Puede causar dificultades para respirar, para tragar[1] y/o malestar abdominal, especialmente si la masa se torna grande.
[5] Las ubicaciones más frecuentes del quiste tirogloso es la línea media o levemente a un lado de la línea media, entre el istmo de la glándula tiroides y el hueso hioides o justo por encima del hioides.
[1] Los quistes tiroglosos están asociados a un aumentado riesgo de tejido tiroideo ectópico.
[3] Cualquier porción de este tracto puede persistir formando una sinuosidad, fístula o quiste.
El quiste del conducto tirogloso se presenta mayormente como una masa asintomática y palpable en la porción central del cuello que por lo general se mueve al tragar y al sacar la lengua[6].
El tracto puede permanecer latente por varios años o incluso décadas hasta que algún estímulo conlleve a su detección.
El manejo quirúrgico requiere la escisión del quiste, así como sus conductos y ramificaciones, de existir.