Venta del Moro

Se trata de un municipio hispanófono, en el que el español cuenta con el predominio lingüístico reconocido legalmente.

El término municipal está atravesado por la autovía del Este entre los pK 259 y 263.

También son varios los yacimientos y cultura material que marcan la presencia de los iberos en el término.

Alfonso X entregó su carta de población a Requena y su Tierra en 1257.

En 1593 se nombra por primera vez un alcalde pedáneo para Venta del Moro, primer antecedente, pues, de administración municipal.

Tiene el ojo ciento y veinte pies en güeco de mucha largura.

En el censo de 1699, Venta del Moro era aún un pueblo de solo 15 vecinos, pero será en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se constata ya un importante crecimiento demográfico en la zona con aportes migratorios.

Otros cultivos minoritarios que cita en la zona es el azafrán, garbanzo, cáñamo, verduras, hortalizas, maíz, guijas, etc.

Había una pequeña representación del sector textil compuesta por un peraire, un sastre y cinco tejedores, pero de dedicación no completa a su oficio.

En el siglo XVIII la figura del alcalde pedáneo es auxiliada también por un fiel de fechos.

En una comarca isabelina o borbónica, fueron muchas las incursiones carlistas que afectaron al pueblo y aldeas de Venta del Moro, especialmente en la primera (1833-39) y última Guerra Carlista (1872-1875), con continuos saqueos y extorsiones a la población y gobierno locales, destacando las incursiones de los generales carlistas Ramón Cabrera, Miguel Gómez, Sancho el Fraile, Forcadell, Cucala, Santés apoyados por facciones carlistas locales (Peinado, El Puli, Timoteo Andrés el Pimentero).

La segunda mitad del siglo XIX supuso el auge de la viticultura en toda la comarca.

Fue una decisión motivada especialmente por razones económicas (el comercio con Valencia era desde hacía muchos años una realidad creciente) y que fue apoyada por la oligarquía requense.

En el Nomenclátor de 1870 el término contaba con 2104 habitantes, repartidos en 453 casas (170 en Venta del Moro pueblo).

Fueron muchas las familias que tras la paralización de las obras se quedaron a vivir en el término.

En 1936, con la Guerra Civil, se produce un saqueo e incendio de las diferentes iglesias del término.

En el verano hay 1310 habitantes en Venta del Moro, y 500 en Casas de Pradas.

El resto de economía se complementa con el sector de la construcción y sobre todo la actividad comercial y hostelera, centrada especialmente en Venta del Moro pueblo, aunque con alguna presencia también en aldeas.

En los últimos años se ha originado un crecimiento importante de empresas vinculadas con el turismo rural (albergues, hostal, casas rurales, empresas dedicadas al deporte de aventura).

Otros platos típicos venturreños son el morteruelo de la matanza del cerdo, el pernil al horno, el bollo con sardinas y tajadas magras, la atasca y el moje de sardinas.

Por último, en el apartado de postres, cabe destacar los buñuelos, las magdalenas borrachas, los mantecados, las torrijas y las migas dulces.

Escudo de Venta del Moro
Escudo de Venta del Moro