Martín I de Aragón
Al contrario de lo que había hecho su hermano, procuró ganarse la amistad de las oligarquías urbanas, descontentas con el pronobiliario reinado anterior, aunque no consiguió muchos éxitos al encontrarse dichas élites envueltas en una guerra de bandos que el monarca, indeciso, no supo atajar.[3] Todo su reinado estuvo marcado por el Cisma de Occidente que dividía a la cristiandad desde 1378.[3] En 1397, cuando volvía de Sicilia para hacerse cargo del trono aragonés, se entrevistó en Aviñón con el antipapa Benedicto XIII, aragonés y pariente de la reina, con la intención de llegar a solucionar el cisma y, posteriormente, en 1403 intervino militarmente contra el asedio que sufrió Benedicto en su sede papal, rescatándolo y acogiéndolo en Peñíscola.La noticia sorprendió al monarca cuando empezaba a residir en su nuevo palacio de Bellesguard, en Barcelona.A la boda asistieron Benedicto XIII y el santo Vicente Ferrer, que ofició la ceremonia.No obstante, el rey Martín I murió antes de que la nueva reina quedara embarazada.Sin embargo, en el interior fue un período convulso, debido a las cada vez más cruentas guerras entre bandos nobiliarios en Aragón (los Luna contra los Urrea) y en Valencia (los Centelles contra los Soler y los Vilaragut).