Una brújula ubicada en una posición representada en una curva agónica apunta exactamente al norte verdadero, ya que su declinación magnética es nula.
El valor de la declinación magnética varía con el transcurso del tiempo: son las variaciones seculares, descubiertas por Gellibrand en 1634.
En algunos casos se debe a yacimientos subterráneos de hierro, o de magnetita en la superficie terrestre, que contribuyen fuertemente a la declinación magnética.
También se puede consultar un mapa de curvas isogónicas e interpolar el valor a la zona en cuestión.
Hoy en día algunos receptores GPS proporcionan valores para averiguar tanto el norte verdadero como el magnético.
Consultando la brújula se señalará el norte magnético a partir del palo.