Warnes, reunido en Consejo de Guerra, evaluó la débil resistencia que tendría en Abapó el coronel Blanco y estudió la posibilidad de que Santa Cruz fuera invadida.
Según Durán Canelas, Cuestas al momento de ser fusilado se negó a que se le vendasen los ojos diciendo: En el campamento patriota de Florida, el coronel Arenales intentó imponer cierto mayor rango al coronel Ignacio Warnes, quien era el gobernador del territorio y aportaba con mayor tropa.
Warnes, por su lado, en ocho meses había logrado organizar un ejército formal de 1000 hombres, pero que aún no estaban todos fogueados y tampoco totalmente convencidos, en medio de una guerra política interna que trataba de disminuirlo, mientras que el enemigo lo amenazaba y Arenales lo presionaba.
Por esta razón llegó a Florida con al menos 500 hombres, según el análisis de su correspondencia con Arenales.
Más dos piezas de artillería y auxiliares, que sumaban al menos 300.
Los patriotas contaban al menos con 900 hombres en pie de guerra, más auxiliares.
No fue posible alcanzar la margen norte del río Piraí, por parte del jefe realista sino hasta el mediodía, carente de datos ciertos sobre el dispositivo adversario ante la imposibilidad de su caballería para proveerle información fidedigna.
Derrotadas las fuerzas de Blanco, retrocedieron maltrechas hacia el pueblo, ocupando la plaza central del mismo, para intentar desde ese lugar reorganizarse y ofrecer una buena resistencia.
Durante la batalla de la Florida ambos comandantes contendientes, Warnes -por los patriotas- y Blanco -por los realistas-, montados en sus caballos, se arremetieron violentamente varias veces a punta de sable, resultando la suerte favorable al líder patriota, quien acabó por dar muerte a Blanco tras varias heridas de corte y punta (en la pierna y otras partes del cuerpo).
Inmediatamente desplegando en Batalla adelantó sus guerrillas por los dos costados, como a tomarnos la espalda: rompió fuego con sus dos piezas de artillería de a cuatro, y en seguida salió avanzando con fuego toda la línea, a cuyo tiempo mandé romper el de mi artillería, que lo hizo vivamente y con acierto por encima de la infantería atrincherada, mientras ésta, se estaba sin hacer movimiento, como se la había prevenido: cargaba el enemigo sobre nosotros, ya a entrar en la playa, y sus guerrillas pasándola, y a esta sazón mandé con una descarga general, y cartucho en el cañón avanzase al paso de ataque nuestra infantería sobre el enemigo, para lo cual, se suspendió el fuego de artillería.
Este fue que del enemigo murieron más de cien hombres; según la exacta cuenta en el recojo de cadáveres, sin contar con los que en los inmensos montes han perecido, según varias noticias posteriores, pues aún toda la oficialidad inclusive el mandón, no escaparon sino tres: un capitán Delgadillo; un capitán navajas; y un Sejas vallegrandino.
Sin embargo, con ello Ignacio Warnes también ascendió a general, aunque no hubo quien le hiciera los honores del caso.