Otros cánidos, como los lobos salvajes, dingos, coyotes, chacales y zorros también pueden ladrar, aunque no es su sonido predominante.
Otros mamíferos diferentes, como los marsupiales del género Dasyurus (cuoles o gatos marsupiales), los rumiantes del género Muntiacus (muntíacos, llamados «ciervos ladradores»), varias especies de otarios y los perritos de las praderas emiten sonidos similares que también cabría denominar ladridos.
[cita requerida] Aunque los perros descienden directamente del lobo salvaje (Canis lupus), su ladrido constituye una diferencia significativa respecto a su especie antecesora.
[4] Una tendencia mayor a ladrar podría haber sido útil para el hombre como sistema de alarma.
No implica agresión, y —aunque a menudo se asocia con ruidos extraños generados al inmiscuirse en el territorio del perro— no es el mismo tipo de ladrido de aviso asociado a la territorialidad.
Puede adoptar la forma de sólo uno o unos pocos ladridos, o puede dar lugar a un ladrar sostenido hasta que el perro ve que se han tomado medidas con respecto al motivo de la alarma.
La tabla es la siguiente, de menos (1) a más (10) ladradores:[6] Muchos animales se comunican mediante diversas vocalizaciones.
[7] Investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst han establecido que el volumen, la altura, la tonalidad, el ruido, lo abrupto del arranque y la duración del pulso están entre los criterios que se pueden usar para definir un ladrido.