Sin embargo, Luis XII, ignorando su deseo, se lo concedió a su heredero, Francisco I.
[1] Al quedar huérfana a temprana edad, fue educada por la fiel señora de Soubise.
Finalmente, Renata fue arrestada como hereje y declaró la pérdida de todas sus posesiones a menos que ella se retractara.
Ella resistió firmemente por algún tiempo, hasta que le quitaron a sus dos hijas, supuestamente para siempre.
Entonces, como condición para reunirse con sus hijos, tuvo que retractarse y abjurar de su fe protestante.