[9] Se trata de piezas representantes de una iconografía típica mudéjar de variados motivos abstractos (con microelementos decorativos que le dan cierta apariencia abigarrada) y representaciones más figurativas, con pavos y damas, quimeras, pintados en verde, y también en azul desde finales del siglo XIV.
Conviven los abigarrados diseños vegetales de tradición musulmana con figuras humanas, por lo general bustos.
La loza verde se hace muy popular, mientras la decorada en azul se refina con decoraciones chinescas o series esponjadas de inspiración italiana (fayenzas de Génova y Savona).
Este conjunto de competencias exteriores de focos más productivos, llevaría a la loza turolense del siglo XIX hacia la simplificación y el abaratamiento, manteniendo cierta personalidad en piezas como las benditeras.
El esplendor de la azulejería mudéjar se recuperaría tímidamente ya en el siglo XIX, con la ornamentación funeraria, como también ocurrirá en otros dos importantes focos alfareros aragoneses, Muel y Villafeliche.