Lonja de la Seda

[6]​ Entre los años 1541 y 1551 se edificó la lonja de Zaragoza del mismo tipo, pero ya con estilo renacentista.

En cuanto a la influencia política, ya desde finales del siglo XIV la influencia de Valencia en la Corona de Aragón se hizo cada vez más grande con personajes como San Vicente Ferrer y aún más a lo largo del siglo XV, hasta el punto que las dos únicas veces que un obispo hispánico llegó a papa fue con dos obispos valencianos: Calixto III y su sobrino Alejandro VI, naturales de Játiva y pertenecientes a la familia Borgia.

En el siglo XIV ya había sederos locales, mayoritariamente judíos, y más tarde conversos, agrupados en 1465 en la «cofradía de la Virgen de la Misericordia», bajo cuya advocación hay una capilla en la Lonja construida entre 1484 y 1486.

[20]​ No obstante, la lonja ha mantenido su nombre tradicional hasta nuestro días, en homenaje a la que fue pionera industria valenciana durante tantos siglos.

Para poder construir su edificación se compraron y derribaron veinticinco casas próximas al mercado.

Enfrente mismo se encuentran el Mercado Central y la iglesia de los Santos Juanes.

Vista desde la plaza del Mercado, la parte derecha del edificio corresponde a La Lonja propiamente dicha, también conocida como Sala de contratación o Salón columnario (1483-1498); a su izquierda se encuentra la Torre central (1483-1498), de tres cuerpos empleados para capilla (el piso bajo) y para prisión (los dos pisos superiores).

[22]​ La Lonja de Valencia, sin embargo, presenta una medida y una ornamentación más grande que la mallorquina.

A la sala de Contratación se accede por unos portales formados por arcos conopiales dispuestos entre largos pináculos, se encuentran en la fachada principal (plaza del Mercado) como en la posterior (plaza de La Lonja).

Estos portales se forman con grupos de esbeltas cañas prismáticas rematadas por agujas floridas.

La Lonja fue diseñada como un templo al comercio y presenta un marcado carácter simbólico, en el que se ha querido ver la representación del paraíso en el que las columnas serían los troncos de las palmeras y las cúpulas representarían la bóveda celeste, que se encontraba originalmente pintada de azul con estrellas doradas.

[25]​ Desde el Salón Columnario hay una escalera de caracol para acceder a la torre.

Por la cual se accede a las salas superiores de la torre, contaba originariamente con ciento diez escalones, pero en la restauración realizada por el escultor Josep Aixa y el arquitecto Antoni Ferrer,[25]​ se le añadieron otros treinta y dos, ya que se consideró que la torre había quedado inacabada.

Los pisos altos de la torre se destinaban a prisión para los mercaderes morosos en sus pagos.

En la parte izquierda del patio de los Naranjos, se encuentra el Consulado del Mar, institución creada en 1238 donde los jueces o los cónsules de comercio celebraban sesiones sobre asuntos marítimos y mercantiles.

Según Manuel Sanchis Guarner, el Consulado, con una profusa y graciosa decoración bastante italianizante, convive en feliz maridaje con la gótica Sala de Contratación.

Estuvo encajado de manera muy satisfactoria en la Cámara Dorada hacia el año 1921.

La planta baja del Consulado, que se utiliza para exposiciones y audiovisuales, cuenta con un interesante techo de estilo renacentista.

Se construyó la lonja gótica a finales del siglo XV; los lombardos Jacobo Bertessi (de Cremona) y Antonio Aliprandi (de Milán) añadieron el recubrimiento barroco a la iglesia de los Santos Juanes al final del siglo XVIII; y los arquitectos barceloneses Alexandre Soler i March y Francesc Guàrdia i Vial edificaron el modernista Mercado Central al principio del siglo XX.

En el contrato se acuerda esculpir un adorno «de buenas fulles a voluntat del mestre Pere Compte» y también se dice que «todas estas cosas han de ser hechas y bien acabadas a conciencia del dicho maestro Pere Compte, como es el trabajo de todas las dichas hojas, y que el dicho maestro Compte les haya de dar las piezas cortadas y realizadas todas las molduras».

[23]​ El friso se remata con merlones adornados con la corona real y unas gárgolas.

Empleadas para desaguar la lluvia de los tejados, representan animales fantásticos, monstruos y personas en actitudes satíricas e indecorosas.

El mérito y la belleza arquitectónica del edificio ha sido alabado desde bien antiguo.

[32]​ La Lonja fue alabada por personas de formación clasicista, no muy acordes con el estilo gótico.

Como el crítico Antonio Ponz a finales del siglo XVIII, que comentó:

Vista exterior.
La Lonja desde la plaza de la Companyia.
Fachada principal de la Sala de Contratación.
Decoraciones talladas en piedra.
Plano de la Lonja de la Seda.
Vista de ojo de pez del techo del Salón Columnario
Detalle de columna y bóveda
Primera frase de la inscripción latina del Salón de la Contratación.
Torre de la Lonja, el remate de la cual, restauración de los años 1885/1902, se presenta en color más claro.
Bóveda de crucería estrellada de la capilla.
Patio de los Naranjos.
Sala Consulado del Mar.
Techo de la Cámara Dorada del Consulado del Mar.
Plano de situación de la plaza del Mercado.
Detalle del piso superior de la fachada del pabellón del consulado, se compone de un bloque de ocho ventanas, una de ellas cegada.
Escudo real de la plaza del Mercado.
Escudo de la plaza del Dr. Collado.
Otro escudo, en la fachada principal.