Ello no es óbice para que la población siga siendo ampliamente conocida por su nombre en español, Fuenterrabía.
Desde hace un par de décadas, sin embargo, ese apelativo ha ido ganando popularidad entre los jóvenes.
En la actualidad, al nombrar la ciudad coloquialmente tanto en euskera como en castellano, sus habitantes más mayores la llaman Hondárbia u Hondárbiya[5] (con fuerte acento), y desde aproximadamente mediados de los años ochenta del siglo pasado, los adultos y la juventud de la ciudad la denomina coloquialmente Honddarbi (pronunciación aproximada Honyarbi).
Por el noroeste, el panorama cambia totalmente, ya que se encuentra la mole del monte Jaizquíbel.
Por el sur cae de forma bastante escarpada hacia la zona baja del municipio antes comentada.
Fuenterrabía cuenta con una gran playa, situada entre el cabo Higuer y el pueblo, que es el vestigio de los arenales que antaño ocupaban gran parte de la zona, actualmente limitado por un espigón diseñado por el prestigioso ingeniero Ramón Iribarren.
Ánforas y otros restos descubiertos sugieren que durante la época romana fuera un fondeadero de naves.
Es necesario aclarar que anteriormente ya existía un núcleo poblacional seguramente desarrollado, como acredita el fuero concedido en el año 1180 por el rey Sancho el Sabio de Navarra a San Sebastián, donde la población aparecía nombrada como Undarribia.
Por un lado permitía establecer contacto terrestre entre el Reino de Castilla y el Reino de Francia, estado en el que los monarcas castellanos contaban con feudos e importantes intereses; por otro lado permitía estrangular la salida natural de Navarra al mar a través del río Bidasoa y, por último, brindaba a Castilla un nuevo puerto marítimo y un control sobre Francia.
La localidad fue amurallada (las murallas aún se conservan hoy en día) y sufrió numerosos asedios a lo largo de su historia.
Como lugar neutral para el acto se eligió la llamada isla de los Faisanes, en medio del Bidasoa.
El pintor Velázquez, que entonces tenía 60 años de edad, supervisó la preparación del recinto y regresó agotado a Madrid, falleciendo poco después.
Fuenterrabía sigue teniendo un puerto pesquero activo, el de mayor importancia en Guipúzcoa junto con el de Guetaria, aunque el sector está sometido a una fuerte crisis desde hace décadas que hace que su importancia vaya decreciendo poco a poco.
Actualmente, sin embargo, las actividades del puerto pesquero se han trasladado al denominado puerto refugio, ubicado en las inmediaciones del Cabo de Higuer y a cierta distancia del pueblo, cuyas instalaciones han sido ampliadas y modernizadas en los últimos años, para permitir que toda la actividad pesquera se concentrara aquí.
Este voto no se limita sólo al Alarde, sino que se inicia con la novena a la Virgen de Guadalupe y culmina el día 10 con el acto religioso en memoria de todos aquellos que fallecieron en el asedio.
Dichas celebraciones constituyen una manifestación cultural hondamente sentida y vivida por el pueblo de Fuenterrabía.
El Alarde tradicional es actualmente una organización popular privada que toma forma jurídica de Fundación.
En el casco histórico de la ciudad se ha rehabilitado el antiguo polvorín que databa del siglo XVII.
En la última década el judo con el Club Ama Guadalupekoa ha tenido una gran cantidad de medallistas nacionales en esta disciplina, así como en lucha.
Fuenterrabía cuenta con un campo de golf, en el que se creció el gran jugador hondarribitarra José María Olazábal, que es uno de los mejores golfistas del mundo, polideportivo, frontón cubierto y con un puerto deportivo, donde dio sus primeros paseos en barco el medallista olímpico en Atenas Iker Martínez.