De época musulmana, está situada a los pies del monte Gibralfaro, donde se encuentra el castillo defensivo andalusí al que estaba unido por un pasillo resguardado por murallas llamado La Coracha; junto al Teatro romano de Málaga y frente al Palacio de la Aduana, es una oportunidad para ver en solo unos metros la unión de las culturas romana, andalusí y renacentista, lo que convierte a este rincón en un lugar muy especial.
Más tarde, los muros exteriores y parte del recinto interior fueron usados para caserío.
[5] Su reforma le confiere una profunda impronta como edificación nazarí construida sobre roca.
Tuvo sucesivas reconstrucciones, algunas hasta en el siglo XX, y actualmente es visitable con importantes muestras arqueológicas expuestas.
Asimismo, en la antigua calle del Zagal de la Alcazaba, se encontraba la antigua mezquita-capilla bajo la advocación del Arcángel Gabriel que mandó construir el rey Fernando II de Aragón en 1497, hoy también desaparecida.
[6] Para llegar a la zona superior del palacio, donde habitaba el cadí o el alcaide de la ciudad, y que aún se conservaba en buen estado en 1675 según relataba Cristóbal Amate de la Borda y donde se hospedó el rey Felipe IV de España durante su visita a la ciudad en 1625, era necesario atravesar desde el interior de la ciudad tres recintos concéntricos amurallados y alargados, y ocho puertas fortificadas; dos de ellas en recodo, que daban seguridad a sus habitantes, tanto a los reyes y gobernadores musulmanes, que habitaron el palacio taifal y el palacio nazarí, como a los que moraron en el arrabal a intramuros.
Toda la zona de ingreso sufrió modificaciones recién conquistada la ciudad por los Reyes Católicos.
Este arco es un pasadizo en recodo abierto en el interior de una torre, cuya parte superior fue reconstruida.
En la estancia alta había un matacán, como así atestiguan dos ménsulas de piedra que sobresalen en el muro.
Trabajos arqueológicos realizados por el profesor Manuel Acién han localizado en este enclave vestigios de una primitiva mezquita aljama del periodo emiral, siglo VIII.
Una vez traspasada la puerta de los Arcos se tuerce a la izquierda para alcanzar la plataforma superior.
En la parte central del recinto superior se encuentran los “Cuartos de Granada”, donde vivían los reyes y gobernadores.
El palacio estaba organizado a base de patios rectangulares y crujías en torno.
Este pórtico pertenece a la reconstrucción realizada durante los siglos XIII o XIV.
A occidente del pórtico, y en comunicación con él, existe un pequeño pabellón también reconstruido, abierto en sus cuatro frentes por arcos lobulados de yeso entrecruzados.
En la parte septentrional del barrio había un baño, en donde el agua subía a través de una noria desde un pozo profundo al que llamaron Airón, en el recinto inferior.