La Reserva Natural Corredor Ecológico del Noreste (CEN) se refiere a una zona designada como una reserva natural protegida ubicada en la costa noreste de Puerto Rico, entre los municipios de Luquillo y Fajardo.
En concreto, los terrenos que componen el CEN están situados entre la plaza del pueblo de Luquillo al oeste y el balneario Seven Seas hacia el este, está delimitada por la ruta PR # 3 hacia el sur y el Océano Atlántico al norte.
Después, en el 2013, el Gobernador Alejandro García-Padilla firmó una ley declarando como reserva natural todos los terrenos en el CEN.
Estas incluyen, entre otras, las especies en peligro de extinción por el gobierno federal como la paloma sabanera, el chorlo nevado (playero corredor), la boa puertorriqueña, la tortuga carey y el manatí antillano.
Por otro lado, el plan, argumentaron, dejaría desprotegidos 438 acres (177 hectáreas) de terrenos ecológicamente sensibles precisamente donde los desarrolladores habían propuesto construir megaresortes.
Esta decisión fue anulada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico poco después, una decisión que se tornó académica ya que una ley firmada en el 2012 protegió los terrenos públicos en el CEN (equivalente a 1,957 acres (792 hectáreas), o dos tercios de su designación original[5] y otra ley, firmada en el 2013, revistió con status de reserva natural al CEN en su totalidad.
A su juicio, los documentos oficiales presentados por los proponentes de los proyectos eran sustancialmente débiles e incompletas.
Estos grupos también sostuvieron que sendas DIA's no tuvieron en cuenta el acceso del público a la costa, ni sus impactos ambientales acumulativos, especialmente referente al suministro de agua, ya escasa, en la costa noreste de Puerto Rico.
Las entidades incluidas son: Sierra Club, National Wildlife Federation, Waterkeeper Alliance, Fundación Surfrider, Alianza Costera, y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
En mayo de 2013, ya con García Padilla en la gobernación, el DRNA compró unas 90 cuerdas en las que se proponía construir el Dos Mares Resort, colindantes con la finca Convento Norte y dentro del Corredor, al precio de $3.5 millones, en un esfuerzo conjunto, entre el DRNA y el Trust for Public Land.
En resumen, el precio promedio pagado por el DRNA, con fondos estatales y federales, en las cuatro transacciones fue de $54,000 la cuerda.
Con estos precedentes es que los proponentes de otro proyecto frustrado, Costa Serena, en Piñones, fueron a los tribunales para exigir un pago similar si el Gobierno finalmente decide expropiar los terrenos.
Los cambios en las precipitaciones, la temperatura y la altitud se observan en toda la zona constituyen uno de los gradientes ambientales más pronunciados en el Caribe.
[34] La vegetación natural se ha clasificado como la típica de los bosques secos, matorrales, pastizales y humedales.
Cuatrocientos ochenta y ocho especies contenidas en 96 familias de plantas se han descrito en el CEN.
Algunas de estas especies que se encuentran aquí son el almácigo (o indio desnudo) (Bursera simaruba), el roble blanco (Tabebuia heterophylla) y el ortegón (Coccoloba rugosa).
[36] El micro-clima cálido en el Corredor Ecológico del Noreste provee un caldo de cultivo ideal para hongos que, cuando se combinan con las algas, dan origen a líquenes.
Entre los líquenes foliáceos más prominentes se encuentran varias especies de la Parmotrema, Pyxine y el muy común género Physcia atrostriata.
Entre ellos los más destacados son especies dentro de los géneros Graphis, Arthonia, Glyphis, Opegrapha, Chrysothrix, Cryptothecia, y Trypethelium.
Una especie Bacidia se ha observado crecer en la hojarasca en algunas zonas del CEN, sobre todo en las colinas y otras áreas de mayor elevación.
[37] Muchas especies de mamíferos, aves, reptiles, y anfibios hacen su hogar en El Corredor Ecológico del Noreste.
La Laguna Grande, fuera del CEN, al oeste, es bioluminiscente todo el año, debido a la Pyrodinium bahamense.
A algunos especies como el dajao (o trucha de tierra caliente) (Agonostomus monticola), el olivo (Sicydium plumieri), la saga (Awaous tajasica), los camarones bocú (Macrobrachium spp.
[39] Tres familias de anfibios se encuentran en el CEN: Bufonidae, Ranidae, y Leptodactylidae, la más diversa.
De las 123 especies reportadas hasta la fecha, nueve son endémicas, 59 residentes, 39 migratorias y 16 introducidas.
Un total de 16 elementos críticos se cuentan en este grupo que incluye el pato silbador de las Indias Occidentales (o yaguasa de pico negro) (Dendrocygna arborea), el pato cariblanco (Anas bahamensis), el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), playerito (o playero melódico) (Charadrius melodus), charrán rosado (Sterna dougallii), la focha caribeña (o piciplata) (Fulica caribaea), la paloma sabanera (Patagioenas inornata wetmorei) que es endémica y la paloma coroniblanca (Patagioenas leucocephala).
Gatos (Felis silvestris catus) y ratas (Rattus norvegicus) también se han observado en los terrenos del CEN.
Los cambios en la precipitación, la elevación y la temperatura observada en esta zona constituye uno de los gradientes ambientales más eclécticos en todo el Caribe.
Ellos han sido sujetos a grandes disturbios en Puerto Rico, por lo que es difícil de encontrar rodales naturales.
Las especies endémicas como el múcaro puertorriqueño (Megascops nudipes) regularmente habitan en esta asociación vegetal[31].