Puede afectar al cuero cabelludo o a otras zonas de la piel en las que existe pelo, entre ellas las pestañas, cejas, axilas, región genital y barba.[4][5] El término alopecia fue descrito por el dermatólogo francés Raymond Sabouraud y deriva del griego alopex (zorro), debido a que este animal cambia de pelo dos veces al año.Algunas enfermedades crónicas del cuero cabelludo pueden provocar en una primera fase alopecia no cicatricial y después de un período de evolución más o menos largo, ésta se convierte en cicatricial.[2] En relación con el tratamiento, sólo existen 2 medicamentos que hayan probado en estudios científicos su eficacia, el minoxidil que se aplica en forma de solución sobre la piel y el finasteride que actúa bloqueando la producción de andrógenos y se administra por vía oral en forma de comprimidos.[10] Los genes implicados también están asociados a otras enfermedades autoinmunes, tales como la enfermedad celíaca,[10][11] la diabetes mellitus tipo 1 y la artritis reumatoide.Cuando las lesiones son extensas, a los anteriores se pueden sumar otros tratamientos, tales como corticosteroides por vía oral o inmunosupresores.[11] No se debe confundir con la tiña, ya que en este caso es una infección fungosa y además en este caso la piel de las calvas aparece inflamada, con ronchas o costras y se acompaña de un intenso prurito.Se engloba en esta denominación varios tipos de alopecia que pueden corresponder a diversas causas.Se distinguen las siguientes modalidades: La vitamina A en grandes dosis, los citostáticos, antitiroideos, anticoagulates, el ácido valproico son capaces de producir alopecia.[2][16] Según su origen pueden dividirse en 5 grupos: Enfermedades hereditarias, de causa infecciosa, tumorales, dermatosis y síndromes clínicos decalvantes.