Fue una batalla no planificada por parte de las fuerzas patriotas del tucumano coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid y las fuerzas gauchas tarijeñas del chileno teniente coronel Francisco Pérez de Uriondo, contra las fuerzas realistas al mando del comandante coronel Mateo Ramírez.A fines de 1816 empezó una nueva retoma española al territorio rioplatense, el realista Melchor José Lavin —José Melchor Lavín o, Levín— había llegado a Tarija con sus tropas y, se enfrentó al teniente coronel y gobernador de Tarija, Francisco Pérez de Uriondo, quien organizó distintos ataques a Melchor Lavín, a mediados del año Melchor Lavín fue nombrado gobernador.Ocupada la provincia de Tarija por numerosas fuerzas realistas, todos los independentistas se encontraron desorientados y, se intentaron organizar por las zonas de Sella, Salinas, Bermejo y Padcaya.Por la tarde llegó allí un oficial de milicias tucumanas conduciendo 74 caballos y ninguna mula, con una nota de Belgrano expresándole que eran los únicos que había podido reunir.Este prematuro ataque alarmó al ejército realista, que tomó precauciones.Estos se encontraron con Lamadrid entre las 15:00 y 16:00 de la tarde, este fue informado de lo sucedido y acontecido, Lamadrid y Uriondo organizaron a los gauchos tucumanos-tarijeños para empezar sus movimientos, Mateo Ramírez al enterarse pensó que eran algunos gauchos comandados por Uriondo (quien había partido con sus fuerzas desde San Ramón de la Nueva Orán hacia Tarija), aproximadamente a las 18:00 decidió enfrentarlos en manera de desdén, por lo que el Cnel.Ramírez al estar cruzando el río Guadalquivir, observó el despliegue de los gauchos y se dio cuenta de que no eran fuerzas irregulares, Lamadrid ordenó que se montasen los cañones y desplegó su infantería en batalla, rompiendo inmediatamente el fuego y combatiendo a los realistas, por las inmediaciones del Guadalquivir y los callejones al Portal del Gallinazo; al sentir los tiros de cañón y ver el despliegue de la infantería, Ramírez, repasando el río, la caballería independentista lo cargó con denuedo logrando que entren al centro de la ciudad, en la Plaza Mayor y el Cuartel —Cabildo—, cuales estaban protegida por las trincheras (colocadas por órdenes De la Serna en 1816).Cainzo fue recibido en la plaza, regresó luego con la siguiente contestación de rechazo que decía:Los gauchos montoneros tarijeños que estaban abriendo fuego, también estaban comandados por los caudillos José María Avilés, Manuel Rojas, Juan Esteban Garay, Matías Guerrero Juan Ignacio Mendieta, Joaquín Tejerina, Eustaquio Méndez, Manuel Cainzo, entre otros caudillos que estaban comandados por el caudillo Francisco de Uriondo; los independentistas lograron capturar a los mensajeros despachados con pedidos de ayuda hacia las divisiones ubicadas en el valle de Concepción y a Cinti (actual Camargo),[5] mandada esta última por el presidente del Alto Perú, el brigadier de Marina José Pascual de Vivero Salavarria.Al rayar el alba, Lamadrid recorría personalmente las trincheras sitiadas, para proceder al asalto reuniéndose nuevamente con los gauchos para atacar, recibió el aviso de que un destacamento de tropas avanzaba y que ya estaban en Tolomosa.Entonces se envió a Llorenti en busca de la 1ª compañía de húsares al mando del capitán Mariano García y cargó sable; comprendió Lamadrid que volver las espaldas en espera del refuerzo pedido era desanimar a sus soldados, que nunca lo habían visto sino cargando en primera línea, y así, ordenó a Lugones que con 14 hombres ataque por la izquierda, y con los otros a Cainzo cargue por la derecha, y Lamadrid con el resto por el centro dando la voz de: «Carabinas a la espalda, sable en mano y a degüello», de esa manera se lanzó sobre los enemigos mandados por Malacabeza.–Que entren en la Plaza solo las tropas de línea, que eviten todo desorden en el pueblo.Pueyrredón ordena que se publique los documentos a la Gazeta Extraordinaria de Buenos-Ayres.[10] Parte del Comandante Madrid al Capitán General Manuel Belgrano desde Tarija en 18 de abril.En seguida se montó la artillería y rompió el fuego, mi Segundo el Sargento Mayor don Antonio Giles, con tan buen acierto, que a los 6 tiros logró desalojar a los que ocupaban las barrancas del río que nos dividía, con cuyo motivo, mandé cesar el fuego, y dirigí por medio de mí Ayudante don Manuel Cainzo, un oficio al Comandante enemigo, intimándole rendición, de cuyo contenido y contestación impondrá a Vuestra Excelencia, mi Número 27, como igualmente del que pasé después, y su contesto: vista la primera, ordené al Capitán de la 2º de Húsares don Mariano García marchase al Alto de San Juan, y reunido a Ferreira, que se hallaba situado en aquel punto, la sostuviese a toda costa; al Capitán don Francisco Pombo de Otero, que echando pie a tierra con su Compañía, se situase sobre la barranca del río; al de la misma clase, don Manuel Segovia con la suya y una pieza de Artillería, ocupara los corrales llamados del Matadero, al oeste del pueblo, distante 3 cuadras de la Plaza, lo que ejecutaron todos con la mayor bizarría, haciendo abandonar las primeras trincheras en todos los puntos, y entrándose hasta muy cerca de la Plaza, lo que también ejecutaron los Capitanes Toro, Colet y Carrasco, por los que se destinó.En esta posición me tomó la noche, y habiéndome dado parte el Mayor Giles de los puntos que ocupaban dichas Divisiones, marché con una escolta que había nombrado para reserva, compuesta de 20 Húsares, 12 Infantes y 4 Dragones, al Campo de Las Carreras, llevando la otra pieza de Artillería que ya se había inutilizado, y ordené abandonaran las posiciones tomadas para evitar que con la noche pudiesen desordenarse los soldados viéndose dentro del pueblo, mandando al Capitán Otero con García y Ferreira ocupar mi primera posición en la Puerta de Gallinazo, cubriendo con Partidas aquel costado, y haciendo replegar a la mía.Nuestra pérdida en los días 14 y 15 que duró el sitio, consiste en la de un balazo que recibió el bravo Porta Estandarte interino, Cadete don Carlos González al llevar una orden y 3 soldados heridos levemente, a excepción de uno, que corre riesgo.La bravura de todos los Oficiales y tropa les hace acreedores a la especial consideración de Vuestra Excelencia, pues desde que tengo el honor de militar bajo las Banderas de la Patria, aseguro a Vuestra Excelencia, que no he visto batirse jamás con igual energía, porque todos a porfía se han distinguido en cuántos puntos han sido destinados.El día 14 se combatió contra los realistas y tomaron Tarija y, por la noche capturaron a emisarios realistas, cual acontecimiento estaría presente Méndez junto a los demás caudillos.[14][15] También, según documentos, Eustaquio Méndez contaba con ambas manos, ya que fue en agosto de 1818 donde fue dado la orden a Antonio Vigil de que se le cortase la mano derecha a Méndez.
Coronel, Gregorio Aráoz de Lamadrid (Tucumán, Argentina), tenía 21 años en abril de 1817.
Capitán, Lorenzo Lugones (Santiago del Estero, Argentina), tenía 20 años en abril de 1817.