Los chacales ocupan un nicho ecológico similar al de los coyotes[2] en América del Norte.
Su unidad social más común es una pareja monógama, que defiende su territorio de otras parejas persiguiendo enérgicamente a los intrusos y marcando puntos de referencia alrededor del territorio con su orina y heces.
Los chacales pueden reunirse ocasionalmente en pequeñas manadas, por ejemplo, para carroñear un cadáver, pero normalmente cazan solos o en parejas.
Tienen un pelaje denso y espeso que les ayuda a sobrevivir en diferentes climas.
Sus ojos suelen ser de color amarillo o ámbar y están bien adaptados tanto para la actividad diurna como nocturna.
Al igual que los lobos en libertad, los chacales viven en familias formadas por una pareja socialmente monógama y sus crías.
Ambas especies emiten aullidos largos y penetrantes mientras corren, intercalados con ladridos muy cortos, que sirven para reunir a la manada antes de cazar.
Casi todas las palabras descriptivas usadas para justificar la división del género eran términos relativos, sin una medida de referencia, y ese argumento no tenía en cuenta que la diferencia de tamaño entre especies podía ser considerable.
[6] La teoría Thos de Oken tuvo escaso impacto en la taxonomía, pero fue revivida en 1914 por Edmund Heller que apoyó la separación en un nuevo género.
A pesar de su similitud externa, no siempre están estrechamente relacionados entre sí.
Filogenia de los cánidos existentes parecidos a lobos basados en el ADN mitocondrial:[9][10]