Castillo de los Este

Durante los siglos XV y XVI albergó una extraordinaria colección de pinturas, que luego se dispersó.

Llegaron luego largos años de luchas feroces, pero al final del siglo XIII se podría decir que el poder Estense estaba definitivamente consolidado.

Nicolás III de Este fue el fundador del prestigio internacional de los Este: hábil político y astuto diplomático, fue elegido como árbitro en numerosas disputas entre Estados y en 1438 acogió el Concilio Ecuménico.

Por estos orígenes ilegítimos, el papa Clemente VIII rechazó al nuevo duque y pretendió la “restitución” de la ciudad a la iglesia.

Imposible nombrar todos los personajes que la frecuentaron, basta recordar algunos de los artistas más importantes.

Entre los literatos Francesco Petrarca, Guarino Veronese, Matteo Maria Boiardo, Ludovico Ariosto, Battista Guarini, Giovan Battista Giraldi Cinzio (sobre cuyas obras se inspiró Shakespeare) y el autor de la Gerusalemme liberata, Torquato Tasso.

La pintura tuvo un gran impulso con las visitas de Pisanello, Piero della Francesca y Rogier van der Weyden; se desarrolló una escuela local y continuaron las visitas de artistas importantes.

Por la corte trabajaron Cosmé Tura, Ercole Ferrarese, Francesco del Cossa, Lorenzo Costa, Tiziano, Dosso Dossi, Garofalo, Girolamo da Carpi.

La ciudad se expandió y las murallas fueron trasladadas, el castillo perdió su función defensiva y se empezaron a construir apartamentos en su interior, considerándolo ya como un apéndice del Palacio de Corte.

Rodeado por un foso, tiene tres entradas con puentes levadizos, precedidos de revellines en mampostería.

La cuarta entrada, hacia el este, fue sacrificada para dejar sitio a las cocinas.

La parte más baja del edificio aún recuerda a una fortaleza medieval; mientras que en la parte superior Carpi sustituyó el almenaje por elegantes terrazas de piedra blanca, elevando luego la construcción un piso, cubierto por un tejado en declive.

El patio, hoy día bastante austero, estaba pintado al fresco, como se ve aún en algunas partes.

En particular, arriba estaban retratados todos los antepasados (verdaderos y legendarios) de los Estensi: los únicos frescos supervivientes, bastante derruidos pero legibles, han sido destacados y puestos bajo el pórtico en el lado este del patio.

El revellín este del castillo fue utilizado, agrandándolo, para alojar las cocinas de la corte.

En el segundo ambiente, mucho más ancho y luminoso, han sido reconstruidos algunos hornos.

Pasaron algunos días y en los campos cerca del Palacio de Belriguardo los dos hermanos se encontraron.

La cruel orden no fue terminada, pero Julio fue golpeado a sangre y perdió el uso de un ojo.

Desde aquel momento empezó a tramar la muerte de Hipólito y para lograrlo, en su intento juntó sus esfuerzos a los de otro hermano, Fernando, que ambicionaba eliminar al duque para tomar su posición.

Los dos jóvenes fueron descubiertos, sometidos a un rápido juicio y al final decapitados.

Subida una breve escalinata moderna, se llega en un luminoso ambiente, Las Cortes, donde quedan pocos rastros de decoración.

Pequeño ambiente de elegantes líneas geométricas, estaba destinado a las oraciones privadas.

Los grandes espejos que caracterizan esta sala y las dos siguientes fueron requeridos por la curadora de la restauración, Gae Aulenti, en memoria del nombre de estos ambientes recordados en los documentos como “Apartamento del espejo”.

Presenta una decoración tardía, con techo neo-renacentista; en el friso se encuentran las representaciones de los signos zodiacales.

Al final de la plaza principal (a la derecha se ve la catedral, a la izquierda el palacio ducal detrás del cual aparecen las torres del castillo) se ve una puerta que la cierra.

Arriba, en cambio, se ve una segunda y amplia fortificación que rodea una zona escasamente poblada.

Ferrara está aquí retratada al final del siglo XV, cuando el arquitecto Biagio Rossetti había empezado el engrandecimiento de la ciudad deseado por Hércules I de Este (addizione Erculea) y la nueva fortificación ya había sido erigida al norte, mientras aquella vieja esperaba a ser demolida.

En principio, sobre las paredes estaban pintados al fresco panoramas de las ciudades del ducado.

Otras representaciones mitológicas se encuentran en los otros recuadros: todo tiene que ser leído como una celebración del príncipe y de su buen gobierno.

Utilizada como sala de acogida cuando aquí se encontraba la Residencia del Prefecto, está ricamente decorada con grutescas neo-renacentistas.

Vista del castillo.
Ercole I.
Alfonso I.
Puente levadizo en la fachada oeste.
Sala gótica.
Celda de Parisina.
El jardín de los naranjos.
Escena de juegos infantiles.
Salón de juegos.