Villalpardo

Está a escasos 4 km de la A-3 (Autovía del Este) que une Madrid y Valencia.

Su altitud viene a ser de 700 m s. n. m. Su clima es continental pero influenciado por su ubicación tiende a tener unos veranos muy secos e inviernos muy fríos, escaseando la lluvia por lo que adquiere con ello un claro matiz mediterráneo.

Las precipitaciones medias anuales se encuentran en torno a los 300 litros por metro cuadrado y las temperaturas oscilan entre los 4 grados bajo cero que pueden llegar a producirse en invierno y los 35 grados sobre cero del verano.

Los terrenos de cultivo están dedicados, principalmente, a viña, olivo, almendro y algunas especies de frutales, existiendo igualmente monte bajo y alto con diversas especies autóctonas como pino carrasco, encina, coscoja, romero, enebro, etc.

El motor económico de los habitantes del pueblo está basado principalmente en el sector primario, la agricultura, pero teniendo gran relevancia también el cultivo del champiñón y ya en menor medida el sector servicios.

Existe también una posibilidad por la cual se puede pensar que los antiguos moradores del primer asentamiento fueran gentes oscuras de piel, lo que coloquialmente podríamos llamar pardos, todo ello producto del mestizaje de población autóctona y árabe.

La historia del pueblo se encuentra ligada en la Historia, como casi todos los pueblos de la comarca, a Iniesta, villa a la que perteneció hasta el año 1729, por tanto, su término comparte avatares históricos de las poblaciones y civilizaciones más antiguas.

En su término municipal y limítrofes se han encontrado diferentes restos arqueológicos que atestiguan la existencia de pobladores en las distintas etapas cronológicas, desde la Edad del Bronce, con las famosas pinturas rupestres en el río Cabriel, pasando por la cultura ibérica, que tuvo su centro neurálgico en la ciudad de Ikalesken, actual Iniesta, y por la dominación romana de todo el territorio, pasando a integrarse en la provincia Cartaginense, hasta la invasión musulmana.

El siglo XIX se fue consolidando el trazado urbanístico actual, aumentando su población y estabilizándola, aunque sin llegar a tener ningún tipo de predominio o papel preponderante entre sus pueblos vecinos.

Se sabe que allá por 1540, (todo ello según D. Rafael Bernabéu en su libro Historia de Requena) una tempestad destrozo caminos y puentes entre los que se encontraba el de "Vadocañas", ¿cómo puede ser que si en esos años “no existía el actual puente” se hablara de uno con el nombre del mismo paraje?, por todo esto se pone en duda si en realidad existió un anterior puente en la misma posición del actual o por el contrario habría otro situado en otra zona del río.

Puente situado sobre la llamada “Rambla de San Pedro”; por el pasaba la antigua carretera comarcal (actual CM-3201); delimita los términos de Villalpardo y Minglanilla, fue construido en el siglo XIX aunque no se ha encontrado documentación relativa a esa construcción, pero se sabe que sería cuando por fin se realizó la primera carretera que unía las poblaciones anteriormente nombradas.

Villalpardo, pueblo como tal está lleno de tradiciones y festividades que se celebran a lo largo de los años, algunas siguen vigentes y otras se han perdido en el tiempo.

Es este un cerdo, ofrecido al santo por algún vecino desde pequeñito, que se ha criado libremente por las calles del pueblo comiendo de lo que le dan los propios vecinos del pueblo a la puerta de sus casas.

La “caridad” consiste en unos rollos o tortas pequeños amasados a los cuales de les añaden anisillos y bendecidos por el cura párroco en ese mismo momento, mientras que el zurra es una bebida resultante de mezclar vino, gaseosa con azúcar y trozos de fruta como plátano, manzana o naranja.

La “caridad” es preparada cada año por un barrio del pueblo y en su elaboración participan los vecinos que lo desean.

Está formado por un monte frondoso en el que predomina el pino mediterráneo y el matorral autóctono.

En el año 1603 se solicita la primera licencia para celebrar la feria anual en el Sitio de Consolación.

La ermita es una construcción en planta salón, de una sola nave y crucero sobresaliente, con camarín adosado tras el presbiterio.

Este camarín es obra posterior pero enlaza bien con el resto, tanto interna como externamente.

La Hospedería es una edificación de planta cuadrada, con un patio central porticado al que dan todas las habitaciones.

En la planta baja hay veintidós estancias que se utilizaban, la mayoría, como almacenes, graneros, etc.

Los tabicados actuales no coinciden con los que en su día se hicieron por el presente aprovechamiento del lugar como zona de veraneo.

En el centro había una cisterna, pensada como aljibe para recoger las aguas de lluvia.

Una hermosa balaustrada recientemente restaurada conserva su forma primitiva y presta gran parte de su encanto al conjunto.

Las casas del costado sur tienen acceso por tres escaleras que dan a un corredor sombreado por el techo voladizo sobre pilares de madera y zapatas que sirve de distribuidor para acceder a las viviendas.

Zona ideal de baño por lo especial del paisaje y sus aguas cristalinas.

Este monolito indica a los romeros y visitantes que se entra en zona sagrada.

Cercano a la Ribera de Vadocañas, al margen del camino aparece un resto celtíbero muy bien conservado.

Iglesia parroquial de San Pedro Advíncula