Historia de la primacía papal

En la teología católica romana, la doctrina de la sucesión apostólica afirma que Cristo otorgó la plena autoridad sacramental de la iglesia a los doce apóstoles en el sacramento del orden sagrado, convirtiéndolos en los primeros obispos.

La posición oficial católica, como señala Eamon Duffy en su libro Saints and Sinners: A History of the Popes, es que Jesús había designado esencialmente a Pedro como primer papa,[3]​ aunque el título respetuoso de "papa" (que significa, "padre") se desarrolló en un momento posterior.

[cita requerida] Al menos a finales del siglo II, se refleja la creencia de que Jesús concedió a Pedro la jurisdicción sobre la Iglesia, cuando Clemente de Alejandría escribió: "¿Quién es el Rico que se salva?

En un texto ligeramente posterior (220 d. C.) "Sobre la modestia", Tertuliano escribe extensamente sobre el significado del Mateo 16:18-19, "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", y similares, enfatizando el derecho singular, no plural, y condenando "cambiar totalmente la intención manifiesta del Señor, confiriendo (como esa intención) este (don) personalmente a Pedro" (Cap.

Siendo este el caso entonces, todas las congregaciones tenían que acatar las regulaciones establecidas en Roma).

Los presbíteros eran ordenados y asistían al obispo; a medida que el cristianismo se extendía, especialmente en las zonas rurales, los presbíteros ejercían más responsabilidades y tomaban forma distintiva como sacerdotes.

En el siglo II, esta estructura fue apoyada por la enseñanza sobre la sucesión apostólica, donde un obispo se convierte en el sucesor espiritual del obispo anterior en una línea que se remonta a los propios apóstoles.

[cita requerida] En el transcurso del siglo II, esta estructura organizativa se hizo universal y sigue utilizándose en las iglesias católica, ortodoxa y anglicana, así como en algunas denominaciones protestantes.

El Papa Dámaso I le había pedido que hiciera una nueva traducción de las escrituras.

(Jerónimo sirvió entonces como secretario confidencial del Papa durante los tres años siguientes antes de dirigirse a Belén.

Estas cartas fueron conocidas como 'decretals' desde al menos la época del papa Siricio (384-399) hasta León I. Proporcionaban directrices generales a seguir que más tarde se incorporarían al derecho canónico.

El papa Siricio declaró que ningún obispo podía tomar posesión de su cargo sin su conocimiento.

Tampoco los demás Apóstoles proceden individualmente por su cuenta; y cualquiera que quisiera establecer otra cátedra en oposición a esa única cátedra sería, por ese mismo hecho, un cismático y un pecador".

Desde la época del Papa Dámaso I, el texto de RSVCE ("Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia") se utiliza para apoyar la primacía romana.

[32]​ Roma no era la única ciudad que podía reclamar un papel especial en la Iglesia de Cristo.

Es importante señalar, sin embargo, que las tres principales sedes apostólicas de la Iglesia primitiva (es decir, Antioquía, Alejandría y Roma)[cita requerida] reivindicaron un origen relacionado con Pedro, de ahí el término sedes petrinas.

Entonces, el emperador Focas escribe mediante un decreto imperial del gobierno romano, proclama a Bonifacio III como "Jefe de todas las Iglesias" y "Obispo Universal".

[cita requerida] El Segundo Concilio de Lyon fue convocado para dar curso a una promesa del emperador bizantino Miguel VIII Palaiologos de reunir a la iglesia oriental con la occidental.

[39]​ Deseando poner fin al Gran Cisma que dividía a Roma y Constantinopla, Gregorio X había enviado una embajada a Miguel VIII Paleólogo, que había reconquistado Constantinopla.

Hasta el día de hoy es vilipendiado por muchos en la Iglesia Oriental como un traidor a la Ortodoxia.

La primacía del romano pontífice fue nuevamente desafiada en 1517 cuando Martín Lutero comenzó a predicar contra varias prácticas de la Iglesia Católica, incluyendo los abusos relacionados con las indulgencias.

Cuando el Papa León X se negó a apoyar la posición de Lutero, éste propuso una "iglesia invisible" (es decir, un grupo que incluía a los cristianos que no pertenecían de manera visible a la Iglesia Católica Romana) y finalmente llamó al papa el Anticristo.

[cita requerida] La Iglesia Católica en Inglaterra, por ley del Parlamento, también se separó legalmente de la Iglesia Católica Romana en esta época, por razones políticas y matrimoniales y apelando a principios teológicos.

El cristianismo había estado en Inglaterra desde la ocupación militar romana, siendo anterior a las reivindicaciones de primacía del obispo de Roma que siglos más tarde habían llegado a ser aceptadas en Inglaterra.

[40]​ El Vaticano I rechazó las ideas de que los decretos papales no tienen "ninguna fuerza o valor a menos que sean confirmados por una orden del poder secular" y que las decisiones del papa pueden ser apeladas a un concilio ecuménico "como a una autoridad superior al Romano Pontífice."

Paul Collins sostiene que "(la doctrina de la primacía papal tal como fue formulada por el Concilio Vaticano I) ha conducido al ejercicio de un poder papal sin trabas y se ha convertido en un importante escollo en las relaciones ecuménicas con los ortodoxos (que consideran la definición como una herejía) y los protestantes.

Más bien, al gobernar sus iglesias locales son "vicarios y legados de Cristo".

Irenaeus compiló una lista de la sucesión papal, incluyendo los sucesores inmediatos de Pedro y Pablo
Antigua ilustración manuscrita del Concilio de Constantinopla