[1] El mapa es la representación inequívoca de América más antigua conservada;[a] en él aparecen las tierras descubiertas hasta finales del siglo XV por las expediciones españolas y portuguesas a América.
[2] El mapa hace alusión al descubridor mediante una gran imagen de San Cristóbal que cubre la zona donde debería estar Centroamérica.
En el mapa se señalan los ríos, puertos y núcleos de población mediante símbolos convencionales.
En el margen inferior, a la derecha, aparece otra cartela pero en blanco, aparentemente reservada para algún texto que al final no se incluyó.
[1] Su estado de conservación es en general bueno pero con algunos desperfectos: desconchados en la parte superior, así como diversos deterioros debidos a un incendio.
[7] Contiene numerosos topónimos, escritos en castellano,[6] pero algunos de ellos son ilegibles, sobre todo en el Nuevo Mundo.
La rica ornamentación indica que probablemente fue realizada por encargo de algún personaje poderoso, quizás el obispo Fonseca.
[12] El historiador Hugo O'Donnell ha ido más lejos, opinando que el trabajo de Juan de la Cosa se limitó a un bosquejo que luego fue completado y enriquecido por algún otro cartógrafo.
[16] Al morir el barón de Walckenaer en 1852 su biblioteca salió a subasta.
Se han realizado varias ediciones facsímil, la primera en 1892 y las más recientes en 1992.
El trazado del mapa es claro y detallado en la zona de las Antillas, que aparecen representadas cada una con su nombre.
[3] Su imagen es bastante exacta: alargada, con numerosas bahías, estrangulada en dos puntos y con un extremo occidental curvado que forma un amplio golfo lleno de islitas.
[6] Se cree que De la Cosa pudo haber tapado a posta con este recuadro la zona centroamericana para evitar dibujar una línea de costa continua entre Norteamérica y Sudamérica, la cual habría negado la existencia del paso marítimo hacia las islas de las Especias que Colón y otros afirmaban existía allí.
Se representa de manera más esquemática y con menos indicaciones que otras zonas geográficas.
El embajador castellano en Londres, Pedro de Ayala, debió enviar a los Reyes Católicos una copia del mapa dibujado por Caboto, hoy desaparecido.
La costa oriental africana, que acababan de reconocer los portugueses, presenta un trazado menos exacto.
[1] El continente asiático está dibujado sólo en parte y de manera bastante inexacta.
En 1494 repitió el mismo dato en una carta a los Reyes Católicos relatando su Segundo Viaje.
[2] Es además la carta más antigua en la que aparece de forma indiscutible América.
Se cree por ello que su influencia en el desarrollo de la cartografía debió ser limitada.
[5] Sin embargo, sabemos que en su época fue apreciada por su calidad ya que o ella o una posterior del mismo autor fue citada por Pedro Mártir en 1514 entre las "cartas de marear" castellanas más valiosas.