Era hijo del militar José Martínez Herrera y de Consuelo Santa-Olalla Cadiñaños.
Vivió en Ronda, Sevilla, Madrid, Ceuta, Bilbao, Barcelona y otros lugares.
[1] En su juventud conoció al jesuita Eugenio Jalhay, que influyó en su vocación por la historia y con el mantuvo siempre una estrecha amistad.
[1] En 1927 se trasladó a la Universidad de Bonn, donde impartió lengua y cultura españolas hasta 1931.
[2] Durante su estancia en Alemania estudió en el Museo Central Romano-Germánico de Maguncia y conoció al arqueólogo Gustaf Kossinna, mostrando interés por su obra sobre los indoeuropeos y el pueblo alemán.
[3] Tras licenciarse empezó a elaborar su tesis doctoral, titulada Elementos para el estudio de la cultura de los talayots en Menorca, que fue dirigida por Obermaier y realizada en Alemania y Madrid.
[2] En 1931 escribió una serie de cartas a Américo Castro en las que se mostraba muy crítico con Ramón Menéndez Pidal y Wilhelm Meyer-Lübke.
[11] Esta incorporación de los celtas, considerados indoeuropeos y arios, habría tenido lugar según su criterio hacia el año 1 000 a. C., durante la Edad del Bronce y habría tenido unos efectos positivos en la civilización.
El evento incluyó visitas a los cementerios visigodos de Madrona y Castiltierra.
[21] Schleif se carteó con Martínez Santa-Olalla, poniéndole al corriente de sus descubrimientos.
[22] En 1933 publicó en la revista Germania (fundada por el Instituto Arqueológico Alemán en 1917 y que aún existe)[23] su artículo Fíbulas de lazo de los visigodos y en 1936 Fíbulas aquiliformes visigodas en España.
[24] En 1935 publicó en la revista Nordische Welt su artículo Características principales de la arqueología visigoda en la península pirenaica.
Esta fue organizada por el Instituto Iberoamericano, dirigido por Wilhelm Faupel, y la Sociedad Hispano-alemana.
En esta ciudad, Martínez Santa-Olalla ilustró a Himmler sobre los visigodos e hizo de traductor del general José Moscardó en el Alcázar.
Luego, explicó al jefe de las SS todo lo que iba viendo en el Museo Arqueológico Nacional.
[36] El ministro falangista José Luis Arrese escribió en julio de 1941 a Wolfram Sievers, Walther Wüst, Heinrich Himmler y a otras personalidades para que la Ahnenerbe y otras instituciones alemanas tomasen parte en las excavaciones de Martínez Santa-Olalla en el cementerio visigodo de Castiltierra.
[37] En febrero de 1942 Martínez Santa-Olalla envió piezas encontradas por él en Castiltierra a la Ahnenerbe.
[41] El traficante de arte y anticuario Herbert Marwitz vendió al Museo Nacional Germano de Núremberg una fíbula germánica que supuestamente había sido encontrada en 1936 en Moravia.
Martínez Santa-Olalla informó a la policía, que detuvo en junio de 1941 al falsificador[43] Enrique Galera Gómez.
[44] También se puso en contacto con la policía el director del Museo Arqueológico Nacional, Blas Taracena Aguirre, que escribió un informe para Martín Almagro Basch y Hans Zeiss.
[46] El hecho de que Martínez Santa-Olalla hubiera considerado auténticas las falsificaciones de Enrique Galera en el pasado fue aireado por su antiguo alumno, Almagro, en un artículo que fue traducido al alemán y enviado al prehistoriador Kurt Willvonseder, por lo que Martínez Santa-Olalla se sintió traicionado y su reputación se vio perjudicada en el Tercer Reich.
Sievers y Wüst encargaron recabar información al arqueólogo Herbert Jankuhn, que decidió ser cauteloso.
Su primer presidente fue Helmut Schlunk, que también mantuvo una nutrida correspondencia con Martínez Santa-Olalla.
Himmler seleccionó al arqueólogo y teólogo Otto Huth para investigar esta teoría.