La magnetita forma cristales de hasta 25 cm que habitualmente son octaédricos —menos frecuentemente dodecaédricos— con estriaciones paralelas a [011] en {011}.
[10] Se presenta también en masas granuladas, granos sueltos o arenas de color pardo oscuro.
[11] La magnetorrecepción es la capacidad que tienen algunos seres vivos para detectar la dirección y sentido del campo magnético.
Diferentes animales con esta habilidad, como aves, abejas o moluscos, usan la magnetita para orientarse y navegar utilizando el campo magnético terrestre.
Las palomas tienen también en el pico pequeños granos de magnetita que determinan la dirección del campo magnético y posiblemente les permiten orientarse.
[10] Otros yacimientos notables se encuentran en Plestin-les-Grèves (Bretaña, Francia) y en el monte de São Bartolomeu (Nazaré, Portugal).
[3] En España, los cristales octaédricos mejor formados se localizan en San Pablo de los Montes (Toledo).