Real Fábrica de Artillería de Sevilla

[3]​ En 2018 la Unión Europea financió la rehabilitación del espacio con 20 millones de euros para su uso como centro cultural.

En 1510 partió de Sevilla con destino a Puerto Rico el fundidor Jerónimo de Bruselas y en 1517 partió del mismo lugar a Ultramar el fundidor Diego Martínez.

[10]​ En 1564 Juan Morel se obligó a realizar dos cañones de bronce con el escudo real para Francisco Hernández Moreno y Gregorio Espinosa.

[14]​[15]​ Juan Morel Ribera continuó el oficio pero murió a comienzos del siglo XVII sin tener hijos varones adultos.

[18]​ En 1608 Ávalos vendió su parte de la fundición a Pedro Gil Vambel por 11.000 reales.

[22]​[23]​ En 1630 Francisco Ballesteros intentó controlar él solo la fundición, porque consideraba que Juan Vambel no era fundidor ni tenía capacidad para ello.

Los cañones con diestra, por ser esta de hierro y quedar incorporada en el bronce, se pudren en breve tiempo.

[39]​ En febrero de 1683 tuvo lugar riada en la ciudad en la que también se inundó la fundición.

[37]​ En 1691 el maestro mayor del cabildo municipal examinó el edificio, que se encontraba en riesgo de derrumbe, y estimó que hacían falta 25.054 reales de vellón para reparar sus muros.

El Consejo de Castilla accedió a financiar la reparación por considerarlo fundamental.

[39]​ En los últimos años del siglo XVII se fabricaban en esta fundición un promedio de 400 cañones anuales.

[41]​ En 1694 el asentista pasó a ser Enrique del Boye Habett, que se mantuvo al frente hasta su muerte en 1705.

No obstante, en 1725 consta que esas obras habían sufrido daños por un terremoto y el ingeniero general Jorge Próspero de Verboom realizó demoliciones en la fundición para acometer obras de nueva planta diseñadas por él.

Las obras de construcción corrieron a cargo del ingeniero Francisco López Barrios.

[48]​ En 1754, 1757, 1758 y 1789 se fueron adquiriendo inmuebles cercanos para ampliar la fundición gracias a fondos asignados por el rey.

[49]​[50]​ En 1757 comenzaron obras en la fábrica, con planos firmados por el director Juan Manuel de Porres.

[51]​ Entre 1749 y 1752 llegaron informes a España desde Francia sobre el sistema de fundición en sólido.

[52]​ En 1757 llegaron a Sevilla cuatro fundidores franceses y un barrenador para hacer pruebas de fundir en sólido.

Tras esto, San Martín pidió que los ocho arquitectos más afamados de la ciudad se pronunciasen.

[61]​ Maritz llegó a Sevilla el verano de 1772 y se mostró satisfecho con los avances.

Posteriormente se derribó el horno levantado por Drouet bajo diseño de Dietrich dejando solo la bóveda cilíndrica y la fosa.

[64]​ En 1775, cuando las obras planeadas estaban casi finalizadas, Martiz se fue a Lyon por su avanzada edad y por temas familiares.

[69]​ Cuando las obras del siglo XVIII concluyeron, esta fundición contaba con ocho altos hornos con capacidades de 700, 600 y 500 quintales, más otros cinco bajos con una capacidad de fundición que iba descendiendo hasta los 120 quintales.

[2]​ Los envíos de armas fabricadas en este lugar a América fueron especialmente intensos en el siglo XVIII.

Consta que, solo entre 1751 y 1755, se enviaron cargamentos a Veracruz, Cartagena de Indias, Honduras, Caracas, Maracaibo, Cumaná, La Habana, Puerto Rico, Santo Domingo, Buenos Aires y Lima.

De estos solo se conserva el "Cañón Tigre", fabricado por Juan Solano en Sevilla en 1768, y que es considerado popularmente como el que hirió al almirante británico Horacio Nelson.

La fábrica volvió a funcionar en noviembre de 1812 aunque lo hizo con bajo rendimiento, produciendo en cuatro años solamente 120 piezas.

En la década de 1830 la fábrica estuvo mejor atendida, sobre todo durante la primera guerra carlista.

La comisión en Sevilla para esta tarea estuvo presidida por el coronel Juan Nepomuceno Domínguez Sangran.

De gran interés arquitectónico son varios los elementos que dan forma a todo este conjunto.

Vista del interior de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, en la avenida Eduardo Dato
Nave de Fundición de Aceros de Sevilla. Construida en los años 30, se encuentra a apenas varias decenas de metros de la Real Fábrica de Artillería. Esta nave era usada para la fundición de cañones.
Linternas de la fábrica en un atardecer