El vocablo latino fue influido por minium, ‘minio, cinabrio’, supuestamente de origen ibérico.
[8] Aunque el color de esta laca era muy admirado, el pintor protorrenacentista Cennino Cennini desconfiaba de ella: Este pigmento perdió importancia y fue cayendo en desuso al introducirse en Europa el carmín de la cochinilla americana, aunque la recolección del quermes continuó durante varios siglos.
[11] En Europa se han usado de manera similar al quermes las cochinillas Porphyrophora polonica y otras.
[14] Al igual que con el quermes, con el carmín de cochinilla americana es posible pintar, pero da un color inestable ante la luz.
También se han indicado usos medicinales para la cochinilla, y ciertamente en la medicina popular americana tiene varios usos, no solo en México, sino también entre los quechuas del Perú.
[13] Como el carmín de cochinilla es costoso, se lo suele sustituir con colorantes sintéticos.
Un sustituto del carmín de origen animal ampliamente utilizado es el rojo cochinilla A, Ponceau 4R o escarlata Victoria 4R, un colorante con el número E124.
Se trata de un derivado azoico del petróleo, más barato que el carmín natural.