[3] Su ciudadela estaba construida sobre el monte Tmolo, un espolón escarpado y elevado, mientras que una ciudad más baja se extendía hasta la zona del arroyo Pactolo.
Al otro lado del Pactolo se encontraba la ciudad baja, que estaba menos protegida y fue atacada por los cimerios en el 652 a. C. Los lidios acuñaron la primera moneda en talleres (a partir del 560 a. C.)[7] Estuvo poblada antes del 1500 a. C. Sin embargo, se desconoce el tamaño y la naturaleza de los primeros asentamientos, ya que solo se han excavado pequeñas porciones extramuros de estas capas.
[12] En la actualidad solo se conoce parcialmente el trazado y la organización de la ciudad.
Al norte/noroeste, la ciudad contaba con una amplia zona extramuros con áreas residenciales, comerciales e industriales.
[14] Del siglo VII a. C. es un barrio comercial que permaneció en uso hasta el principio del período helenístico, con las tiendas reunidas en un complejo cerrado, parecido en su estructura a los modernos zocos de las ciudades turcas y árabes.
[15] Los restos religiosos incluyen un modesto altar que podría haber estado dedicado a Cibeles, dado un fragmento de cerámica encontrado allí con su nombre.
[13] El culto vernáculo se evidencia en zonas extramuros mediante vajillas enterradas como ofrendas.
Los artesanos de la ciudad parecían estar especializados en glíptica, incluidos sellos y joyería.
En palabras del arqueólogo Nicholas Cahill, «Es raro que un acontecimiento histórico importante y conocido se conserve tan vívidamente en el registro arqueológico, pero la destrucción de Ciro dejó restos claros y dramáticos por toda la ciudad».
Se encontraron utensilios domésticos, como espetones de hierro y pequeñas hoces, mezclados con armas de guerra ordinarias, lo que sugiere que los civiles intentaron defenderse durante el saqueo.
[21][4] En el registro arqueológico se aprecia relativamente poco de la Sardes aqueménida.
[24] Los enterramientos de este periodo incluyen enormes túmulos con amplios ajuares funerarios.
[3] Se dice que la posterior destrucción de las ciudades griegas continentales fue un castigo por este ataque.
Cuando Temístocles visitó posteriormente Sardes, se encontró con una estatua votiva que había dedicado personalmente en Atenas, y solicitó su devolución.
La ciudad se rindió sin luchar, ya que el sátrapa local había muerto durante la derrota persa en Gránico.
Tras tomar el poder, Alejandro restauró las costumbres y leyes lidias anteriores.
Estos nuevos edificios incluían un pritaneo, un gimnasio, un teatro, un hipódromo y el enorme Templo de Artemisa aún visible para los visitantes modernos.
Los judíos fueron asentados en Sardes por el rey helenístico Antíoco III el Grande, donde construyeron la sinagoga de Sardes y formaron una comunidad que se mantuvo durante gran parte de la Antigüedad tardía.
La ciudad recibió tres neócoros honoríficos y se le concedieron diez millones de sestercios, así como una exención temporal de impuestos para ayudarla a recuperarse tras un devastador terremoto en 17 d. C.[25][4] El emperador romano Tiberio ofreció ayuda para reconstruirla.
Durante la primera mitad del siglo XVII, cuando fue descrita de nuevo por el explorador y viajero francés Jean Baptiste Tavernier, estaban en pie, coronadas por el arquitrabe, seis columnas del gran templo de Atenea.
[28] En el siglo XIX estaba en ruinas, con restos visibles principalmente de la época romana.
Se descubrió un mercado, un complejo industrial, hogares y lugares de almacenamiento.
[3] La ciudad romana estaba estaba al norte de la acrópolis, superponiéndose en parte a los barrios helenísticos y lidios más antiguos, a los lados de una calle muy ancha, identificada con un tramo del Camino Real.
[37] Se construyó hacia el 300 a. C., donde probablemente los lidios adoraron en un altar a su diosa Cibeles.
[37] Situado en el extremo oeste del templo, se construyó con bloques de piedra caliza.
Medía en el estilóbato 45,73 x 99,16 m.[37] En la actualidad quedan de pie dos columnas en toda su altura y trece más en parte.
[40] Data por los capiteles en el segundo cuarto del siglo II a. C., se comenzó a levantar la perístasis, construyéndose los cimientos, pero solo se levantaron las columnas del lado este.
El gran naos se dividió en dos partes de igual anchura mediante un muro.