Durante siete años la colección tuvo su sede en el domicilio particular del fundador, mientras se realizaba la restauración del Palacio llevada a término entre 1950 y 1954, fecha en la que se instaló definitivamente el Museo Nacional de Cerámica.
Tras su primera rehabilitación para adecuar las salas como museo, desde entonces se han sucedido numerosas intervenciones que comprenden la restauración del inmueble, mejoras en su infraestructura y la renovación de los espacios museológicos.
[8] Esta colección fue comprada en el Rastro de Madrid en el año 1964 por el propio González Martí, se encontraban montados sobre cartones y con el texto en idioma francés TISSUS COPTES/III-VI SIÈCLE.
Destacan autores como Ricardo Verde Rubio, José Benlliure, Vicente Ibáñez García de Lara o del pintor Ignacio Pinazo Camarlench.
La primera colección donada por su fundador González Martí, constaba de unas seis mil piezas en su mayoría cerámicas que comprendían desde la época medieval hasta lozas populares del siglo XIX.
Se encuentra expuesta repartida en las diversas salas de esta segunda planta del palacio.
Otras piezas empleadas para la arquitectura son los socarrats, cuyo formato mayor se destinaba al entrevigado de techos interiores, mientras los de menor tamaño se utilizaron componiendo frisos en terrazas, escaleras u otros lugares.
[16] Hasta el siglo XVIII, se comprueba en la exposición que las piezas de loza dorada se extendió su producción hacia Cataluña, Aragón, aunque a partir de la expulsión de los moriscos en el siglo XVII las decoraciones se simplifican, dejando paso poco a poco a la influencia por parte italiana en la policromía, así como la porcelana china y sus imitaciones.
Junto a bustos austriacos de este estilo se encuentran piezas del escultor valenciano Mariano Benlliure.
[16] En una sala adaptada especialmente se conserva la representación de una cocina típica valenciana, tal como la diseñó Manuel González Martí, con azulejería para zócalos y frisos junto con paneles decorativos de los siglos XVIII y XIX.