[9] Y las monjas permanecieron en dicho lugar durante más de cien años.[17] En 1373 el convento de Santa Clara quedó establecido canónicamente, de forma solemne, mediante la escritura de fundación otorgada por María Meléndez el día 13 de junio por la que cedía a dicho cenobio las casas que poseía en el interior de la ciudad amurallada de Toledo[16][18] y todos sus bienes para que las clarisas pudieran edificar un convento en dicha ciudad con capacidad para albergar treinta monjas y una dote suficiente para que el cenobio pudiera mantenerse con sus propias rentas.[24] El convento de Santa Clara atravesaba una grave crisis económica en esos momentos, ya que había más de 70 monjas sin incluir a las novicias, y en el reino de Castilla había una grave inflación que elevó enormemente los precios,[25] por lo que la «generosa» dote aportada al convento toledano por las hijas de Enrique II[26] contribuyó a aliviar su situación financiera y permitió que este pudiera adquirir dos casas que estaban junto a él.[30] En el convento se celebraba todos los años un aniversario con misa, vigilia y responso cantados en memoria del rey Enrique II, que había protegido siempre al convento y estimaba mucho a las monjas clarisas, y de su esposa Juana Manuel de Villena, hija del célebre magnate Don Juan Manuel.[32][c] Y en su testamento, Enrique II cedió a sus hijas 36.000 maravedís de renta, siendo 16.000 de ellos para su hija Inés y los 20.000 restantes para su otra hija, Isabel,[33] y el rey dispuso que a la muerte de ambas esos 36.000 maravedís corresponderían al convento de Santa Clara la Real.[35] No obstante, esta última debió fallecer hacia 1420, ya que el último documento en el que es mencionada data de 1419.[35] El largo periodo en el que Inés Enríquez fue la abadesa del convento de Santa Clara fue el de «máximo esplendor» del cenobio, ya que a la protección que los reyes Juan I, Enrique III y Juan II otorgaron al mismo se sumaron otros privilegios y exenciones otorgados por los papas o por las autoridades eclesiásticas, y las numerosas donaciones de particulares que el convento recibió en bienes inmuebles y raíces y en ornamentos y otros objetos destinados a la celebración de la liturgia.
Gran dobla
o
dobla de a diez
de Pedro I de Castilla, hijo y sucesor de Alfonso XI, acuñada en Sevilla en 1360. (
M.A.N.
,
Madrid
)