La Real Capilla, construida en el siglo XVII para albergar los restos del santo, era considerada como el primer monumento del barroco valenciano en orden de tiempo y mérito.Sin embargo, la antigua iglesia conventual y la capilla barroca fueron destruidas por un incendio provocado en 1936 en el transcurso de la guerra civil española.Sí está terminada la nueva Real Capilla, inaugurada en 1992 por el rey Juan Carlos I de España.Los franciscanos descalzos alcantarinos se instalaron en la ermita en noviembre de 1578 y procedieron a la ampliación de la misma y a la construcción del nuevo convento, eso sí, respetando la dedicación de la capilla a la Virgen del Rosario.[2] La fama y repercusión de este monasterio es debida al fraile alcantarino san Pascual Baylón.Este ya había visitado el monasterio en 1587 pero fue destinado a Villarreal en 1589, donde viviría hasta su muerte en 1592.Durante este periodo, los restos del santo abandonaron el santuario, concretamente el 30 de julio de 1960, cuando fueron llevadas a Múnich para el Congreso Eucarístico celebrado en la ciudad alemana; las reliquias fueron llevadas en un relicario obra de Julio Fuster.[3] Cuando los frailes alcantarinos se instalaron en la ermita del Rosario en 1578, éstos procedieron a la construcción de una iglesia para el convento.Sobre los restos del incendio se construyó el nuevo "Templo Votivo Eucarístico Internacional".En el primero de ellos desde la puerta principal se encontraba un coro alto.[2][3] El altar mayor estaba dedicado a la Virgen del Rosario, a quien estaba dedicada la ermita original en la que se instalaron los frailes.Cuando en 1674 el papa Clemente X promovió el proceso de canonización del ya beato Pascual Baylón, el Consejo municipal de Villarreal y la comunidad de alcantarinos decidió construir una capilla junto a la iglesia del convento donde alojar en una urna los restos del fraile.El amplio recinto de la capilla, enriquecido con el tiempo, tenía los muros decorados con pinturas esgrafiadas, paneles cerámicos con motivos vegetales y zócalos con motivos eucarísticos.Al camarín posterior se accedía gracias a unas escaleras laterales, lugar con decoración barroca en el que se podía observar y venerar el cuerpo del santo alcantarino.Tras el incendio, algunos fieles recuperaron las reliquias del santo que se habían salvado y fueron guardadas en la iglesia arciprestal de San Jaime.[4] Allí permanecieron hasta 1952, cuando en la celda del convento en la que vivió el santo se habilitó un camarín y donde en una urna de plata, sustentada por un grupo escultórico obra de José Ortells, se depositaron los restos que quedaban del santo.El sepulcro, es una estatua yacente del santo labrada en 300 kg de plata y con una base de granito con dos escalones y que permiten a los fieles acercarse al mismo.En la calle izquierda se encuentran san Juan de Ribera y los beatos Nicolás Factor y Andrés Hibernón, compañero de san Pascual, en el panel inferior, y a santa Clara, san Francisco de Asís y san Pedro de Alcántara en el panel superior.En el ábside frontal se encuentran las escenas: "San Pascual ejerciendo la caridad", "Las exequias del Santo" y "Entrevista del padre Ximénez con Felipe II para promover la canonización de san Pascual".Las cuatro restantes campanas de esta torre están fijas y suenan mediante electromartillo.La bendición de la capilla fue efectuada por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, persona muy ligada a la ciudad y natural de la vecina Burriana.En 1845, fueron la reina Isabel II de España, su madre María Cristina y la infanta Luisa Fernanda, quienes de camino a Barcelona visitaron el santuario.Ese mismo año visitó el santuario Mario Tagliaferri, Nuncio del papa, quien participó el día 16 de mayo en la tradicional ofrenda de flores a san Pascual y en el encendido de la foguerà ("hoguera") y presidió la misa solemne el día 17, día de la festividad del santo, al mismo tiempo que inauguraba así el XLV Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Sevilla.
Pouet del Sant
en la sala museo del mismo nombre
Sepulcro de San Pascual Baylón, obra en plata de Vicente Lloréns Poy
Retablo de San Pascual en la Real Capilla, obra del escultor villarrealense Vicente Lloréns Poy
El rey Juan Carlos I inauguró la Real Capilla en 1992, con motivo del IV Centenario de la muerte de san Pascual