La ninfa se suicidó y la diosa castigo al culpable, que quedó empalado en estacas aceradas.
La riqueza en oro, concretamente en electrum, forjó la reputación de la montaña y del Pactolo, pero desde el siglo I a. C. este recurso está agotado.
[3] La región proporcionaba otro mineral que Estrabón (57 a. C.-25 d. C. llama pseudargiro[4] (en griego antiguo: ψευδάργυρος, pseudo-plata) en estado nativo:
Plutarco tiene en cuenta un mineral maravilloso al que llama arurophylax (en griego: arouraphylax, ἀρουραφύλαξ, «¿guardián de la tierra (cultivada)?»): Otro producto maravilloso del monte, según Plutarco, es la planta cuyas flores son de color púrpura; llamada crisopola (en griego: χρυσοπόλη), que habría permitido a los lidios conocer el oro en aleación (oro blanco):
Según Virgilio era también una fuente de azafrán: «No veas cómo el monte Tmolo nos envía sus crocus odorantes».