aliada, fue reemplazado por los tapices más simples de la actualidad. [91]
El mobiliario, por su parte, data de la década de 1840 y fue realizado en estilo Imperio en talleres napolitanos; se complementan con cuatro antorchas de esquina de la época de Murat, realizadas en Sarreguemines , [90] y tres sillas del siglo XVIII de madera dorada, revestidas de terciopelo amaranto. [92] El trono, también de finales de la época borbónica (década de 1850) y de estilo Imperio, imita el trono de Napoleón Bonaparte en el Palacio de las Tullerías , diseñado por Percier y Fontaine . El águila dominante y el escudo de armas de la Casa de Saboya fueron añadidos después de 1860. [87] Debido a la suntuosidad de sus tapices, la Sala del Trono no estaba adornada con pinturas, pero desde el siglo XX exhibe varios retratos reales. [nota 2]
Al llamado Pasaje del General (Sala VII) se accede a través de un corredor decorado con estuco blanco y dorado, y se le dio su aspecto neoclásico actual entre 1841 y 1845. [93] Entre las pinturas expuestas se encuentran las Historias de Judith de Tommaso De Vivo, varias pinturas de temas religiosos de artistas napolitanos y una de François Marius Granet . En la sala hay una estatua en caoba y bronce del artista Thomire, [89] que perteneció a Carolina Bonaparte y representa a Psique . El mobiliario consiste en un taburete de fabricación inglesa del siglo XIX, con patas en forma de garra de león y decorado en el frente con reproducciones de conchas. [93]
El Salón de Embajadores (sala VIII) era un espacio de transición entre los salones de recepción que daban a la plaza y los salones privados que daban al mar. Aquí los embajadores esperaban a ser recibidos por el monarca en la sala contigua. [94] Fue concebido como un Appartement a la francesa, es decir, un espacio donde el propietario exponía sus colecciones de arte más preciadas. Sin embargo, era un espacio restringido, que en la época virreinal se utilizaba para las reuniones del órgano de gobierno más importante, el Consejo Colateral. [95] De esa época datan las pinturas del techo, insertas en catorce compartimentos rodeados de estuco dorado y que representan los grandes momentos de la Casa de Austria y varios episodios de la vida de Ferrante de Aragón . [nota 3] [94] Estas pinturas, ejecutadas en la tercera década del siglo XVII, se atribuyen a Belisario Corenzio y su taller, con la asistencia de Onofrio y Andrea di Lione ; excepto los dedicados a Mariana de Austria , atribuidos a Massimo Stanzione , y posteriores a 1640. En los cuatro ángulos del techo se encuentran los escudos borbónicos, aunque durante las restauraciones aparecieron debajo de ellos los emblemas de Fernando Ruiz de Castro , mecenas de la obra. [96] [97]
En un principio la sala estaba decorada con un gran número de pinturas, sin embargo entre 1829 y 1832 gran parte de la colección de pintura antigua del palacio fue enviada al Real Museo Borbónico , [72] entonces la sala fue cubierta con un tapiz azul (hoy en la Segunda Antecámara) y cuatro tapices: Alegoría del Mar y Alegoría de la Tierra de Louis Ovis de la Gira; y otros dos Gobelinos con la Historia de Enrique IV datados en 1790 y adquiridos como modelo para una serie de tapices destinados al Palacio Real de Carditello . El mobiliario es de estilo Imperio de 1840 y destacan dos relojes de época napoleónica, decorados respectivamente con la Alegoría del Tiempo y el Genio de las Artes . [94]
La llamada Sala de María Cristina (sala IX) en honor a la primera esposa de Fernando II, fue durante la época de Carlos de Borbón la «Sala donde se viste Su Majestad», mientras que durante el periodo francés fue la «Room à léver », era por tanto un espacio semipúblico destinado a las recepciones matinales o palancas . Además, permitía el acceso a los apartamentos privados del rey en el Ala Belvedere y al jardín colgante. Tras la reforma de 1837-1844 perdió su uso residencial y se convirtió en la «Sala del Consejo». [29] [80] Originalmente, estaba decorada con un fresco de Nicolo Maria Rossi de 1737 que representaba el Sitio de Gaeta (1734) , pero en 1763 hubo que reconstruir la bóveda por problemas estructurales y se realizó un nuevo fresco de El Carro de Aurora de Francesco de Mura . Desgraciadamente, este monumento se perdió durante los bombardeos y la ocupación aliada de Nápoles (1943-1946).
Las pinturas que decoran la sala son de temática sacra y datan de los siglos XVI y XVII, como la Virgen con el Niño y la Virgen con el Niño y San Juan , atribuidas a Pedro de Rubiales, quien se inspiró para su creación en la obra de Filippino Lippi ; la Circuncisión de Jesús , de la escuela de Ippolito Scarsella ; y la Matanza de los Inocentes , de Andrea Vaccaro . El mobiliario data de alrededor de 1840 y entre los adornos se encuentran dos jarrones de porcelana de Sèvres decorados por Jean-Baptiste-Gabriel Langlacé con Las estaciones , regalados por la duquesa de Berry a su padre Francisco I en 1830. También hay dos relojes, uno con la imagen de una mujer africana , de 1795, y otro con los retratos de Juan II de Francia y Felipe el Temerario . [98]
El antiguo oratorio privado del Rey (sala X) , [80] es una pequeña sala situada junto a la Sala de María Cristina. En sus paredes se exponen cinco cuadros de 1760, procedentes de la capilla real de Capodimonte. Todos ellos tienen como tema la Natividad , y fueron obra de Francesco Liani, pintor de corte durante el reinado de Carlos de Borbón. En el centro de la sala se encuentra un altar de madera del siglo XIX y detrás de él el sarcófago de cobre plateado de María Cristina de Saboya , fallecida en 1836 dando a luz al futuro Francisco II , fue enterrada en la basílica de Santa Chiara y posteriormente beatificada. [99]
La Sala del Gran Capitán (sala XI) debe su nombre al ciclo de frescos Historias de Gonzalo de Córdoba de Battistello Caracciolo , que tiene como temática episodios de la conquista española del reino de Nápoles por parte de Gonzalo Fernández de Córdoba , llamado el Gran Capitán. [100] [101] Durante el siglo XVIII, esta sala, que no tenía ventanas, sirvió de dormitorio al ayuda de cámara del rey. [80] Las pinturas de las paredes proceden de la colección Farnese y entre ellas destaca Pier Luigi Farnese , atribuida a Tiziano , una serie de epigramas figurativos de Otto van Veen , y un tapiz con la Alegoría de la Castidad de la serie de las Virtudes Conyugales . [nota 4] El mobiliario data del siglo XVIII e incluye consolas y sofás de estilo Luis XVI , tallados por artesanos napolitanos. [102]
La llamada Sala del Flamenco (sala XII) era, como la anterior, un espacio oscuro y sin iluminación directa en el siglo XVIII, servía como antecámara trasera. [80] Con las renovaciones de mediados del siglo XIX se convirtió en zona de recepción y en 1840 Gennaro Maldarelli pintó en el techo Tancredo devuelve Constanza al emperador Arrigo VI siguiendo una estética neogótica con referencias a la historia antigua de Sicilia . El techo está rodeado de elaborados estucos de la misma época con escudos de las cuatro provincias napolitanas. La sala recibe su nombre de las numerosas pinturas flamencas del siglo XVII que la adornan. [nota 5] y que fueron compradas por Domenico Venuti para Fernando IV en 1802 en Roma . [103] Entre los adornos del mobiliario se encuentran un reloj de 1730 de Charles Clay, con un organillo mecánico en su interior capaz de producir diez tonos diferentes; y una mesa jardinera con vistas a residencias rusas y una jaula para pájaros fabricada por la fábrica Popov en Gorbunovo en Moscú, que fue regalada a Fernando II durante el viaje del zar Nicolás I a Nápoles en 1846. [104]
El llamado Estudio del Rey (sala XIII) es una creación moderna. Bajo el reinado de Carlos de Borbón, este espacio estaba ocupado por dos habitaciones sin ventanas: una habitación privada y la escalera que conducía a las habitaciones de las doncellas . [80] La renovación de Genovese cambió radicalmente el espacio, convirtiéndolo en un lujoso pasaje que conducía al "Apartamento de Etiqueta de la Reina". Fue también Gennaro Maldarelli quien pintó otro fresco neogótico en 1840, esta vez el Desembarco de Roger el Normando en Otranto. [105] En la década de 1920, se instalaron en esta sala los muebles del despacho de Fernando II en el ala este, que se había desalojado para albergar la Biblioteca Nacional. [106] Estos muebles (escritorio, cómoda y secreter ) fueron realizados por el ebanista parisino Adam Weisweiler y el broncista Pierre-Philippe Thomire entre 1808 y 1811 para los aposentos de Napoleón en el Palacio del Quirinal . En 1814, tras la caída del Imperio francés, Murat ordenó trasladarlos a Capodimonte. El resto de la decoración se completa con dos jarrones de porcelana de Sèvres regalados en 1817 por Luis XVIII y decorados con retratos de dicho soberano y de su hermano el conde de Artois ; y un reloj y un barómetro de 1812, también franceses. [105]
La llamada Sala de los Guardias del Cuerpo (Sala XXIX) era conocida en el siglo XVIII como «Sala Oscura», dada su falta de ventanas. [80] Actualmente está decorada con tapices: el ciclo de tapices Alegoría de los Elementos (1740–1746), inspirado en los modelos de la Gran Fábrica de Tapices Ducal de Florencia; y un tapiz que representa la Alegoría de la Inocencia de la serie de las Virtudes Conyugales . [nota 6] El mobiliario incluye taburetes con espadas cruzadas de la época de Murat, un reloj Bailly de 1812 con una escultura de Thomire que representa la Meditación , y sobre una consola, un busto en cera de la reina María Carolina de Austria . [107]
Hoy en día, esta hilera de estancias que dan al mar se visita en sentido inverso, entrando por los espacios más íntimos y saliendo por las estancias más públicas. Después, el recorrido se realiza en sentido inverso por la hilera de estancias privadas, situadas frente al patio.
El Cuarto Salón de la Reina (sala XIV) recibió este nombre tras la reforma de Genovese, ya que en el siglo XVIII era la «sala de la alcoba de la reina». La alcoba con la cama estaba situada donde ahora está la puerta central (sala XXVII), junto a la cual había dos pequeños escalones que conducían a las habitaciones privadas, la de la izquierda servía de gabinete o tocador (sala XXXIV) y la de la derecha de oratorio (sala XXXVI). [80] El techo estucado de estilo rococó de Giovanni Battista Natali data de la época carolingia. Presenta palomas, símbolo de la fidelidad conyugal, putti lanzando flechas de amor, hipogrifos y jarrones con flores. [108] En las paredes hay pinturas de la escuela napolitana de los siglos XVII y XVIII, entre las que destacan Orfeo y las Bacantes y El encuentro de Raquel y Jacobo , de Andrea Vaccaro , y dos lienzos de Luca Giordano procedentes de la iglesia de Santa Maria del Pianto. El mobiliario de estilo Imperio napolitano data de 1840 a 1841, el reloj con carillón es inglés del siglo XVIII, mientras que el tablero de la mesa es de piedra dura, realizado por el Opificio delle pietre dure de Florencia y regalado por Leopoldo II de Toscana a Francisco I. [109]
El Tercer Salón de la Reina (sala XV) fue el «Salón de los Besamanos» de María Amalia de Sajonia y María Carolina de Austria , [80] y conserva también un techo rocalla de estuco blanco y dorado con representaciones de panoplias . [110] También se le llama Salón de los Paisajes debido a las pinturas de paisajes de los siglos XVI al XIX que se exhiben; como obras de Pieter Mulier, representaciones de palacios reales españoles de Antonio Joli , pinturas de crónicas de Jakob Philipp Hackert , los Puertos de Orazio Grevenbroeck, Colocación de la primera piedra de la Basílica de San Francisco de Paola de Aniello de Aloysio, y Entrada en Nápoles de Fernando I de Paolo Albertis. El mobiliario Imperio data de 1840, al igual que la chimenea, que reproduce el mosaico de la batalla entre Darío y Alejandro Magno en la Casa del Fauno de Pompeya ; En el centro de la sala hay una mesa de mármol y piedra blanda de Giovanni Battista Calì con una representación de Nápoles vista desde el mar y Fernando II con uniforme militar. [109]
La Segunda Sala de la Reina (sala XVI) sirvió como "Antecámara de la Reina" en el siglo XVIII [80] y nuevamente conserva un techo rococó en estuco blanco y oro. En las paredes hay pinturas como Venus , Eros y un sátiro y Batalla de Horacio Cocles de Luca Giordano , Perseo y Andrómeda y Rapto de Europa de Ilario Spolverini ; dos representaciones de batallas de Pietro Graziani; Naufragio fantástico de Leonardo Coccorante ; y dos lienzos con el mismo tema, Nocturno con la quema de Troya , atribuido a Diego Pereira. El mobiliario, en este caso, es de estilo neobarroco y fue añadido por los Saboya a finales del siglo XIX, mientras que la chimenea de mármol es de época genovesa. [109]
La Primera Sala de la Reina (sala XVII) fue la «Sala de la Guardia Real» en el siglo XVIII, pero tuvo que ser reconstruida completamente tras el incendio de 1837. De esa época data el techo de Gaetano Genovese y es muy similar al de las dos salas siguientes y a las del ala este. En las paredes se encuentran pinturas del siglo XVII de la escuela italiana y de otras escuelas europeas pertenecientes a la antigua colección del palacio: El regreso del hijo pródigo de Mattia Preti , Orfeo de Gerard van Honthorst , San Jerónimo de Guercino , que data de 1640, y La disputa de Jesús entre los doctores de Giovanni Antonio Galli . El mobiliario neobarroco napolitano en blanco y oro, compuesto por un sofá «extragrande», sillones y una consola, data del período de Saboya; y el reloj francés con una estatua de porcelana de María Estuardo , de alrededor de 1840. [111]
La Segunda Antecámara de la Reina (sala XVIII) tiene un techo de estuco blanco y dorado de la reforma genovesa de Fernando II, mientras que el mobiliario es del reinado de Joachim Murat, de fabricación napolitana, y el jarrón chino es del siglo XVIII. Las pinturas expuestas en la sala pertenecen a la colección Farnese y son en su mayoría de artistas emilianos del siglo XVII. [nota 7] [112]
La Primera Antecámara de la Reina (sala XIX) recibió posteriormente el nombre de Sala de los Bodegones por las naturalezas muertas que cuelgan de sus paredes. [nota 8] un género muy extendido en Nápoles durante los siglos XVIII y XIX. Muchos proceden de las casas de campo y los pabellones de caza de los reyes Borbones. [113] El mobiliario consta de consolas napolitanas de estilo Imperio del siglo XIX, jarrones de porcelana de Sèvres de estilo rococó y una mesa doble. [114]
El vestíbulo (sala XX) es un gran espacio neoclásico situado en el centro de la fachada sur del palacio. Fue creado durante la reforma genovesa (1837-1844), que concibió un espacio en forma de T articulado por columnas y pilastras corintias. Formaba el eje del palacio, conectando el "Apartamento de Etiqueta de la Reina", la Escalera de los Invitados, el Jardín Colgante y el ala oriental del palacio. La bóveda está revestida de estuco blanco y las paredes albergan cuatro hornacinas que albergan copias en yeso de esculturas romanas. Las otras obras expuestas también hacen referencia a la cultura neoclásica: grabados inspirados en escenas de vasos griegos de la colección Hamilton , realizados por Wilhelm Tischbein entre 1791 y 1795; y tres pinturas al temple preparatorias para el libro de grabados Le Antichità di Ercolano Esposte , de 1757 y 1792; muebles Biedermeier ; o una mesa neopompeyana de bronce y mármol decorada con sátiros sosteniendo conchas (originalmente medallones de retratos de la familia real) un regalo de la reina María Isabel a su esposo Francisco I por su cumpleaños el 4 de octubre de 1827. Además, hay un reloj astronómico en forma de templo, un reloj napoleónico francés con esmaltes de Coteau, el busto de bronce Antinoo como Dionisio de Guglielmo Della Porta y las esculturas de mármol Roma Aeterna de Pietro Tenerani y Aquiles con el casco de un discípulo de Thorvaldsen . [113] [115]
La llamada Galería (sala XXI) da directamente al Patio de Coches y, al igual que el cercano Vestíbulo (sala XX), era un nexo de unión entre el núcleo occidental del palacio y el ala oriental. Los espejos de las paredes están colocados entre pilastras neoclásicas , mientras que el mobiliario consta de consolas blancas y doradas de finales del siglo XVIII, así como sillones de la década francesa, un centro de mesa de bronce dorado y porcelana francesa del siglo XIX. [116] [117]
La Sala de Hércules (Sala XXII) no existía en el proyecto original de Domenico Fontana, siendo añadida a partir de 1648 por el virrey Iñigo Vélez de Guevara e inaugurada en 1652 con motivo de los festejos por el fin de la Guerra de los Segadores . Entonces fue decorada con una serie de retratos de los virreyes españoles a partir de 1503, obra de Massimo Stanzione , continuada posteriormente por Paolo De Matteis , por lo que recibió el nombre de «Sala de los Virreyes». Como «Sala Regia» (Sala I) se utilizó para festejos de gran envergadura y celebraciones teatrales. [118] Bajo el reinado de Murat, entre 1807 y 1809, el arquitecto Antonio De Simone redecoró completamente el espacio, quitando los retratos y transformándolo en un antiquarium con yesos de la colección de antigüedades como el Hércules Farnesio , del que tomó el nombre. [29]
A partir de 1866 fue nuevamente redecorado con un friso con los escudos de las provincias de la Italia unificada (destruidos durante los bombardeos aliados), el escudo de los Saboya y una serie de tapices de Historias de Eros y Psique fabricados entre 1783 y 1789 por la Real Fábrica de Tapices de Nápoles. Los tapices, de estilo rococó tardío que prefigura el neoclasicismo, están inspirados en la fábula de Apuleyo y fueron realizados por Pietro Duranti a partir de cartones de Fedele y Alessandro Fischetti. [119]
La sala también está decorada con una alfombra francesa de la segunda mitad del siglo XVII realizada por la Manufactura de la Savonnerie para el Louvre y posteriormente traída a Nápoles por Murat; un reloj Boulle con marquetería, decorado con un Atlante sosteniendo el globo , de Isaac Thuret ; un jarrón de porcelana verde de Sèvres con una viñeta que representa a Homero entre los alfareros de Samos , de Antoine Béranger, donado a Francisco I en 1830; [120] y dos jarrones neo-Rocaille "extra grandes" de Limoges de 1847, del Salón de Baile del ala este y pintados en Nápoles por Raffaele Giovine con escenas que ilustran la abdicación de Carlos de Borbón a favor de Fernando IV en 1759.
Tras las estancias principales, frente al patio de honor, se situaban las estancias privadas y de servicio del soberano. En la actualidad alberga una colección de muebles y pinturas de distintas épocas procedentes de distintas zonas del palacio.
La primera trastienda (sala XXIII) tiene un techo neoclásico diseñado por Genovese. En las paredes se exponen seis lienzos de las Estaciones y trabajos en los campos de Francesco Celebrano y procedentes del Palacio Real de Carditello . El mobiliario es neobarroco y de manufactura napolitana. En el centro de la sala hay un atril giratorio, típico de los monasterios, realizado por Giovanni Uldrich en 1792. Procede de la biblioteca de María Carolina de Borbón y permitía consultar varios libros al mismo tiempo, colocados en ocho estantes colgantes que podían acercarse al escritorio girando una manivela. [121]
La segunda sala privada (sala XXIV) sirvió en el siglo XVIII como gabinete donde se guardaban los libros de la colección de porcelana de la reina, [80] y aún conserva el techo de rocalla de estuco dorado y blanco del siglo XVIII. Actualmente está dedicada a Don Quijote ya que cuelgan diecinueve lienzos preparatorios, de treinta y ocho completados, [nota 9] que tienen como tema las Historias de Don Quijote y sirvieron de modelo para una serie de tapices, tejidos entre 1758 y 1779 por Pietro Duranti en la Real Fábrica de Tapices de Nápoles; fueron encargados por Carlos de Borbón para el dormitorio del rey en el Palacio Real de Caserta y posteriormente trasladados al Palacio del Quirinal en Roma. [122] El mobiliario data del primer quindenio del siglo XIX. La sala está decorada con dos jarrones de porcelana de Sèvres, decorados por Etienne Le Guay con una Alegoría de la Música y la Danza de 1822; y un centro de mesa de porcelana y latón dorado, con placas de porcelana pintadas por Raffaele Giovine con los palacios reales de Nápoles, Capodimonte y Caserta, donadas a Fernando II por el Ayuntamiento de Nápoles con motivo de la promulgación de la Constitución de 1848. [123]
La tercera y última sala (sala XXV) también conserva el techo de rocalla con motivos reticulares de la segunda mitad del siglo XVIII. [124] Las paredes están colgadas con lienzos de paisajes y costumbristas de pintores activos en Nápoles en el siglo XIX. [nota 10] Además, también se pueden ver tapices como Alegoría del Aire , del Agua y de la Tierra de Domenico Del Ross realizado por la Real Fábrica de Tapices de Nápoles entre 1746 y 1750, e inspirado en los de la Gran Fábrica de Tapices Ducal de Florencia. [124] El mobiliario consta de consolas inglesas del siglo XVIII, pintadas en blanco y oro; taburetes con patas de cabra que datan del reinado de Joachim Murat; muebles (escritorio y librería neogóticos franceses de la década de 1830) del despacho de René Ilarie Degas (abuelo de Edgar Degas ) en el Palazzo Pignatelli di Monteleone, donados en 1993 por Nicola Jannuzzi y Olga Guerrero de Balde; y el Retrato de Therese Aurore Degas de Joseph-Boniface Franque . [124]
El ahora llamado Pasaje de la Reina (sala XXVI) es uno de los pasajes laterales de su alcoba (sala XXVII) que comunicaba la anterior sala privada con su dormitorio (sala XIV), en el siglo XVIII servía como oratorio privado. [80] En 1990, durante una restauración, se quitó el falso techo , dejando al descubierto un fresco que representa la Alegoría de la unión matrimonial , pintado por Domenico Antonio Vaccaro con motivo de la boda de Carlos de Borbón y María Amalia de Sajonia en 1738, como lo demuestra la firma y la fecha presentes en el fresco y las solicitudes de pago del artista en 1739. De estilo rococó con rasgos neomanieristas, la obra fue cubierta alrededor de 1837 cuando las habitaciones privadas se trasladaron al segundo piso. [125] Las pinturas tienen temas literarios y románticos, como el Infierno de Dante de Tommaso De Vivo y Tasso en Sorrento de Beniamino De Francesco . [126] Entre el mobiliario destaca una mesa de marquetería sorrentina. [127]
La alcoba de María Amalia de Sajonia (sala XXVII) contenía la cama de la soberana y estuvo abierta hasta 1837 con un gran arco que daba al dormitorio (sala XIV). Su techo fue decorado a lo largo del siglo XIX con estuco, cubriendo los frescos anteriores pintados en 1739 por Nicola Maria Rossi . Entre las pinturas de costumbres napolitanas en exposición se encuentran Dos pescadores de Orest Adamovič Kiprenskij, presentadas en la Exposición Napolitana de 1829; El bandido herido de Luigi Rocco de 1837; Bendición de Pascua de Raffaele D'Auria; y Pescador durmiente de Salvatore Castellano. [128]
El llamado Boudoir de la Reina (sala XXXIV) es el otro pasaje lateral que comunicaba con su dormitorio (sala XIV), originalmente servía como baño. [80] También tras la demolición del falso techo salió a la luz otro fresco de Domenico Antonio Vaccaro , que representa la Alegría de la Majestad Real con la Paz, la Fortuna y el Dominio . [125] En las paredes están colocadas varias obras chinas o chinescas procedentes de la Villa Favorita, Ercolano como: una serie de pequeñas acuarelas dibujadas en Cantón a mediados del siglo XVIII que reproducen los temas tratados en un texto chino, el Gengzhitu , como el cultivo del arroz, la producción de porcelana y la fabricación de la seda; o representaciones a tamaño natural de un mandarín y una dama china , de Lorenzo Giusto de 1797. En las vitrinas hay urinarios , servicios de escritorio, instrumentos de la Imprenta Real, fragmentos de pavimento, un escritorio elíptico de granito y mármol y una mesa de pórfido. [129]
La sala XXVIII es un pasillo. [130]
La actual Capilla Palatina (sala XXX) es una recreación interpretativa realizada tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. [131] La capilla original, ya incluida en el proyecto de Fontana, fue iniciada en 1643 por el duque de Medina de las Torres y terminada y consagrada a la Asunción por el Almirante de Castilla en 1646. La obra fue dirigida por Francesco Antonio Picchiatti , mientras que los mármoles fueron realizados por Giulio y Andrea Lazzari, los frescos del ábside de Giovanni Lanfranco , los de la cúpula de Charles Mellin , las pinturas de San Gennaro y San Paolino de Nola en los laterales del presbiterio de Onofrio de Lione y el gran cuadro del altar con la Inmaculada Concepción fue obra de José de Ribera . Décadas después, el virrey Pedro Antonio de Aragón ordenó enviar el cuadro de Ribera a España y en su lugar se colocaría una gran estatua de la Inmaculada Concepción esculpida en mármol por Cosimo Fanzago en 1639. [132]
Durante el período virreinal se produjeron posteriores modificaciones: hacia 1656 el conde de Castrillo encargó a Giovan Battista Magno suntuosas pinturas y estucos para las paredes; mientras que en 1688, tras el derrumbe de la cúpula debido a un terremoto, Niccolò De' Rossi y Giacomo del Pò pintaron las historias sagradas de la cornisa (parcialmente conservadas), terminadas recién en 1705. [132]
La primera gran transformación de la capilla se produjo durante el reinado de Joachim Murat , quien consideró que el espacio no era lo suficientemente lujoso ni acorde con los estándares ceremoniales franceses, que exigían que el soberano asistiera a la misa en una plataforma frente al altar y no en un baldaquino junto al evangelio, como había sido habitual con la etiqueta española . [133] El decorador Étienne-Chérubin Leconte presentó un proyecto inicial que pretendía rebajar el nivel del piso de la capilla y crear las galerías a nivel del deambulatorio. Sin embargo, se juzgó demasiado costoso y complicado y en diciembre de 1812 se aprobó otro proyecto que preveía construir las galerías sobre columnas de madera pintada sin alterar el nivel de la capilla. [134] Las obras se llevaron a cabo en 1813 y la capilla fue inaugurada el 1 de enero de 1814. [135] La nueva capilla se completó con pinturas de santos "alla maniera antica" situadas debajo del entablamento de Gennaro Bisogni (conservadas sólo en el ábside) [136] y un suntuoso altar de piedras duras de la Iglesia de Santa Teresa degli Scalzi, cuya comunidad religiosa había sido suprimida en 1808 por José Bonaparte.
Tras el regreso de los Borbones en 1815, no se realizaron cambios significativos en la Capilla Palatina más allá de la eliminación de los símbolos de la década francesa. La gran reforma de Genovese tampoco afectó al diseño concebido por Leconte. Fue recién en 1910, durante el período de Saboya, cuando se eliminaron la galería real frente al altar y las dos galerías laterales, dejando solo la elaborada galería detrás del altar para el coro. [137]
Gravemente dañada durante la Segunda Guerra Mundial, la capilla fue desacralizada y utilizada como exposición de los ornamentos de los santos, que anteriormente se conservaban en la sacristía. [138] Su aspecto se vio profundamente alterado por la reconstrucción de posguerra, que optó por eliminar gran parte de la decoración del siglo XIX que había sobrevivido al conflicto para recrear una versión arbitraria y descontextualizada de la capilla en el siglo XVII, reconstruyendo las pilastras corintias sobre las pinturas de santos de Bisogni. Se creó así un nuevo espacio, vaciado de gran parte de su pasado. [131]
Actualmente, se ingresa a la capilla a través de un portón de madera del siglo XVI proveniente del antiguo Palacio Virreinal. [139] Tiene planta de una sola nave con tres capillas a cada lado; los estucos y las decoraciones pictóricas son obra de artistas de la Academia de Bellas Artes de Nápoles como Domenico Morelli . [140] En la capilla se encuentra el belén procedente del Banco di Napoli , formado por más de trescientas piezas del siglo XVIII y XIX. [140]
El ala oriental actual del Palacio Real de Nápoles se remonta al siglo XVII, cuando en los jardines traseros del palacio (que en su día fueron los jardines del Palacio Virreinal y antes el del Castel Nuovo ) se levantaron varios edificios heterogéneos y de servicio. En posición ligeramente oblicua frente al mar se construyó el alojamiento del caballerizo y del mayordomo jefe, con las cocheras en la planta baja (reconstruidas por Giacomo Passaro en 1832). Entre 1758 y 1760, siguiendo la arquitectura monumental original de Fontana, se construyó otra ala paralela orientada hacia la ciudad. Se llamó "Ala Nueva" ( en italiano : Braccio Nuovo ) o "Ala de Porcelana" ( en italiano : Braccio della Porcellana ) porque albergaba la fábrica de porcelana antes de que se trasladara a Capodimonte. [27] Entre estas dos alas de arquitectura diferente se delimitó el Patio de las Carruajes. Entre 1838 y 1840, Genovese reconstruyó el ala del Mayordomo y las cocheras en estilo Fontana. [141]
Originalmente destinado a los «príncipes reales», [5] la reina Carolina Murat fue la primera soberana que vivió allí y encargó importantes transformaciones, entre ellas un pequeño teatro privado y una escalera independiente. [28] Más tarde, con el regreso de los Borbones, fue el apartamento de Francisco I (como duque de Calabria y como rey) y su familia, de 1830 a 1837 fue ocupado por su viuda la reina madre María Isabel de España , y fue en sus aposentos donde se produjo el devastador incendio de febrero de 1837. Tras la renovación de Gaetano Genovese (1837-1844), el ala este se convirtió en el núcleo residencial del palacio, albergando a Fernando II , Francisco II durante su breve reinado y a los soberanos de la Casa de Saboya durante sus visitas a la ciudad. [29] Entre 1922 y 1924 el ala sufrió profundas transformaciones, vaciándose de muebles y elementos decorativos para dar cabida a la Biblioteca Nacional.
Entre 1844 y 1922, el ala oriental se dividió en varios apartamentos. Su decoración era más contemporánea, sobre todo la colección de pintura, que tendía hacia obras de pequeño formato encargadas por pintores modernos, en comparación con la antigua pinacoteca del "Apartamento de la Etiqueta" (Apartamento Real). [142] [91]
La Biblioteca Nacional de Nápoles, dedicada a Víctor Manuel III , se encuentra desde 1923 en el ala oriental del Palacio Real. Con más de dos millones de textos, es la biblioteca más importante del sur de Italia. [145] Contiene mapas, proyectos, dibujos, manuscritos, cartas y colecciones de literatura, arte y arquitectura, procedentes de la colección Farnese y de otras colecciones adquiridas a lo largo de los años, [147] así como los papiros de la villa homónima encontrados en las excavaciones arqueológicas de Herculano . [148] Algunos de estos textos llevan la firma de destacados artistas de la escena italiana como Santo Tomás de Aquino , Torquato Tasso , Giacomo Leopardi , Salvator Rosa , Luigi Vanvitelli y Giambattista Vico . [149]
El llamado Jardín Romántico del Palacio Real es lo que queda de los antiguos jardines del palacio virreinal. Este jardín de paseo situado tras el ala este fue creado en 1842 por el botánico alemán Friedrich Dehnhardt [9] aprovechando el espacio creado tras la demolición de unos edificios utilizados como caballerizas, situados entre el Palacio Real y el Castel Nuovo . El jardín cuenta con parterres diseñados con formas caprichosas y sinuosas; entre las plantas que alberga se encuentran algunas especies locales y otras exóticas, como Ficus macrophylla , Strelitzia nicolai , Persea indica , Pinus canariensis , Magnolia grandiflora , Jacaranda mimosifolia y Cycas revoluta . Las plantas están marcadas con carteles que indican su fecha de plantación. [150] Todo el jardín está rodeado por una valla con puntas de lanza doradas. En 1924 Camillo Guerra realizó un nuevo camino y una escalera en forma de exedra cerca de la puerta del jardín para proporcionar una entrada independiente a la Biblioteca Nacional. A ambos lados de esta puerta se encuentran dos palafreneros de bronce, obra de Peter Jakob Clodt von Jürgensburg, copias de los realizados en San Petersburgo , regalo del zar Nicolás I en recuerdo de su estancia en Nápoles en 1845, como recuerda una placa. [151]
Las cuadras sirven de contrafuerte al jardín y son una sala de unos mil doscientos metros cuadrados que se caracteriza por su tejado, que presenta dieciocho bóvedas sostenidas por una fila central de pilares cuadrados. En un lado hay pesebres de piedra caliza, mientras que en el pavimento todavía son visibles las huellas dejadas por los caballos. [152] Debajo hay un edificio construido en la década de 1880 y utilizado como picadero. En esta zona se encuentran también las ruinas del antiguo picadero y de las antiguas cuadras, demolidas por los genoveses, y, en una zona ligeramente elevada, lo que en su día fue la cancha de tenis de Humberto I de Saboya. [152]
Además, el palacio cuenta con el Jardín Colgante frente al mar y al que se accede desde el primer piso del Apartamento Real. La primera evidencia de este jardín se remonta a unos grabados de Francesco Cassiano de Silva de finales del siglo XVII, que muestran una pequeña terraza adosada al ala del Belvedere. [153] Fue reorganizado en 1745 por De Lellis y más tarde por Bianchi, mientras que asumió su aspecto definitivo con la restauración de Genovese a mediados del siglo XIX. Las plantas principales son buganvillas y enredaderas trepadoras; en el centro, entre el vestíbulo y el puente de hierro fundido, hay una fuente y una mesa con chorros. La obra se completa con bancos neoclásicos de mármol, pérgolas de hierro fundido y parterres. [153]
Durante la restauración de 1994, entre la entrada de la Piazza del Plebiscito y la de la Piazza Trieste e Trento, en lo que era la entrada original del palacio, se encontró un camino, aproximadamente a un metro bajo el nivel del suelo, que formaba parte de los antiguos jardines del Palacio Virreinal. [9] Este camino fue construido con ladrillos colocados en espiga , con bloques de piedra volcánica en un borde y apoyado, en el otro, contra un muro de contención del jardín del siglo XVI. Su parte inferior está hecha de bloques de toba, y la parte superior, con bloques de traquita añadidos posteriormente. [154]
Un poco más adelante se encontró un pozo rectangular, flanqueado por dos aljibes circulares. Los estudios estratigráficos concluyeron que el pozo estaba revestido de mampostería hasta una profundidad de unos trece metros, seguido de otros dos metros y medio excavados directamente en la toba, hasta llegar finalmente a una cámara cuadrada donde se recogía el agua del acuífero; el fondo estaba cubierto por una capa de limo de unos cuarenta centímetros de espesor. Tras el inicio de la construcción del Palacio Real, el pozo fue abandonado y utilizado como vertedero de basuras. En su fondo, hasta una altura de unos cuatro metros, se encontraron materiales orgánicos –gracias a la presencia de agua, que permitió su conservación– como huesos de animales, restos de peces y moluscos, ramas y granos de frutas, y también materiales de construcción como mayólicas y maderas trabajadas, que han permitido reconstruir la forma de vida de este período. Posteriormente fue rellenado con materiales de desecho hasta el borde. [154]
El Teatro San Carlos también pertenece al complejo del Palacio Real. Construido por Giovanni Antonio Medrano , fue inaugurado el 4 de noviembre de 1737, con motivo de la onomástica del rey . [155] A lo largo de los años, el teatro ha sufrido numerosas reformas, tanto en la fachada como en el interior. La fachada, que en un principio tenía líneas arquitectónicas sencillas, fue modificada por Antonio Galli da Bibbiena en 1762, por Ferdinando Fuga en 1768 y por Domenico Chelli en 1791, hasta asumir su aspecto definitivo en estilo neoclásico con una planta baja almohadillada , una galería de orden dórico en el primer piso y bajorrelieves tras las obras realizadas por Antonio Niccolini entre 1810 y 1812. [156] El propio Niccolini también restauró el interior en 1841 y más tarde en 1861, después de un incendio, con la ayuda de su hijo Fausto y Francesco Maria Del Giudice. Ampliado en los años 30, el interior del teatro, con capacidad para poco más de 1.300 espectadores, tiene forma de herradura y está decorado con representaciones de putti , cornucopias y temas clásicos. La bóveda está decorada con el fresco Apolo presentando a Mercurio a los más grandes poetas griegos, latinos e italianos , obra de Giuseppe Cammarano . [155] El telón data de 1854, fue realizado por Giuseppe Mancinelli y representa a las Musas y a Homero entre poetas y músicos . [156] El teatro está conectado directamente con el palacio real por dos vestíbulos, uno en la planta baja, el otro, privado, en el piano nobile , con decoración neoclásica, y a través del jardín. [155]