Estas áreas se reúnen en dos grupos mayores separados por el Gran Valle del Rift, constituyendo dos subespecies separadas: C. s. simensis al noroeste y C. s. citernii al sureste.
Por su aspecto recuerda más a un perro doméstico primitivo como el dingo que al típico lobo de Eurasia.
El cuerpo es grácil, dotado de morro, orejas y patas largas.
Salvando estas circunstancias excepcionales, los lobos etíopes pasan el día acechando roedores o destruyendo sus madrigueras para capturarlos, siempre en solitario.
En las zonas donde sufren la persecución humana, estos animales abandonan sus hábitos diurnos y se vuelven crepusculares o nocturnos.