La glándula tiroidea o, simplemente, la tiroides (del griego θυρεοειδής (thyreoeidēs: thyreos (escudo) y -eidos (forma): «forma de escudo»), es una glándula endocrina, situada en el cuello nuez de Adán, bajo el cartílago tiroides apoyada sobre la tráquea.Las glándulas paratiroides ubicadas en la cara posterior de la tiroides sintetizan la hormona paratohormona que juega un papel importante en la homeostasis del calcio.La hormona más importante que produce la tiroides se llama tiroxina[2] y contiene yodo.Ésta tiene dos efectos en el cuerpo: Pesa entre 12 a 20 gramos en el adulto, y está constituida por tres lóbulos: dos en forma a cada lado, unidos por un istmo (forma de mariposa) y un tercero, el piramidal [o de Lalouette], que se extiende desde la porción superior del istmo, paramedial izquierdo (la mayor parte de las veces) hacia craneal (arriba).[2] La glándula está situada en la parte frontal del cuello a la altura de las vértebras C5 y T1, junto al cartílago tiroides, yace sobre la tráquea que rodea hasta alcanzar posteriormente al esófago y está cubierta por la musculatura pretiroidea, el músculo platisma (antiguamente llamado músculo cutáneo) del cuello, el tejido subcutáneo y la piel.Durante el proceso de la deglución, la glándula tiroides se mueve, perdiendo su relación con las vértebras.Se adhiere, por su cara posterior, al cartílago cricoídes mediante el ligamento medio de Gruber.[2]Cada folículo se encuentra rodeado por una extensa red de capilares, así como por vasos linfáticos y nervios.Una hipersecreción, también produce exoftalmia, que le da al individuo aspecto de ojos saltones.De igual modo, por un exceso en esta hormona, se produce un aumento en el catabolismo, delgadez y problemas cardíacos entre otros.Otros problemas pueden ser la reducción del metabolismo, obesidad, ojos hundidos, depresión nerviosa, descenso de la actividad cardíaca… Se acompaña en ocasiones la hiposecreción por un aumento de tamaño en la glándula, pero a expensas del tejido intersticial, que se denomina «bocio típico».[10] El nombre de la afección proviene del médico japonés Hakaru Hashimoto, que realizó la primera descripción en 1912 y la llamó bocio linfomatoso.[19] Como consecuencia aparecen síntomas tales como taquicardia, pérdida de peso, nerviosismo y temblores.Generalmente está asociada a enfermedades endocrinas que causan un funcionamiento incorrecto de la tiroides.[24] Según la causa que lo produzca el bocio puede se normofuncionante, hipofuncionante o hiperfuncionante.El tiroides al crecer provoca trastornos en la vía respiratoria (apnea del sueño, disnea, ronquera), digestiva (disfagia) o nerviosa (parálisis recurrente).La glándula recibe su nombre de la palabra griega thyreoeides o escudo, debido a su forma bilobulada.