Tricotilomanía

La tricotilomanía (del griego θρίξ, τρίχος, (zríx, trijos): cabello, τίλλω, (tíl-lō): depilar y μανία (manía): manía) es un hábito o comportamiento recurrente e irresistible dirigido a arrancarse el propio cabello o los vellos de distintas zonas del cuerpo.

Dadas sus implicaciones sociales, dicho trastorno no suele reportarse, lo que dificulta predecir su prevalencia con precisión.

También puede llegar a relacionarse con la tricofagia, que consiste en el hábito de mascar o ingerir el cabello, produciendo obstrucciones severas (tricobezoar) en el aparato digestivo.

Dichas condiciones comparten características clínicas, genéticas, y, probablemente, respuestas a tratamientos.

[3]​ La tasa de pacientes con tricotilomanía con parientes que padecen TOC es mayor a la esperada por las probabilidades.

[4]​ Por lo tanto, se subdivide al padecimiento en «automático» y «consciente»,[2]​ siendo el primero más frecuente en niños.

[2]​ La tricotilomanía está confinada generalmente a uno o dos sitios,[3]​ pero puede involucrar distintos lugares.

La cabeza es el sitio más frecuente, seguido por las cejas, pestañas, cara, brazos y piernas.

[2]​ Un efecto psicológico adicional puede ser la baja autoestima, generalmente asociada con la burla por parte de otros individuos.

En ambientes libres de estrés, algunos individuos no presentan síntomas,[6]​ aunque esta condición puede volver a manifestarse en cuanto dejan dicho lugar.

[7]​ Otras complicaciones médicas incluyen infecciones, pérdida permanente del cabello, heridas repetitivas por estrés y obstrucciones gastrointestinales debidas a la tricofagia.

[4]​[11]​ Un ejemplo común de actividades sedentarias que puede propiciar el arrancado del cabello es acostarse en la cama esperando dormir o descansar.

[4]​ Un ejemplo extremo de tricotilomanía automática son los pacientes que se arrancan el cabello mientras duermen.

[12]​ La ansiedad, y depresión clínica se presentan frecuentemente en pacientes que sufren el trastorno obsesivo-compulsivo llamado tricotilomanía.

[3]​[13]​ Este padecimiento tiene una relación estrecha con el estrés postraumático y algunos casos de tricotilomanía suelen ser causados por esta condición.

Cuando la tricotilomanía se manifiesta en la edad adulta, puede estar asociada a otros desórdenes psicológicos o psiquiátricos, y es recomendable la consulta con un especialista.

Quienes la padecen experimentan una necesidad casi obsesiva de arrancarse el pelo y advierten los expertos que, si no se controla a tiempo, puede convertirse en una enfermedad muy duradera.

«Los afectados quedan atrapados en pensamientos que no pueden controlar y se ven obligados a repetir ciertos comportamientos como el único medio de aliviar su tensión interna», señalan desde la Sociedad.

[2]​ Pueden ocurrir infecciones secundarias debidas al rascado y los pellizcos, pero otras complicaciones son poco frecuentes.

[3]​ El arrancado del cabello se mencionó por primera vez en la literatura en 1885 y el término tricotilomanía fue acuñado por el dermatólogo francés François Henri Hallopeau en 1889.