Por su población y grado de actividad económica es considerada la segunda localidad en importancia del partido.
Durante muchos años escribió para la Revista Sur fundada por Victoria Ocampo, publicación que se caracterizaba por reunir a los poetas y escritores más destacados de su tiempo.
[1] Terratenientes, hacendados, empresarios, intelectuales y artistas contribuyeron a su florecimiento, dejando huellas imborrables en la memoria y la fisonomía de la villa; como el caso del Club Bristol, fundado en 1925 por el galerista Alejandro Witcomb, ubicado en la calle Pueyrredón, entre República y Buenos Aires, conservando hasta el día de hoy su inconfundible fachada neo-colonial.
Ballester es una familia que tiene una relación de larga data con el partido y la ciudad.
Las tierras del pueblo se asientan en lo que fue la chacra de don Miguel Ballester y Flotat.
Su hijo, Félix Ballester, tuvo una importante actuación en la creación del partido de San Martín, donde se encuentra la localidad.
Finalmente el nieto de don Miguel —junto con otros parientes suyos— propició la creación del pueblo.
La localidad conservó una baja densidad edilicia hasta mediados del siglo XX, cuando las fracciones de quintas y residencias fueron loteadas casi en su totalidad, extendiendo la planta urbana hacia sus límites actuales.
Desde 2007 la zona céntrica de la localidad se ve inmersa en un "boom" edilicio sin precedentes.
[5] Villa Ballester se encuentra atravesada por las vías del Ferrocarril Bartolomé Mitre, que la ha dividido en dos zonas: este y oeste, aunque conviene aclarar que esta división ha caído en desuso hace varios años.
[8] Según el censo de 2001 Villa Ballester es la segunda localidad más poblada del partido, con 35.301 habitantes (16.540 varones y 18.761 mujeres).
Reanudada después, fueron modificados los planos originales pertenecientes al ingeniero Gino Aloisi, conservando siempre el estilo neogótico; pero el proyecto inicial de que tuviera tres naves y dos torres se truncó.
Es, sin lugar a dudas, el emblema histórico y arquitectónico de la ciudad.
Varios docentes siguieron dando clases de alemán en sus casas manteniendo la enseñanza a unos ciento cincuenta alumnos.
Bajo la dirección de Martín Lange, unos doscientos diez alumnos retomaron sus estudios primarios.