Cuenta con un extenso e irregular término municipal (23841 ha), cuyo relieve es predominantemente llano, con algún arroyo estacional y algunas elevaciones al norte.
Al sureste, el río Cabriel y su accidentada ribera forman una pequeña parte de su límite territorial.
Durante muchos años se han ido encontrando en todo su extenso término municipal numerosos restos arqueológicos de distintas épocas históricas, datándose aquellos más antiguos en el período neolítico y la Edad del Bronce.
Como compensación, obtuvo el señorío de la villa, llegando a tener casa-palacio en lo que entonces era el Castillo; allí elaboró parte de sus libros y una biblioteca que llegó a cobrar gran fama en esa época.
Los libros en su mayoría fueron quemados por el inquisidor Fray Lope de Barrientos (la gente creía que hacía hechizos en el sótano del castillo).
Los siglos venideros mantendrán el enclave iniestense con su importancia político-administrativa, siendo en varias ocasiones cabeza de partido.
El siglo XVII destaca por el gran desarrollo urbanístico con la construcción de importantes casas-palacio en la villa.
Las continuas guerras decimonónicas y la política general del país marcaron una decadencia histórica muy acusada no solo en Iniesta sino en todas las regiones de España.
Ya en el siglo XX la revolución industrial en la agricultura motivó un despegue generalizado que solo se vio truncado por la guerra civil de 1936 y su dura posguerra.
Cabe destacar el auge de distintas empresas que en torno al sector primario se han desarrollado en los últimos años en Iniesta, como son la Cooperativa del champiñón o la del vino, una fábrica conservera, dos empresas comercializadoras de cereales, o varias agencias de transportes, así como distintas empresas dedicadas a la cunicultura y a la ganadería porcina y ovina.
También es importante el desarrollo actual de la construcción que da empleo a numerosas personas.