Cortes de Burgos (1301)

[7]​ La coyuntura económica en Castilla era muy precaria debido, entre otros factores, a la gran hambruna que asoló el reino en 1301, originada, en opinión de diversos autores, por una sucesión de malas cosechas,[8]​ aunque otros afirman que, probablemente, el cronista exagera un poco al afirmar lo siguiente en la Crónica de Fernando IV:[9]​ Los representantes de los concejos concedieron cinco servicios al rey,[4]​ siendo cuatro de ellos destinados a pagar las soldadas de los nobles, y el quinto a pagar las bulas de legitimación y dispensa matrimonial que precisaba Fernando IV, quien iba a contraer matrimonio poco después con Constanza de Portugal, hija del rey Dionisio I de Portugal, y poco después la reina María de Molina envió una embajada al papa Bonifacio VIII, junto con 10 000 marcos de plata, para pagar los derechos de expedición de dichas bulas.[1]​ No obstante, el dinero concedido por las Cortes fue insuficiente para conseguir las bulas necesarias, y la reina María de Molina solicitó en préstamo a Guzmán el Bueno toda su plata labrada, cuyo valor ascendió a 1 500 000 maravedís, y como garantía por la devolución de dicho préstamo le entregó las villas de Marchena y Medina Sidonia.[10]​ Se conservan varias copias del ordenamiento de estas Cortes.[13]​ Y también se conservan las copias que fueron remitidas a los concejos de Palencia, Miranda de Ebro y Haro.En las Cortes de Burgos de 1301 se aprobaron una serie de medidas destinadas a favorecer el desarrollo comercial y a intentar paliar los efectos negativos producidos por la hambruna que estaba asolando el reino de Castilla,[30]​ y las medidas acordadas fueron las siguientes:
Vista de la ciudad de Burgos.
Vista del municipio de San Vicente de la Barquera. (Cantabria).