En el año 280 a. C., Seleuco murió asesinado y le sucedió su hijo Antíoco I Sóter.
Le sucedió Átalo I Sóter que tomó el título de rey y reinó desde el 241 a. C. al 197 a. C. Átalo luchó de nuevo contra los gálatas que habían vuelto a irrumpir por esa zona y en el año 230 a. C. les aniquiló después de unas cuantas campañas.
Átalo supo mantener una buena alianza con Roma que despuntaba ya como pueblo dominador.
En su reinado, Pérgamo sobresalió como un gran centro artístico y literario y su biblioteca llegó a ser la más importante del mundo conocido después de la de Alejandría.
Átalo III legó en su testamento el reino al pueblo romano.