Las sociedades distópicas aparecen en muchas obras de ficción y representaciones artísticas, particularmente en historias ambientadas en el futuro.
Algunos estudiosos, como Gregory Claeys y Lyman Tower Sargent, hacen ciertas distinciones entre sinónimos típicos de distopías.
[5] En su Dystopia: A Natural History (Oxford University Press, 2017), Claeys ofrece un enfoque más matizado e histórico de estas definiciones.
[6] El término utopía fue acuñado por Tomás Moro para describir una sociedad ideal, y por lo tanto inexistente: el término se origina en griego: οὐ ("no") y τόπος ("lugar"), que significa literalmente "no-lugar" o, como glosó Quevedo; "no hay tal lugar".
Se atribuye la primera utilización del término "distopía" que existe documentada a John Stuart Mill, en un discurso de una intervención parlamentaria en 1868.
[11][12] Si bien existieron obras catalogadas como distópicas con anterioridad, se podría deducir claramente que el inicio de dicho género literario empezó con la obra Nosotros del escritor ruso Zamiatin[13] (1924) cuyo libro pudo haber inspirado fuertemente a los tres célebres escritores antes citados.
[1] Surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos.
Otras más recientes son obras de ciencia ficción ambientadas en un futuro cercano y etiquetadas como ciberpunk, que utilizan una ambientación distópica en que el mundo se encuentra coercitivamente dominado por las grandes transnacionales capitalistas con altos grados de sofisticación tecnológica y carácter represivo.
Estas distopías suelen estar pensadas para advertir sobre los riesgos de la manipulación mediática o política.
[17] Es preciso señalar que, contrariamente a como se afirma en varios ámbitos, la distopía no es una predicción política, sino una sátira del presente.
Los espías son predominantes en 1984, con telepantallas que dan los comunicados y además, transmiten hasta el más mínimo detalle de los hogares.
Así, se les otorga a los ciudadanos un horario para cumplir, incluyendo para mantener relaciones sexuales.
Pero por sobre todo prevalece un culto a la masculinidad y la marginación femenina, ha sido uno de los libros "pioneros en crítica feminista".
[17] En Todos sobre Zanzibar de John Brunner, publicado en 1968, enfrenta la contaminación y la superpoblación es tal que las personas pagan por estar un tiempo a solas.