Las formas leves de la enfermedad son las más comunes, y pueden permanecer no ser diagnosticadas.
Consisten en pequeñas erupciones con olor característico que se agravan con el calor, humedad, estrés y luz solar.
La enfermedad tiene un patrón de herencia autosómico dominante, que indica que el defecto genético responsable está localizado en un autosoma (cromosoma no sexual) y solo una copia del gen es suficiente para causar la enfermedad cuando éste es heredado.
Durante los brotes pueden administrarse antibióticos tópicos u orales para evitar la sobreinfección de las lesiones.
Puede estar indicado el uso de cremas tópicas, al igual que en los casos graves, durante algún brote agudo.