Falange Española
Instaurada la Segunda República, iniciado el proyecto democratizador, cristalizan los primeros intentos en Falange Española, promovida por estos sectores reaccionarios.[13] No obstante, el falangismo dispuso de rasgos propios,[14] entre los que destacaba su catolicismo.[16] A diferencia de otros fascismos y a pesar de su retórica, la Falange no pretendía un "Estado Nuevo" y un "hombre nuevo", sino que estos serían consecuencia del tradicionalismo católico.[17] En 1933, José Antonio Primo de Rivera comienza a interesarse por la ideología fascista.[18] En febrero junto a Manuel Delgado Barreto (antiguo colaborador de su padre), director del diario conservador La Nación, lanzan el periódico El Fascio.Al intento se suman Rafael Sánchez Mazas y Juan Aparicio López.En su discurso fundacional Primo de Rivera, entre otras cosas, diría: Que desaparezcan los partidos políticos.Ramiro Ledesma, sin los apoyos de la oligarquía financiera, recibe presiones para que se fusione con la nueva Falange.[30] El socialista Luis Araquistáin publica en abril de 1934 un artículo en el periódico estadounidense Foreign Affairs en el que analiza las escasas posibilidades del fascismo en España: Tampoco consiguieron una solvencia económica.Subvención que fue reducida a la mitad para, posteriormente, ser retirada tras los pobres resultados electorales de 1936.[33] Ni la doctrina nacionalsindicalista logró atraer a los trabajadores, encuadrados éstos en los sindicatos de clase mayoritarios (UGT y CNT).En el periodo de la Segunda República las organizaciones juveniles se caracterizaron por su carácter violento.Como otros movimientos fascistas, FE puso especial interés en encuadrar en sus filas a jóvenes, organizándolos en una estructura paramilitar y canalizando su rebeldía hacia la práctica metódica y organizada de la violencia política.La fuerza que la ejecuta es, como mínimo, la Falange (formada por 33 individuos: tres ‘escuadras’ compuestas por 9 afiliados, un jefe y un subjefe), unidad a propósito para esta clase de actuaciones, pues por sí sola lleva a todos los medios combativos necesarios.Las milicias denominadas Falange de la Sangre (posteriormente pasó a llamarse Primera Línea), estuvieron dirigidas inicialmente por el militar retirado Luis Arredondo.En las páginas del ABC el escritor Álvaro Alcalá-Galiano se preguntaba ¿Dónde están las misteriosas legiones fascistas?se contestó a estas críticas: "Falange Española aceptará y presentará combate en el terreno que le convenga, Falange Española no se parece en nada a una organización de delincuentes, ni piensa copiar los métodos de tales organizaciones, por muchos estímulos oficiosos que reciba".