Algunos historiadores destacan que las biografías de ambas son inseparables.
[23] El convento de Santa Clara de Toledo atravesaba una grave crisis económica en esos momentos, ya que había más de 70 monjas sin incluir a las novicias, y en el reino de Castilla, como señalan diversos autores, había una grave inflación que elevó enormemente los precios,[24] por lo que la «generosa» dote aportada al convento toledano por las hijas de Enrique II[25] contribuyó a aliviar la situación financiera del cenobio y permitió que éste pudiera adquirir dos casas que estaban junto a él.
[29] En el convento se celebraban todos los años un aniversario con misa, vigilia y responso cantados en memoria del rey Enrique II, que había protegido siempre al convento y estimaba mucho a las monjas clarisas, y de su esposa Juana Manuel de Villena, hija del célebre magnate Don Juan Manuel.
[38] Enrique III de Castilla, como ya se ha indicado anteriormente, legó en su testamento cien mil maravedís a Isabel e Inés Enríquez, a quienes llamó en dicho documento tías suyas,[4] y el rey Juan II también dejó ciertas «mandas» a las mismas en su testamento y un juro perpetuo procedente de las alcabalas de la ciudad de Toledo.
[40] El 31 de septiembre de 1395, las abadesas Isabel e Inés Enríquez y su pariente fray Juan Enríquez, que era el visitador del convento de Santa Clara la Real y llegaría a ser posteriormente obispo de Lugo, solicitaron al Tribunal del Subsidio que dicho convento quedara exento de abonar el tributo del Subsidio, y el tribunal, basándose en una bula que el papa Clemente VII había concedido en ese sentido al mencionado convento en 1394, falló a favor del convento y les eximió del pago de dicho impuesto.
[43] Además, en algunos documentos ambas recibían el título de «altezas», en el convento de Santa Clara se las llamaba infantas, y la historiadora María Luisa Pérez de Tudela señaló que tal vez hicieron eso por las bulas que el papa Martín V había emitido a su favor en ese sentido.
[44]No obstante, y debido a la larga ausencia del duque Fadrique Enríquez, las religiosas del convento y las abadesas Isabel e Inés Enríquez persuadieron a Beatriz Enríquez para que vistiera el hábito de las clarisas, y al final esta última, tras muchos ruegos y súplicas por parte de aquellas accedió a su petición,[44] y después de haber permanecido en el convento durante más de dos años, al final las monjas obligaron a Beatriz a que profesara como religiosa en dicho convento, tras haberla mantenido encerrada contra su voluntad.
Sin embargo, el duque Fadrique se opuso a lo anterior y comunicó al papa Martín V que su hermana aún deseaba abandonar el convento, por lo que le solicitó que se realizara una investigación sobre lo ocurrido.
[54][e] Isabel Enríquez falleció alrededor de 1420[50][8][55][11] o 1421,[8][50] según afirman diversos historiadores,[56][49] ya que el último documento en el que consta su firma está fechado en 1419.
[67][68][69] Y argumentan que Luis González pudo hacerse pasar por sobrino de Gonzalo en lugar de hijo[f] debido a que el rey Enrique II no aprobó el matrimonio de sus padres y encerró a Gonzalo Núñez en prisión, lo que explicaría que el apellido de Luis fuera «González», que como señaló Rodríguez-Picavea Matilla, no era comúnmente usado por los miembros de su familia.