Álvaro Alcalá-Galiano y Osma

Pluma aliadófila durante la Primera Guerra Mundial, posteriormente sus columnas ensalzaron el fascismo italiano, así como difundieron las teorías antisemitas de la conspiración y un marcado anticomunismo.

[13]​ Hacia 1915 vivía en el palacio que construyeron sus padres, situado en el número 5 del madrileño paseo de la Castellana.

[18]​ Por aquel entonces según Ignacio Peiró Martín, sería «un escritor cosmopolita, monárquico y liberal».

[19]​ Alternativamente, la contemporánea Emilia Pardo Bazán, que reseñó varias de sus obras, le describió en 1915 como «intelectual de sangre azul y conservador abolengo».

[26]​ Desde las páginas del periódico ABC Alcalá-Galiano difundió durante la década de 1920 sus ideas antisemitas de matriz maurrasiana, así como valoraciones positivas del fascismo italiano y posiciones visceralmente antiparlamentarias.[27]​[n.

[34]​ Insistiría en la idea de la infiltración masónica en España durante la Segunda República.

[42]​ Participó más tarde, en 1935, en la estrategia de desprestigio a la CEDA ante la opinión conservadora desde las filas alfonsinas, intentando transmitir que dicho partido habría perdido el tiempo en el poder, permitiendo reorganizarse a la izquierda.

Su padre Emilio fue embajador en Londres y ministro de Estado en 1875.