La clasificación más extendida fue la presentada por Ángel Lulio Cabrera, quien estableció en 1976 trece provincias fitogeográficas basándose en la distribución geográfica de los taxones.
Estas regiones fueron muy útiles y se consideran un estándar, aunque los límites exactos pueden variar entre autores.
Argentina formaría parte de los reinos Neotropical y Antártico: en la región Antártica se encontrarían elementos florísticos originados en la Antártida geográfica en la época en que se fragmentaba la antigua Gondwana por lo que de alguna forma conecta a la Argentina con Australia (por ejemplo el género Nothofagus se originó en Antártida en esa época y es compartido con Australia), siendo hoy un continente demasiado frío como para albergar la flora que se originó en él.
Uno de los primeros agrónomos argentinos en utilizar una clasificación del territorio en forma fitogeográfica fue Lorenzo R. Parodi (1934)[2] Ángel Lulio Cabrera en su trabajo empezado en 1951[3] y corregido en sucesivas ediciones (1953,[4] 1958,[5] 1971,[6] 1976,[7] y en coautoría con Willink en 1973,[8] 1980[9]) retomó las regiones de Engler, para las cuales el territorio nacional quedaba casi en su totalidad en la región Neotropical (desde las selvas del norte hasta la Patagonia), mientras que sólo la Antártida, las islas Malvinas y Georgias del Sur, y un sector de las laderas del sur de los Andes, quedaban inmersos en la Región Antártica, es decir habían recibido los elementos florísticos de familias originadas en su momento en ese continente.
Estas regiones fueron subdivididas por Cabrera en dominios, provincias y distritos fitogeográficos, en sus trabajos explicitó que utilizaba los patrones de distribución geográfica de los taxones inferiores para decidir las divisiones, esto es, la distribución de las familias delimita regiones, los patrones formados por géneros y especies delimitan provincias y demás subterritorios.
Tahktajan en 1986[10]publicó una clasificación fitogeográfica mundial que, si bien tenía en su conocimiento los trabajos de Cabrera, difiere en forma significativa en la hipótesis de dónde termina la región Neotropical y dónde comienza la que él llamó "Holantártica", al contrario de Cabrera él ubica a la mayor parte del territorio argentino en el reino Holantártico.
Las principales especies de esta unidad son: cedro misionero, pino Paraná, guatambú blanco, laurel negro, cancharana y palmito, entre otras.
Desde allí, y a medida que asciende por las laderas, se presenta la selva montana.
Esta provincia fitogeográfica, caracterizada por la ausencia de ejemplares arbóreos, está constituida por fértiles suelos que han motivado el desarrollo de las mayores actividades agrícolas del país y del mundo.
El clima de esta unidad es muy riguroso y frío, con precipitaciones nivales en invierno.
La vegetación dominante es una estepa arbustiva muy abierta que se caracteriza por la presencia de individuos adaptados a la sequedad con raíces muy desarrolladas, tallos que acumulan agua, hojas reducidas o ausentes, etc.
La Provincia fitogeográfica Altoandina, también llamada desierto o Páramo andino, se diferencia climáticamente de la Puna por presentar con una condición de menor aridez, nieve la mayor parte del año y fuertes vientos.
La península Valdés en el Chubut fue asignada por Cabrera a este dominio como área aislada en todos sus mapas, excepto en los realizados en conjunto con Willink, publicados en 1973 y 1980, sobre la fitogeografía de América Latina, en donde la asignó a la provincia del Monte, difiriendo también el resto de los límites chubutenses entre ambas provincias.
Se subdivide en 6 distritos: Se extiende por la Antártida, el sur de América y Nueva Zelanda, sectores que formaron parte del extremo sur del supercontinente Gondwana.
Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
La vegetación se caracteriza por la presencia de la tundra, constituida por líquenes, musgos y algas.