Don Pelayo

Pelayo o Pelagio (en latín, Pelagius; en árabe, Belai al-Rumi),[a]​ nombrado frecuentemente como don Pelayo (f. 737 en Cangas de Onís), es considerado el primer monarca del reino de Asturias, que rigió durante 19 años.Su origen, que ha sido discutido en las últimas décadas por una serie de investigadores, pudo ser visigodo, astur o hispanorromano.Frenó la expansión de los musulmanes hacia el norte, comenzó la Reconquista y se le ha considerado tradicionalmente como el fundador del reino de Asturias, aunque recientes investigaciones arqueológicas sugieren que podría haberlo hecho sobre una organización política local previa.Coetánea de la anterior (posterior en todo caso a 887) y nacida en el mismo medio, es la denominada comúnmente como Crónica de Alfonso III, en sus dos versiones, la Rotense o vulgar y la Sebastianense o culta.[19]​ La historiografía moderna coincide en que estas declaraciones constituyen un paradigma llamado neogoticismo, seguramente avivado por influencias mozárabes, y que real o ficticio, respondía muy bien a los intereses políticos y al reforzamiento del prestigio personal de Alfonso III.Estas descripciones tan aparentemente idealizadas y acordes a los intereses del régimen asturiano, harían sospechar que son en su mayor parte creaciones literarias;[21]​ se trataría pues de la creación de un «arquetipo político neogoticista» que aportaría muy poco o nada al estudio del personaje histórico.La moderna historiografía admite casi unánimemente la idea de que Don Pelayo era un noble visigodo que se refugió en Asturias y logró convertirse en caudillo de las hasta entonces irredentas tribus norteñas.El líder astur y sus hombres se refugiaron en el monte Auseva, donde esperaron a las tropas musulmanas, mientras que Munuza ordenaba refuerzos desde la meseta para acabar con la resistencia.Sin embargo, otras crónicas posteriores citan que Munuza consiguió escapar con vida y le sitúan con bastante seguridad puesto a cargo de las tropas bereberes en las zonas fronterizas y de igual geografía montañosa en los Pirineos orientales.Fue suprimido por las tropas del emir en campaña de castigo y para deshacer el peligro que esta posición hubiera supuesto para el Ándalus recién creado.Pero una vez que décadas más tarde se consolidara el Reino, la sede regia fue trasladada sucesivamente a Pravia por el rey Silo, esposo de Adosinda, nieta de Pelayo, y, posteriormente, a Oviedo.En el sepulcro se encuentra esculpida la siguiente inscripción:[43]​ No obstante lo anterior, numerosos historiadores han cuestionado la autenticidad del traslado de los restos del rey don Pelayo y de su esposa a Covadonga.El escritor español José Ángel Mañas recreó la figura de Don Pelayo en la novela ¡Pelayo!
La gruta de Covadonga , refugio de Don Pelayo
Don Pelayo en la batalla de Covadonga en una imagen del siglo XII , folio 23 recto del manuscrito 2805 de la Biblioteca Nacional de España. Se trata de una de las copias del Corpus pelagianum del obispo Pelayo de Oviedo , efectuada a partir de un prototipo (incluso en las miniaturas) probablemente elaborado en el scriptorium de este obispo Pelayo. La insólita corona responde a modelos de fines del siglo XI , del tipo que lleva el monarca en el centro de las tablas lunares del manuscrito 17 del St. John’s College de Oxford (ca. 1080-1100), como las del Liber testamentorum . [ 24 ]
Don Pelayo en el escudo de Gijón
Tumba del rey Don Pelayo en la Santa Cueva de Covadonga.